miércoles, 13 de abril de 2011

7ª Estacion VIA CRUCIS-2011


La Cuaresma es un camino de santidad que nos lleva a la Pascua. Jesús es nuestro compañero de viaje, el que nos señala el horizonte a seguir a través de las Sagradas Escrituras y con el modelo de su propia vida, entregada para la salvación de toda la Humanidad.

El ejercicio del Vía Crucis nos adentra en el sustrato religioso que anida oculto en el corazón de todo hombre y mujer, y que despierta cuando los fracasos, la soberbia herida y la propia impotencia dejan paso al protagonismo de Dios, que endereza nuestro rumbo torcido si nos dejamos interpelar por Él.

Vivamos este Vía Crucis de dolor y esperanza concentrándonos brevemente en el misterio del sufrimiento.



En varias escenas de la película: “Los últimos días de Jesús”, de Mel Gibson, aparece la figura metafórica del diablo que tienta a Jesús en cada dificultad, para que abandone, pues no merece la pena tanto dolor para cosechar un fracaso estrepitoso.

Así desfilan imágenes de las tentaciones en el desierto, la prolongada flagelación o la ascensión al Gólgota.

Con ello ha querido resaltar el triunfo de la gracia sobre el pecado y del bien sobre el mal, que persigue toda la predicación de Jesús.

La conciencia de su compromiso da vigor a Jesús para levantarse de nuevo cuando se halla exhausto y sin fuerzas.

Hasta en esos momentos decisivos se mantiene firme y confiado en el Padre.

“Velad y orad - les había recordado a sus discípulos - para no caer en la tentación!” .

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