viernes, 16 de abril de 2010

Introducción VÍA LUCÍS

Iniciamos hoy día 16 de abril el rezo del VÍA LUCÍS, que es la efusión del Espíritu Santo y su actuación maravillosa, por ello comenamos con la historia del VIA LUCÍS, como se inicio y cuando, continuaremos como la forma de rezarlo y desde el día 17 hasta el 30de abril, recorreremos todas las estaciones (una por día), confío que sea de vuestro agrado y os ayude a vivir LA PASCUA.

VÍA LUCÍS

¿POR QUÉ EL VÍA LUCÍS?

Las estaciones de la Resurrección, también conocidas por su nombre latino, Vía Lucís ("Camino de la Luz"), son una forma de devoción cristiana que fomenta la meditación sobre la Resurrección de Jesucristo y algunas de las apariciones de Jesús resucitado y otros episodios registrados en el Nuevo Testamento.

Las estaciones de la Resurrección complementan las Estaciones de la Cruz, o Vía Crucis (el término Vía Lucís intencionalmente lo recuerda), una tradicional devoción católica que conmemora la Pasión de Jesús. A diferencia de la forma tradicional de las Estaciones de la Cruz aunque en común con la forma de revisión presentado por el papa Juan Pablo II el viernes Santo de 1991, todas las estaciones de la Resurrección se basan en hechos registrados en los cuatro evangelios y en los Hechos de los Apóstoles.

Al igual que con las Estaciones de la Cruz, la devoción no tiene forma fija, pero normalmente incluye para cada estación una lectura de la Escritura, una breve meditación, y una oración. Donde una serie de imágenes se utiliza para ayudar a la devoción, que tiene la forma de una procesión, con el paso de una estación a la siguiente que a veces viene acompañada por el canto de uno o más versos de un himno.

HISTORIA

En el esquema tradicional de las Estaciones de la Cruz, la última es la sepultura de Jesús. Aunque esto constituye una conclusión lógica para el Vía Crucis, no ha sido satisfactorio como un punto final de la meditación sobre el misterio pascual, que según la doctrina cristiana culmina en, y es incompleta sin la Resurrección (véase, por ejemplo, 1° Corintios 15,17-20). Por esta razón, la décimo quinta estación, que representa la resurrección, a veces se añade a la Estaciones de la Cruz. Incluso esta práctica, sin embargo, ha sido objeto de críticas como insuficiente representación de la doble dinámica del misterio pascual: el sufrimiento y la muerte de Jesús, por un lado, y por el otro su resurrección y glorificación.
En el verano de 1988, el Padre Sabino Palumbieri, Profesor de Antropología en la Universidad Salesiana de Roma, propuso la creación de un nuevo conjunto de las estaciones, centrado en la Resurrección y los acontecimientos posteriores de la misma, a fin de hacer hincapié en lo positivo, la esperanza de la historia cristiana que, aunque no ausentes de las Estaciones de la Cruz, está oculto por su énfasis en el sufrimiento. La primera gran celebración pública de esta devoción fue en 1990, tras lo cual ganó un mayor valor.

En diciembre de 2001, la Santa Sede promulgó un Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, que elogió el Vía Lucís de la siguiente manera:
Un piadoso ejercicio del llamado vía lucís se ha desarrollado y extendido a muchas regiones en los últimos años. Siguiendo el modelo del VIA CRUCIS, los fieles meditan sobre las diversas apariciones de Jesús - de su Resurrección a su Ascensión - en las que muestra su gloria a los discípulos que esperaban la venida del Espíritu Santo (cf. Jn 14, 26, 16, 13-15; Lc 24, 49), el fortalecimiento de su fe, sometidos a la finalización de su enseñanza sobre el Reino y definirse con mayor precisión la estructura sacramental y jerárquica de la Iglesia.

A través del vía lucís, los fieles recuerdan el acontecimiento central de la fe - la Resurrección de Cristo - y su discipulado en virtud del Bautismo, el sacramento pascual por el que han pasado de las tinieblas del pecado a la brillante luminosidad de la luz de la gracia (Cf. Col 1, 13; Ef. 5, 8).

Durante siglos, el vía crucis involucraba a los fieles en la Semana Santa, sobre todo en la Pasión, y ayudó a fijar los aspectos más importantes en su mente. Análogamente, el vía lucís, cuando se celebra con fidelidad al texto evangélico, puede transmitir eficazmente a los fieles la comprensión del segundo momento del evento pascual, es decir, la Resurrección del Señor.

El vía lucís es potencialmente una excelente pedagogía de la fe, ya que "per crucem ad lucem" [a través de la cruz (uno viene) a la luz]. Usando la metáfora de un viaje, el vía lucís pasa de la experiencia del sufrimiento, que en el plan de Dios es parte de la vida, a la esperanza de llegar al verdadero fin del hombre: la liberación, la alegría y la paz que son esencialmente valores de la Pascua. El vía lucís es un estímulo potencial para la restauración de una "cultura de la vida", que está abierta a la esperanza y la certeza que ofrece la fe, en una sociedad que a menudo se caracteriza por una "cultura de la muerte", la desesperación y el nihilismo.

ESTACIONES

No hay ninguna lista universalmente acordada de las Estaciones de la Resurrección, ni ninguna autoridad de la Iglesia trata de imponer una lista definitiva, como resultado algunas iglesias han encargado una serie de esculturas de las estaciones de acuerdo con sus propias normas que puede que no se sigan en otros lugares. (Esto es similar a la historia de las Estaciones de la Cruz, que alcanzó su forma normativa sólo después de muchos siglos de muy diversas prácticas locales.) En cuanto al número de las estaciones, sin embargo, hay acuerdo general en que, a fin de hacer hincapié en la complementariedad entre las Estaciones de la Cruz y la Resurrección de las estaciones debe haber catorce estaciones de la Resurrección, como es tradicionalmente el caso de la Estaciones de la Cruz. Tradicionalmente se utiliza estas estaciones:

Primera estación: ¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!
Segunda estación: EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA
Tercera estación: JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
Cuarta estación: LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
Quinta estación: PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACIO
Sexta estación: JESÚS EN EL CENÁCULO MUESTRA SUS LLAGAS A LOS APÓSTOLES
Séptima estación: EN EL CAMINO DE EMAÚS
Octava estación: JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
Novena estación: JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS
Décima estación: JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA
Undécima estación: JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
Duodécima estación: JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES
Decimotercera estación: JESÚS ASCIENDE AL CIELO
Decimocuarta estación: LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS

CÓMO REZAR EL VIA LUCIS

Para rezar el Vía Lucís, en que compartimos con Jesús la alegría de su Resurrección, proponemos un esquema similar al que utilizamos para rezar el Vía Crucis:

* Enunciado de la estación;
* Presentación o monición que encuadra la escena;
* Texto evangélico correspondiente, con la cita de los lugares paralelos.
* Comentario al pasaje de la Escritura;
* Oración que pretende tener un tono de súplica

Para completar este esquema, si se desea, después del enunciado de cada una de las estaciones, se puede decir:

Lector.- Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Asistentes.- Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
Lector.- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Asistentes.- Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

NUESTRA DISPOSICIÓN INICIAL

Los acontecimientos del Vía Crucis concluyen en un sepulcro, y dejan quizá en nuestro interior una imagen de fracaso. Pero ése no es el final. Jesús con su Resurrección triunfa sobre el pecado y sobre la muerte. Y, resucitado, dedicará nada menos que cuarenta días en devolver la fe y la esperanza a los suyos. Después los dejará diez días de reflexión - a modo de jornadas de retiro y oración - en torno a María para que reciban la fuerza del Espíritu que les capacite para cumplir la misión que El les ha confiado.

En los encuentros de Jesús con los suyos, llenos de intimidad y de esperanza, el Señor parece jugar con ellos: aparece de improviso, donde y como menos se esperan, les llena de alegría y fe, y desaparece dejándoles de nuevo esperando. Pero después de su presencia viene la confianza firme, la paz que ya nadie podrá arrebatarles. Todo se ilumina de una luz nueva.

El Vía Lucís es el camino de la luz, del gozo y la alegría vividos con Cristo y gracias a Cristo resucitado. Vamos a vivir con los discípulos su alegría desbordante que sabe contagiar a todos. Vamos a dejarnos iluminar con la presencia y acción de Cristo resucitado que vive ya para siempre entre nosotros. Vamos a dejarnos llenar por el Espíritu Santo que vivifica el alma.

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