En Wadowice, de Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que en la insurrección del pueblo contra el opresor durante la guerra, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia, y después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual promovió notablemente.
Nació en Vilna (Lituania), entonces Polonia. Se llamaba José Kalinowski. Pertenecía a una familia noble que le educó con esmero en la ciencia y en la fe. Cursó siete años en un colegio para nobles, realizando también un curso en la escuela de agronomía de Horki, donde se enfrió su fervor religioso. Con esta buena preparación abrazó la vida militar, entre los ingenieros de San Petersburgo en el 1853. Subió todos los grados hasta llegar al Estado Mayor como comandante. Llamó la atención por su honradez, por su piedad y generosidad para con los pobres. Su oración era muy profunda y a ella dedicaba varias horas al día.
Cayó enfermo y pidió la excedencia de la carrera militar. En este tiempo se acentuó su vida interior. Vinieron días difíciles a su nación, ya que Rusia tenía ocupada Polonia. Decidió tomar parte en la insurrección polaca de 1863, contra el poder de los zares. Le nombraron lugarteniente del ministro de la guerra en Lituania, y aceptó el cargo con la condición de que nadie se le condenara a muerte. Pero cuando ahorcaron a uno de los cabecillas de la revolución, Segismundo Sierakowski, se puso de rodillas y tomó la resolución de consagrarse al servicio de Dios, pero los rusos le apresaron y fue condenado a trabajos forzados en Siberia, a las minas de sal de Usole-Sibirskoje y allí estuvo durante diez años, y después estuvo desterrado, durante cuatro año, en Irkutsk, donde permaneció hasta 1872. Durante los años de cautiverio era tal su caridad, oración y penitencia que sus compañeros de prisión rezaban así: "Por las oraciones de Kalinowski ¡líbranos, Señor!". Se llevó un Nuevo Testamento, el Libro de Job, de los Salmos y la “Imitación de Cristo”. Durante su cautiverio desarrolló un auténtico apostolado lleno de caridad hacía todos. En 1872 se fue a Perm, en la Rusia oriental, donde debía residir dos años como marcaba la ley. Fue liberado con la condición de que no regresase a Lituania.
En 1874, pudo regresar a Varsovia, y se marchó a París y fue nombrado preceptor del príncipe beato Augusto Czartoryski, lo que le obligó a recorrer muchas naciones, y al que cuidó con gran esmero, caridad paternal. En todas partes Augusto llamó la atención por su piedad, y que luego ingresaría en los salesianos y moriría con fama de santidad.
En 1877 entró como carmelita descalzo en Graz (Austria) donde cambió su nombre por el de Rafael de San José. Emitió sus votos religiosos y fue enviado a Raab (hoy Györ, Hungría) para cursar los estudios de Filosofía y Teología. Luego fue enviado a Polonia, al único convento de la Orden, donde en 1882 fue ordenado sacerdote. Fue prior del convento de Cracovia. Trabajó para la extensión del Carmelo en Polonia -tanto que se le considera su restaurador- y por la unidad de las iglesias. Llegó a ser definidor de la provincia de Galitzia y superior de los monasterios de Czerna y Wadowice. Solía decir: "Nuestro principal quehacer en el Carmelo es conversar con Dios en todas nuestras acciones". Escribió “María siempre en todo”, y “Monasterios de Carmelitas Descalzas de Polonia, Lituania y Rusia”. Murió en Wadowice (Polonia) y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Czerna, Cracovia.
Nació en Vilna (Lituania), entonces Polonia. Se llamaba José Kalinowski. Pertenecía a una familia noble que le educó con esmero en la ciencia y en la fe. Cursó siete años en un colegio para nobles, realizando también un curso en la escuela de agronomía de Horki, donde se enfrió su fervor religioso. Con esta buena preparación abrazó la vida militar, entre los ingenieros de San Petersburgo en el 1853. Subió todos los grados hasta llegar al Estado Mayor como comandante. Llamó la atención por su honradez, por su piedad y generosidad para con los pobres. Su oración era muy profunda y a ella dedicaba varias horas al día.
Cayó enfermo y pidió la excedencia de la carrera militar. En este tiempo se acentuó su vida interior. Vinieron días difíciles a su nación, ya que Rusia tenía ocupada Polonia. Decidió tomar parte en la insurrección polaca de 1863, contra el poder de los zares. Le nombraron lugarteniente del ministro de la guerra en Lituania, y aceptó el cargo con la condición de que nadie se le condenara a muerte. Pero cuando ahorcaron a uno de los cabecillas de la revolución, Segismundo Sierakowski, se puso de rodillas y tomó la resolución de consagrarse al servicio de Dios, pero los rusos le apresaron y fue condenado a trabajos forzados en Siberia, a las minas de sal de Usole-Sibirskoje y allí estuvo durante diez años, y después estuvo desterrado, durante cuatro año, en Irkutsk, donde permaneció hasta 1872. Durante los años de cautiverio era tal su caridad, oración y penitencia que sus compañeros de prisión rezaban así: "Por las oraciones de Kalinowski ¡líbranos, Señor!". Se llevó un Nuevo Testamento, el Libro de Job, de los Salmos y la “Imitación de Cristo”. Durante su cautiverio desarrolló un auténtico apostolado lleno de caridad hacía todos. En 1872 se fue a Perm, en la Rusia oriental, donde debía residir dos años como marcaba la ley. Fue liberado con la condición de que no regresase a Lituania.
En 1874, pudo regresar a Varsovia, y se marchó a París y fue nombrado preceptor del príncipe beato Augusto Czartoryski, lo que le obligó a recorrer muchas naciones, y al que cuidó con gran esmero, caridad paternal. En todas partes Augusto llamó la atención por su piedad, y que luego ingresaría en los salesianos y moriría con fama de santidad.
En 1877 entró como carmelita descalzo en Graz (Austria) donde cambió su nombre por el de Rafael de San José. Emitió sus votos religiosos y fue enviado a Raab (hoy Györ, Hungría) para cursar los estudios de Filosofía y Teología. Luego fue enviado a Polonia, al único convento de la Orden, donde en 1882 fue ordenado sacerdote. Fue prior del convento de Cracovia. Trabajó para la extensión del Carmelo en Polonia -tanto que se le considera su restaurador- y por la unidad de las iglesias. Llegó a ser definidor de la provincia de Galitzia y superior de los monasterios de Czerna y Wadowice. Solía decir: "Nuestro principal quehacer en el Carmelo es conversar con Dios en todas nuestras acciones". Escribió “María siempre en todo”, y “Monasterios de Carmelitas Descalzas de Polonia, Lituania y Rusia”. Murió en Wadowice (Polonia) y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Czerna, Cracovia.
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