sábado, 30 de septiembre de 2023
Lecturas del 30/09/2023
Levanté los ojos y vi un hombre que tenía en su mano un cordón de medir. Le pregunté: «¿Adónde vas?».
Me respondió: «A medir Jerusalén para ver cuál es su anchura y cuál su longitud».
El mensajero que me hablaba salió y vino otro mensajero a su encuentro. Me dijo: «Vete corriendo y dile al oficial aquel: “Jerusalén será una ciudad abierta a causa de los muchos hombres y animales que habrá en ella; yo la serviré de muralla de fuego alrededor y en ella seré mi gloria”.
Alégrate y goza, Sion, pues voy a habitar en medio de ti - oráculo del Señor -.
Aquel día se asociarán al Señor pueblos, sin número; y ellos serán mi pueblo mío».
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: al Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Palabra del Señor.
30 de Septiembre – Beato FEDERICO ALBERT
En Lanzo, provincia de Turín, en Italia, beato Federico Albert, presbítero, que, siendo párroco, fundó la Congregación de Hermanas de San Vicente de Paúl de la Inmaculada Concepción, destinada a la redención de las gentes caídas en la miseria.
Nació en Turín. Hijo de militar, quiso seguir primero la carrera de su padre, pero rezando un día en el altar del beato Sebastián Valfré se sintió llamado al sacerdocio.
Hizo sus estudios en el seminario del Turín, siendo compañero en él de santos José Benito Cottolengo, José Cafasso, Leonardo Murialdo y Juan Bosco. La amistad con san Juan Bosco siguió durante toda su vida. Fue ordenado sacerdote en 1843, su ascendencia militar influyó en que fuera nombrado predicador y director religioso de la Casa Real de Saboya. Pero pidió ser exonerado del cargo cuando las leyes civiles perjudicaron a los intereses de la Iglesia.
Estuvo en la parroquia de San Juan, antigua iglesia servita, de Turín. Más tarde fue enviado a Lanzo Torinese como párroco y aquí estaría toda su vida. Sólo una vez estuvo a punto de dejar la parroquia: cuando el papa el beato Pío IX le ofreció el episcopado, pero se negó a aceptarlo por el dolor de sus feligreses.
Realizó su ministerio con dedicación amorosa y generosidad sin límites, atrayéndose el afecto de todos los feligreses. Descubrió los graves problemas de los campesinos que emigraban a la ciudad y era necesario promocionar las condiciones de vida de los campesinos para evitar la emigración. En 1859 fundó un orfanato para los huérfanos de guerra, luego una escuela que elevaba el nivel cultural de los campesinos y en 1869 fundó una Congregación femenina, las Vicencianas de la Inmaculada Concepción, conocidas como “las Albertinas”, que establecieron una red de orfanatos en el campo piamontés. Su obra predilecta fue la Colonia Agrícola, escuela de formación profesional en la que quiso aumentar la capacitación de su juventud a fin de que estuviera preparada para una mejor presencia en el mundo agrícola. Estando supervisando esta colonia, accidentalmente una viga se le cayó encima, por lo cual falleció en Lanzo Torinese. El 30 de septiembre de 1984, Juan Pablo II lo beatificó.
Nació en Turín. Hijo de militar, quiso seguir primero la carrera de su padre, pero rezando un día en el altar del beato Sebastián Valfré se sintió llamado al sacerdocio.
Hizo sus estudios en el seminario del Turín, siendo compañero en él de santos José Benito Cottolengo, José Cafasso, Leonardo Murialdo y Juan Bosco. La amistad con san Juan Bosco siguió durante toda su vida. Fue ordenado sacerdote en 1843, su ascendencia militar influyó en que fuera nombrado predicador y director religioso de la Casa Real de Saboya. Pero pidió ser exonerado del cargo cuando las leyes civiles perjudicaron a los intereses de la Iglesia.
Estuvo en la parroquia de San Juan, antigua iglesia servita, de Turín. Más tarde fue enviado a Lanzo Torinese como párroco y aquí estaría toda su vida. Sólo una vez estuvo a punto de dejar la parroquia: cuando el papa el beato Pío IX le ofreció el episcopado, pero se negó a aceptarlo por el dolor de sus feligreses.
Realizó su ministerio con dedicación amorosa y generosidad sin límites, atrayéndose el afecto de todos los feligreses. Descubrió los graves problemas de los campesinos que emigraban a la ciudad y era necesario promocionar las condiciones de vida de los campesinos para evitar la emigración. En 1859 fundó un orfanato para los huérfanos de guerra, luego una escuela que elevaba el nivel cultural de los campesinos y en 1869 fundó una Congregación femenina, las Vicencianas de la Inmaculada Concepción, conocidas como “las Albertinas”, que establecieron una red de orfanatos en el campo piamontés. Su obra predilecta fue la Colonia Agrícola, escuela de formación profesional en la que quiso aumentar la capacitación de su juventud a fin de que estuviera preparada para una mejor presencia en el mundo agrícola. Estando supervisando esta colonia, accidentalmente una viga se le cayó encima, por lo cual falleció en Lanzo Torinese. El 30 de septiembre de 1984, Juan Pablo II lo beatificó.
viernes, 29 de septiembre de 2023
Lecturas del 29/09/2023
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él. Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
29 de Septiembre - Beato NICOLÁS DE FORCA PALENA
En Roma, beato Nicolás de Forca Palena, presbítero de la Orden de San Jerónimo, fundador del monasterio de San Onofre, en la colina del Janículo, descansando ya centenario en el Señor.
Nació en Forca Palena dei Peligni, pequeña región de la provincia de Chieti (Abruzos). Palena (Sulmona). Después de una sana educación entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, ejerció por un tiempo el ministerio de párroco en la diócesis de Sulmona. Después de la elección al Pontificado del sulmonés Inocencio VII, deseoso de una vida de mayor santidad, viajó a Roma, donde fue acogido por un grupo de ermitaños, que vivían la vida de la Tercera Orden Franciscana Regular, bajo la dirección de fray Rinaldo del Piamonte. Su eremitorio estaba situado entre las termas de Nerón, en una torre, con casitas y huertecillo en la región de San Eustaquio, cerca de la iglesia de San Salvador.
Su personalidad, sus eminentes dotes intelectuales y morales le atrajeron la estimación de todos los ermitaños, quienes a la muerte de fray Rinaldo lo nombraron su sucesor, su maestro y padre. A estos ermitaños les llamó los Romitani de San Jerónimo. Entretanto habían crecido en número y fervor y de todas partes de Italia llegaban peticiones de nuevas fundaciones.
Con algunos compañeros Nicolás se fue a Nápoles y entre la vieja iglesia de San Agnello y el actual hospital de los incurables, fundó un eremitorio, que se haría célebre por los numerosos ermitaños y por su santidad, y la bella iglesia de Santa María Mayor en Caponapoli.
En 1434 fue llamado a Florencia por el papa Eugenio IV, con el encargo de reformar algunos monasterios, entre ellos los de Ricorboli y de San Agustín en el Apenino, y fundar eremitorios de su congregación.
Cumplido el mandato pontificio, regresó a Roma, y en el Monte Esquilino fundó el eremitorio y la iglesia de San Onofre. Allí fijó su última residencia. Allí se encontró varias veces con el beato Pedro Gambacorta de Pisa, quien venía a Roma para impetrar la aprobación de su Congregación de San Jerónimo cuyos ermitaños eran llamados Girolomini. Los dos santos se estimaban y se amaban con afecto fraternal. Unió su Instituto con la Orden de los Jerónimos fundados por el beato Pedro Gambacorta. A los 100 años de edad, Nicolás llegó a la patria celestial.
Su culto fue confirmado en el seno de la congregación de los Jerónimos en 1771 por el papa Clemente XIV; pero el Papa no quiso proceder a la beatificación solemne.
Nació en Forca Palena dei Peligni, pequeña región de la provincia de Chieti (Abruzos). Palena (Sulmona). Después de una sana educación entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, ejerció por un tiempo el ministerio de párroco en la diócesis de Sulmona. Después de la elección al Pontificado del sulmonés Inocencio VII, deseoso de una vida de mayor santidad, viajó a Roma, donde fue acogido por un grupo de ermitaños, que vivían la vida de la Tercera Orden Franciscana Regular, bajo la dirección de fray Rinaldo del Piamonte. Su eremitorio estaba situado entre las termas de Nerón, en una torre, con casitas y huertecillo en la región de San Eustaquio, cerca de la iglesia de San Salvador.
Su personalidad, sus eminentes dotes intelectuales y morales le atrajeron la estimación de todos los ermitaños, quienes a la muerte de fray Rinaldo lo nombraron su sucesor, su maestro y padre. A estos ermitaños les llamó los Romitani de San Jerónimo. Entretanto habían crecido en número y fervor y de todas partes de Italia llegaban peticiones de nuevas fundaciones.
Con algunos compañeros Nicolás se fue a Nápoles y entre la vieja iglesia de San Agnello y el actual hospital de los incurables, fundó un eremitorio, que se haría célebre por los numerosos ermitaños y por su santidad, y la bella iglesia de Santa María Mayor en Caponapoli.
En 1434 fue llamado a Florencia por el papa Eugenio IV, con el encargo de reformar algunos monasterios, entre ellos los de Ricorboli y de San Agustín en el Apenino, y fundar eremitorios de su congregación.
Cumplido el mandato pontificio, regresó a Roma, y en el Monte Esquilino fundó el eremitorio y la iglesia de San Onofre. Allí fijó su última residencia. Allí se encontró varias veces con el beato Pedro Gambacorta de Pisa, quien venía a Roma para impetrar la aprobación de su Congregación de San Jerónimo cuyos ermitaños eran llamados Girolomini. Los dos santos se estimaban y se amaban con afecto fraternal. Unió su Instituto con la Orden de los Jerónimos fundados por el beato Pedro Gambacorta. A los 100 años de edad, Nicolás llegó a la patria celestial.
Su culto fue confirmado en el seno de la congregación de los Jerónimos en 1771 por el papa Clemente XIV; pero el Papa no quiso proceder a la beatificación solemne.
jueves, 28 de septiembre de 2023
Lecturas del 28/09/2023
El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo: «Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo: “No es momento de ponerse a construir la casa del Señor”».
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras el templo es una ruina?
Ahora pues, esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Sembrasteis mucho, y recogisteis poco, coméis y no os llenáis; bebéis y seguís con sed; os vestís y no entráis en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto.
Esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Subid al monte, traed madera, construid el templo. Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor».
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.
Palabra del Señor.
28 de Septiembre – San FAUSTO DE RIEZ
En Riez, de la Provenza, en la Galia, san Fausto, obispo y antes abad de Lérins, que, contra los arrianos, escribió sobre el Verbo Encarnado y el Espíritu Santo consubstancial al Padre y al Hijo y coeterno con ellos, siendo exiliado por el rey Eurico.
Según algunos de origen inglés o francés de Bretaña. Se dice que inició su vida pública como abogado, pero, si así fue, no duró mucho en el ejercicio de la profesión, puesto que fue monje en Lérins, antes de que san Honorato, el fundador de aquel monasterio, lo abandonase, en el año de 426. Después de haber sido ordenado sacerdote, pasó unos ocho años tranquilos y desprovistos de acontecimientos en el monasterio y entonces fue elegido abad (433), cuando san Máximo dejó vacante el puesto para hacerse cargo de la sede episcopal de Riez. San Honorato y san Sidonio Apolinar no se quedan cortos cuando se trata de alabar las virtudes y los méritos de Fausto, y san Sidonio dice que su observancia de las reglas y su regularidad eran semejantes a las de los padres del desierto y que, además, tenía el don de la elocuencia y de la improvisación. El mismo santo relata en una de sus cartas cómo él mismo gritó entusiasmado durante uno de los sermones de Fausto. En aquellos tiempos, los aplausos y aun las aclamaciones en las iglesias, eran cosa corriente.
Obispo de Riez (Provenza, Bassos-Alpes) en el 452, después de haber gobernado a los monjes de Lérins durante veinticinco años. Fausto fue un obispo tan bueno y eficaz, como antes había sido abad. Se esforzó por fundar nuevos monasterios en toda la extensión de su diócesis; mantuvo siempre las prácticas de mortificaciones y penitencias que acostumbraba en el claustro, sin dejar por ello de cumplir escrupulosamente todos sus deberes episcopales y sin cesar en su lucha por conservar la pureza de la fe, por lo que siempre se opuso vigorosamente al arrianismo y a los errores de Pelagio, a quien llamaba "el pestilente maestro."
Cierto sacerdote llamado Lúcido predicaba la doctrina herética que negaba a Dios la voluntad de salvar a todos los hombres y afirmaba que la salvación o la condenación dependen exclusivamente del juicio de Dios, sin que cuenten para nada las acciones del libre albedrío del hombre y sus méritos o perjuicios consecuentes. Para tratar de las herejías del sacerdote Lucido, el obispo convocó en 475, a dos sínodos en Arles, y en el curso de los mismos el propio Fausto convenció a Lúcido para que se retractase de sus errores y le indujo a que escribiese un tratado contra sus enseñanzas para demostrar que eran "erróneas, blasfemas, heréticas, fatalistas y conducentes a la inmoralidad."
Opuesto a los arrianos y al macedonianismo, fue desterrado por el rey visidogo Eurico; en el exilio pasó ocho años. Autor de “Tratado de Gracia” y “De Spiritu Santo”.
Se decía de él "que se había casado con la Filosofía y que la había convertido". Si bien defendió con encono la divinidad del Espíritu Santo, también es verdad que estuvo en contra de las tesis agustinianas con respecto a la gracia, acercándose a las tesis semipelagianas de san Juan Casiano; pero ya había muerto cuando, en el 529, la Iglesia condenó el pelagianismo, y él ya estaba gozando de la veneración popular. Fue uno de los obispos más influyentes de su tiempo.
Según algunos de origen inglés o francés de Bretaña. Se dice que inició su vida pública como abogado, pero, si así fue, no duró mucho en el ejercicio de la profesión, puesto que fue monje en Lérins, antes de que san Honorato, el fundador de aquel monasterio, lo abandonase, en el año de 426. Después de haber sido ordenado sacerdote, pasó unos ocho años tranquilos y desprovistos de acontecimientos en el monasterio y entonces fue elegido abad (433), cuando san Máximo dejó vacante el puesto para hacerse cargo de la sede episcopal de Riez. San Honorato y san Sidonio Apolinar no se quedan cortos cuando se trata de alabar las virtudes y los méritos de Fausto, y san Sidonio dice que su observancia de las reglas y su regularidad eran semejantes a las de los padres del desierto y que, además, tenía el don de la elocuencia y de la improvisación. El mismo santo relata en una de sus cartas cómo él mismo gritó entusiasmado durante uno de los sermones de Fausto. En aquellos tiempos, los aplausos y aun las aclamaciones en las iglesias, eran cosa corriente.
Obispo de Riez (Provenza, Bassos-Alpes) en el 452, después de haber gobernado a los monjes de Lérins durante veinticinco años. Fausto fue un obispo tan bueno y eficaz, como antes había sido abad. Se esforzó por fundar nuevos monasterios en toda la extensión de su diócesis; mantuvo siempre las prácticas de mortificaciones y penitencias que acostumbraba en el claustro, sin dejar por ello de cumplir escrupulosamente todos sus deberes episcopales y sin cesar en su lucha por conservar la pureza de la fe, por lo que siempre se opuso vigorosamente al arrianismo y a los errores de Pelagio, a quien llamaba "el pestilente maestro."
Cierto sacerdote llamado Lúcido predicaba la doctrina herética que negaba a Dios la voluntad de salvar a todos los hombres y afirmaba que la salvación o la condenación dependen exclusivamente del juicio de Dios, sin que cuenten para nada las acciones del libre albedrío del hombre y sus méritos o perjuicios consecuentes. Para tratar de las herejías del sacerdote Lucido, el obispo convocó en 475, a dos sínodos en Arles, y en el curso de los mismos el propio Fausto convenció a Lúcido para que se retractase de sus errores y le indujo a que escribiese un tratado contra sus enseñanzas para demostrar que eran "erróneas, blasfemas, heréticas, fatalistas y conducentes a la inmoralidad."
Opuesto a los arrianos y al macedonianismo, fue desterrado por el rey visidogo Eurico; en el exilio pasó ocho años. Autor de “Tratado de Gracia” y “De Spiritu Santo”.
Se decía de él "que se había casado con la Filosofía y que la había convertido". Si bien defendió con encono la divinidad del Espíritu Santo, también es verdad que estuvo en contra de las tesis agustinianas con respecto a la gracia, acercándose a las tesis semipelagianas de san Juan Casiano; pero ya había muerto cuando, en el 529, la Iglesia condenó el pelagianismo, y él ya estaba gozando de la veneración popular. Fue uno de los obispos más influyentes de su tiempo.
miércoles, 27 de septiembre de 2023
Lecturas del 27/09/2023
Yo, Esdras, a la hora de la ofrenda de la tarde salí de mi abatimiento y, con mi vestidura y el manto rasgados, me arrodillé, extendí las palmas de mis manos hacia el Señor, mi Dios, y exclamé: «Dios mío, estoy avergonzado y confundido; no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, porque nos hemos hecho culpables de numerosas faltas y nuestros delitos llegan hasta el cielo.
Desde la época de nuestros padres hasta hoy hemos pecado gravemente. Por causa de nuestros delitos, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes extranjeros, a la espada, a la esclavitud, al saqueo y a la vergüenza, como sucede todavía hoy. Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios nos ha otorgado la gracia de dejarnos un resto y de concedernos un lugar en el templo santo. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud.
Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud, sino que nos ha otorgado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado y respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha proporcionado un refugio seguro en Judá y Jerusalén».
En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
Palabra del Señor.
27 de Septiembre – San ELZEARIO DE SABRÁN
En París, en Francia, san Elzeario de Sabrán, conde de Arian, que viviendo la virginidad y todas las virtudes con su esposa, la beata Delfina, murió en la flor de la edad.
Nació en Ansouis, cerca de Aviñón. Barón de Anzonis en la Provenza. Conde de Arian en Francia. Recibió una sólida formación religiosa en el monasterio de San Víctor de Marsella, del que era abad su tío Guillermo. Se casó con la beata Delfina de Signe, vivieron un matrimonio blanco, ya que había prometido la castidad en el celibato como medio para santificarse, también vivieron en gracia y alegres dentro del mundo de la diplomacia napolitana. Los dos se dedicaron a las buenas obras.
A la muerte de su padre, Elzeario marchó a Nápoles para hacerse cargo de sus posesiones, mientras su esposa quedó en Provenza, tuvo que ganarse la voluntad de sus vasallos que no querían ser mandados por un noble, pero con su prudencia y diplomacia lo logró. Cuatro años después volvió a Provenza y con su esposa se hicieron Terciarios franciscanos. Multiplicaron sus obras de caridad y muy especialmente se distinguió Elzeario, por su amor a los leprosos a los que visitaba diariamente. Fue padrino de Guillermo de Grimoard, el futuro beato Urbano V, que lo canonizará.
Llamado por el rey Roberto de Anjou, volvió a Nápoles para capitanear las tropas que ayudaban al Papa para librarle del cerco de Roma al que le tenía sitiado el emperador Enrique VII. Eleazar cumplió su tarea y el emperador tuvo que levantar el sitio. El rey le confió la embajada ante el rey de Francia para pedirle la mano de la princesa María de Valois. Fue preceptor del príncipe Carlos; ejerció cargos importantes en la casa de Anjou, sembrando siempre la paz y la concordia entre un pueblo que estaba en contra de la dinastía anjoina. Los dos esposos toda su vida la dedicaron a la asistencia a los más necesitados. Elzeario murió joven en París, antes que su esposa y Delfina tuvo la gracia de ver a su marido en los altares. La leyenda le atribuye muchos milagros. Fue sepultado junto a su esposa en Apt.
El papa Urbano V, quien fue su ahijado, en 1369, firmó el decreto de su canonización cincuenta años después de su muerte.
Nació en Ansouis, cerca de Aviñón. Barón de Anzonis en la Provenza. Conde de Arian en Francia. Recibió una sólida formación religiosa en el monasterio de San Víctor de Marsella, del que era abad su tío Guillermo. Se casó con la beata Delfina de Signe, vivieron un matrimonio blanco, ya que había prometido la castidad en el celibato como medio para santificarse, también vivieron en gracia y alegres dentro del mundo de la diplomacia napolitana. Los dos se dedicaron a las buenas obras.
A la muerte de su padre, Elzeario marchó a Nápoles para hacerse cargo de sus posesiones, mientras su esposa quedó en Provenza, tuvo que ganarse la voluntad de sus vasallos que no querían ser mandados por un noble, pero con su prudencia y diplomacia lo logró. Cuatro años después volvió a Provenza y con su esposa se hicieron Terciarios franciscanos. Multiplicaron sus obras de caridad y muy especialmente se distinguió Elzeario, por su amor a los leprosos a los que visitaba diariamente. Fue padrino de Guillermo de Grimoard, el futuro beato Urbano V, que lo canonizará.
Llamado por el rey Roberto de Anjou, volvió a Nápoles para capitanear las tropas que ayudaban al Papa para librarle del cerco de Roma al que le tenía sitiado el emperador Enrique VII. Eleazar cumplió su tarea y el emperador tuvo que levantar el sitio. El rey le confió la embajada ante el rey de Francia para pedirle la mano de la princesa María de Valois. Fue preceptor del príncipe Carlos; ejerció cargos importantes en la casa de Anjou, sembrando siempre la paz y la concordia entre un pueblo que estaba en contra de la dinastía anjoina. Los dos esposos toda su vida la dedicaron a la asistencia a los más necesitados. Elzeario murió joven en París, antes que su esposa y Delfina tuvo la gracia de ver a su marido en los altares. La leyenda le atribuye muchos milagros. Fue sepultado junto a su esposa en Apt.
El papa Urbano V, quien fue su ahijado, en 1369, firmó el decreto de su canonización cincuenta años después de su muerte.
martes, 26 de septiembre de 2023
Lecturas del 26/09/2023
En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: «Dejad que se reanuden las obras de ese templo de Dios. El gobernador de los judíos y los ancianos judíos reconstruirán este templo de Dios en el lugar que ocupaba. Estas son mis órdenes sobre lo que debéis hacer con los ancianos judíos para la reconstrucción del templo de Dios: de los ingresos reales procedentes de los tributos de Transeufratina, páguese puntualmente a esos hombres los gastos sin ningún tipo de interrupción. Yo, Darío, he promulgado este decreto y quiero que sea ejecutado al pie de la letra».
Los ancianos judíos prosiguieron las obras con éxito, confortados por la profecía del profeta Ageo y de Zacarias, hijo de Ido. Edificaron y construyeron la reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y con la orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia. Así terminaron este templo el día tercero del mes de andar, el año sexto del reinado del rey Darío.
Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás repatriados celebraron con alegría la dedicación de este templo de Dios, ofrecieron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel. También organizaron los turnos de los sacerdotes y las clases de los levitas para el servicio de Dios en Jerusalén, tal y como está escrito en el libro de Moisés.
Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. Los sacerdotes y los levitas se habían purificado para la ocasión. Todos los purificados ofrecieron el sacrificio de la Pascua por todos los repatriados, por sus hermanos, los sacerdotes, y por ellos mismos.
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».
Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
26 de Septiembre – Santa MARÍA TERESA COUDERC
En Lyon, en Francia, santa María Teresa (María Victoria) Couderc, virgen, fundadora, no sin grandes tribulaciones, pero con ánimo sereno, de la Compañía de Nuestra Señora del Retiro del Cenáculo en la localidad de La Louvesc, junto al sepulcro de san Juan Francisco de Regis.
María Victoria nació en Más de Sableres (Francia). A los 20 años conoció al padre Terme, fundador de las Hermanas de San Francisco Régis, religiosas dedicadas a la enseñanza y al socorro material y espiritual de los pobres, con quienes, en 1826, María Victoria tomó los hábitos y el nombre de Hna. Teresa. Al año siguiente el fundador le encargó organizar en La Louvesc un hostal para los peregrinos que visitaban la tumba de san Francisco Régis, y que tenía como fin, atraer peregrinos a la tumba de san Juan Francisco de Regis en aquella ciudad para que dedicaran un tiempo en su recuerdo. La madre Teresa se convirtió en su superiora (1828); ésta fue la primera semilla de la futura Congregación de Nuestra Señora del Cenáculo.
La Institución se transformó en una organización de casas de retiro para mujeres y se difundió por toda Europa y América. La madre Teresa, para mantener en vida la Obra, se acercó al padre provincial de los jesuitas franceses, Francisco Renault. Éste, en 1838, nombró a una postulante como «superiora fundadora» de la Congregación; el grave desaire que esto significaba sólo ocasionó que la madre Teresa inclinara su cabeza sin oponerse, fiel a la regla de obediencia. La nueva superiora, condesa de Lavilleurnoy, en sólo once meses condujo a la Congregación a la ruina; finalmente se retiró. El padre Renault nombró (1839) otra superiora, la madre Contenet, la que se dedicó hasta su muerte (1852) a marginar completamente a la madre Teresa, quien no sólo fue aislada de la comunidad que había fundado sino que fue encomendada a hacer el trabajo manual más duro durante años y falsamente se la acusó de incapacidad. Durante todo este tiempo nunca se quejó e hizo lo que se le pidió con paciencia. «Cuando Nuestro Señor desea servirse de un alma para su gloria, la hace pasar primero por la prueba de la contradicción, por la humillación y el sufrimiento; no se puede ser un instrumento útil sin esto», reveló.
Con la nueva superiora, madre de Larochenégly, fue enviada a París en 1855, para 1856 su vida se convertiría en un alternar responsabilidades como superiora de varias casas hasta 1867, cuando se estableció en Fourviere. Al final de su vida fue recompensada al ser restaurada a su comunidad y reconocer públicamente que ella era la fundadora. Fue beatificada por Pío XII (1951) y canonizada por Pablo VI (1970).
María Victoria nació en Más de Sableres (Francia). A los 20 años conoció al padre Terme, fundador de las Hermanas de San Francisco Régis, religiosas dedicadas a la enseñanza y al socorro material y espiritual de los pobres, con quienes, en 1826, María Victoria tomó los hábitos y el nombre de Hna. Teresa. Al año siguiente el fundador le encargó organizar en La Louvesc un hostal para los peregrinos que visitaban la tumba de san Francisco Régis, y que tenía como fin, atraer peregrinos a la tumba de san Juan Francisco de Regis en aquella ciudad para que dedicaran un tiempo en su recuerdo. La madre Teresa se convirtió en su superiora (1828); ésta fue la primera semilla de la futura Congregación de Nuestra Señora del Cenáculo.
La Institución se transformó en una organización de casas de retiro para mujeres y se difundió por toda Europa y América. La madre Teresa, para mantener en vida la Obra, se acercó al padre provincial de los jesuitas franceses, Francisco Renault. Éste, en 1838, nombró a una postulante como «superiora fundadora» de la Congregación; el grave desaire que esto significaba sólo ocasionó que la madre Teresa inclinara su cabeza sin oponerse, fiel a la regla de obediencia. La nueva superiora, condesa de Lavilleurnoy, en sólo once meses condujo a la Congregación a la ruina; finalmente se retiró. El padre Renault nombró (1839) otra superiora, la madre Contenet, la que se dedicó hasta su muerte (1852) a marginar completamente a la madre Teresa, quien no sólo fue aislada de la comunidad que había fundado sino que fue encomendada a hacer el trabajo manual más duro durante años y falsamente se la acusó de incapacidad. Durante todo este tiempo nunca se quejó e hizo lo que se le pidió con paciencia. «Cuando Nuestro Señor desea servirse de un alma para su gloria, la hace pasar primero por la prueba de la contradicción, por la humillación y el sufrimiento; no se puede ser un instrumento útil sin esto», reveló.
Con la nueva superiora, madre de Larochenégly, fue enviada a París en 1855, para 1856 su vida se convertiría en un alternar responsabilidades como superiora de varias casas hasta 1867, cuando se estableció en Fourviere. Al final de su vida fue recompensada al ser restaurada a su comunidad y reconocer públicamente que ella era la fundadora. Fue beatificada por Pío XII (1951) y canonizada por Pablo VI (1970).
lunes, 25 de septiembre de 2023
Lecturas del 25/09/2023
El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, para que proclamara de palabra y por escrito en todo su reino: «Esto dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá. El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios sea con él, que suba a Jerusalén de Judá, a reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Y a todos los que hayan quedado, en el lugar donde vivan, que las personas del lugar en donde estén les ayuden con plata, oro, bienes y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios que está en Jerusalén». Entonces, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos a quienes Dios había despertado el espíritu, se pusieron en marcha hacía Jerusalén para reconstruir el templo del Señor.
Todos los vecinos les ayudaron con toda clase de plata, oro, bienes, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís. Pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Palabra del Señor.
25 de Septiembre – Beato MARCOS CRIADO
En la sierra de las Alpujarras, cerca de la ciudad de Granada, beato Marcos Criado, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, y mártir, víctima de los moriscos.
Nació en Andujar (Jaén) en el seno de una familia cristiana. Al quedarse huérfano de madre en el 1535, ingresó en los Trinitarios. Fue un hombre humilde y penitente, perseverante en la oración y en el estudio, logró una formación completísima. Fue un gran predicador y confesor. Estuvo en el convento de Úbeda como predicador mayor.
Ante las provocaciones y el avance del Islam en las Alpujarras, los obispos de Almería y Guadix, solicitaron al superior de los trinitarios, cuatro monjes de probada virtud para que recorrieran sus diócesis y frenaran el impulso del Islam. Marcos fue uno de los elegidos y comenzó su labor misionera. El puesto de residencia fue La Peza, Granada, y desde allí predicó en todos los pueblos de las Alpujarras. No se detuvo hasta llegar a la sierra de los Filambres, donde estuvo a punto de morir a manos de los moriscos. Predicó en la plaza, las calles, las iglesias, las casas, nada lo detuvo. Los cristianos lo recibieron con todo cariño, pero los moriscos lo odiaban a muerte, y le infligieron insultos, pedradas, salivazos, palizas...
En la Navidad de 1568 comenzó la rebelión de los moriscos. Marcos se encontraba en La Peza, y entraron en la parroquia donde estaba predicando, lo tiraron al suelo y lo sacaron arrastrando hasta la plaza. La algarabía atrajo a las mujeres y los chiquillos, y lo patearon y lo hubieran podido matar, si Marcos, no fuera acogido por la familia de los Huete, que lo escondieron en su casa y pudo huir por una ventana (en esta casa nació el padre de la que suscribe esto). Los moriscos le persiguieron hasta la fuente de Belchite, donde lo colgaron de una encina y lo abandonaron para que con el tiempo se muriera desangrado, de sed y de hambre. Tres días permaneció con vida cantando salmos y predicando a Cristo cuando se le acercaban los moros y los cristianos. Al final un morisco enfurecido le abrió el pecho y le arrancó el corazón, viendo los asistentes, que tenía impreso en él el anagrama de Jesús.
Comenzaron a llamarlo el Santo Marcos. Debido al culto y veneración que recibió durante siglos en este pueblo y comarca se comienza el proceso de beatificación. El proceso de beatificación no llegó a término, pero el 2 de julio de 1899 el papa León XIII aprobó el culto «ab immemoriale», con título de beato y mártir.
Nació en Andujar (Jaén) en el seno de una familia cristiana. Al quedarse huérfano de madre en el 1535, ingresó en los Trinitarios. Fue un hombre humilde y penitente, perseverante en la oración y en el estudio, logró una formación completísima. Fue un gran predicador y confesor. Estuvo en el convento de Úbeda como predicador mayor.
Ante las provocaciones y el avance del Islam en las Alpujarras, los obispos de Almería y Guadix, solicitaron al superior de los trinitarios, cuatro monjes de probada virtud para que recorrieran sus diócesis y frenaran el impulso del Islam. Marcos fue uno de los elegidos y comenzó su labor misionera. El puesto de residencia fue La Peza, Granada, y desde allí predicó en todos los pueblos de las Alpujarras. No se detuvo hasta llegar a la sierra de los Filambres, donde estuvo a punto de morir a manos de los moriscos. Predicó en la plaza, las calles, las iglesias, las casas, nada lo detuvo. Los cristianos lo recibieron con todo cariño, pero los moriscos lo odiaban a muerte, y le infligieron insultos, pedradas, salivazos, palizas...
En la Navidad de 1568 comenzó la rebelión de los moriscos. Marcos se encontraba en La Peza, y entraron en la parroquia donde estaba predicando, lo tiraron al suelo y lo sacaron arrastrando hasta la plaza. La algarabía atrajo a las mujeres y los chiquillos, y lo patearon y lo hubieran podido matar, si Marcos, no fuera acogido por la familia de los Huete, que lo escondieron en su casa y pudo huir por una ventana (en esta casa nació el padre de la que suscribe esto). Los moriscos le persiguieron hasta la fuente de Belchite, donde lo colgaron de una encina y lo abandonaron para que con el tiempo se muriera desangrado, de sed y de hambre. Tres días permaneció con vida cantando salmos y predicando a Cristo cuando se le acercaban los moros y los cristianos. Al final un morisco enfurecido le abrió el pecho y le arrancó el corazón, viendo los asistentes, que tenía impreso en él el anagrama de Jesús.
Comenzaron a llamarlo el Santo Marcos. Debido al culto y veneración que recibió durante siglos en este pueblo y comarca se comienza el proceso de beatificación. El proceso de beatificación no llegó a término, pero el 2 de julio de 1899 el papa León XIII aprobó el culto «ab immemoriale», con título de beato y mártir.
domingo, 24 de septiembre de 2023
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