Se le conoce gracias a una amplia “Vida” escrita por el patriarca de Constantinopla Calixto I (1350-1363). Fue su amigo hasta la muerte.
Es posible que fuera originario de Bulgaria y que naciera en Turnovo. Desde joven entró en el monasterio de san Nicolás, en el que mostró un gran sentido de la obediencia, humildad y tenacidad.
Buscando mayor perfección personal, se fue al de la Señora situado en la Montaña Sagrada. Sus deseos no se vieron cumplidos y entonces fue pasando de uno a otro hasta que se enteró que había venido un monje santo procedente de del monasterio del Monte Atos: Gregorio de Sinaí.
Este monje tuvo que huir de las invasiones turcas. Se estableció en Paroria y construyó un centro de espiritualidad. Junto a él encontró la alegría con que soñaba. Fue uno de sus amigos más íntimos y fiel seguidor de sus reglas para, con ellas, alcanzar la santidad. Le encantaba la invocación frecuente a Jesús. Poco a poco aprendió a orar con total inmovilidad, buscando la unión perfecta con Dios.
A pesar de los ataques turcos, él no perdía la calma. Más de una vez, por mandato de sus superiores, tuvo que ir al rey de Bulgaria pidiendo ayuda y protección. Lo hicieron abad pero por poco tiempo. Lo suyo seguía siendo la inquietud de buscar siempre el lugar idóneo para desarrolla su santidad.
Es la persona a quien se le imputa el establecimiento del hesicasmo en el Segundo Imperio búlgaro. El hesicasmo es una corriente mística dentro del cristianismo ortodoxo cuyo principal defensor fue el monje bizantino Gregorio Palamás, que llegaría a ser arzobispo de Salónica. Seguidor del hesicasmo fue Teodosio de Tarnovo, fundador hacia 1350 del monasterio de Kilifárevo, que pronto se convertiría en el principal centro literario de Bulgaria y tuvo un papel importante en la condena de las diferentes herejías durante el reinado del zar Iván Alejandro de Bulgaria.
Eutimio de Tarnovo, seguidor de Teodosio, tras una prolongada estancia en tierras bizantinas regresó a Bulgaria y fundó el Monasterio de la Santísima Trinidad, cerca de Veliko Tarnovo.
Teodosio murió en el monasterio de San Mamant en Constantinopla. Teodosio se dirigía a la capital bizantina para visitar a su compañero, el patriarca Calixto I, que ante la muerte de nuestro santo escribió un largo elogio fúnebre sobre Teodosio. Entre los discípulos de Teodosio estaban el patriarca Eutimio, el último jefe de la Iglesia ortodoxa búlgara en la época medieval, así como un escritor y hesicasta.
Es posible que fuera originario de Bulgaria y que naciera en Turnovo. Desde joven entró en el monasterio de san Nicolás, en el que mostró un gran sentido de la obediencia, humildad y tenacidad.
Buscando mayor perfección personal, se fue al de la Señora situado en la Montaña Sagrada. Sus deseos no se vieron cumplidos y entonces fue pasando de uno a otro hasta que se enteró que había venido un monje santo procedente de del monasterio del Monte Atos: Gregorio de Sinaí.
Este monje tuvo que huir de las invasiones turcas. Se estableció en Paroria y construyó un centro de espiritualidad. Junto a él encontró la alegría con que soñaba. Fue uno de sus amigos más íntimos y fiel seguidor de sus reglas para, con ellas, alcanzar la santidad. Le encantaba la invocación frecuente a Jesús. Poco a poco aprendió a orar con total inmovilidad, buscando la unión perfecta con Dios.
A pesar de los ataques turcos, él no perdía la calma. Más de una vez, por mandato de sus superiores, tuvo que ir al rey de Bulgaria pidiendo ayuda y protección. Lo hicieron abad pero por poco tiempo. Lo suyo seguía siendo la inquietud de buscar siempre el lugar idóneo para desarrolla su santidad.
Es la persona a quien se le imputa el establecimiento del hesicasmo en el Segundo Imperio búlgaro. El hesicasmo es una corriente mística dentro del cristianismo ortodoxo cuyo principal defensor fue el monje bizantino Gregorio Palamás, que llegaría a ser arzobispo de Salónica. Seguidor del hesicasmo fue Teodosio de Tarnovo, fundador hacia 1350 del monasterio de Kilifárevo, que pronto se convertiría en el principal centro literario de Bulgaria y tuvo un papel importante en la condena de las diferentes herejías durante el reinado del zar Iván Alejandro de Bulgaria.
Eutimio de Tarnovo, seguidor de Teodosio, tras una prolongada estancia en tierras bizantinas regresó a Bulgaria y fundó el Monasterio de la Santísima Trinidad, cerca de Veliko Tarnovo.
Teodosio murió en el monasterio de San Mamant en Constantinopla. Teodosio se dirigía a la capital bizantina para visitar a su compañero, el patriarca Calixto I, que ante la muerte de nuestro santo escribió un largo elogio fúnebre sobre Teodosio. Entre los discípulos de Teodosio estaban el patriarca Eutimio, el último jefe de la Iglesia ortodoxa búlgara en la época medieval, así como un escritor y hesicasta.
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