miércoles, 31 de enero de 2024
Lecturas del 31/01/2024
En aquellos días, el rey David mandó a Joab, jefe del ejército, que estaba a su lado: «Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan a Berseba, y haz el censo del pueblo para que sepa su número»
Joab entregó al rey el número de censo del pueblo: Israel contaba con ochocientos mil guerreros, que podían empuñar la espada y Judá con quinientos mil hombres.
Pero, después David sintió remordimiento por haber hecho el censo del pueblo. Y dijo al Señor: «He pecado gravemente por lo que he hecho. Ahora, Señor, perdona la falta de tu siervo que ha obrado tan neciamente».
Al levantarse David por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió esta palabra del Señor: «Ve y di a David: así dice el Señor: “Tres cosas te propongo. Elige una de ellas y la realizaré”»
Gad fue a ver a David y le notificó: «¿Prefieres que vengan siete años de hambre en tu país, o que tengas que huir durante tres meses ante tus enemigos, los cuales te perseguirán, o que haya tres días de peste en tu país? Ahora, reflexiona y decide qué he de responder al que me ha enviado».
David respondió a Gad: «¡Estoy en un gran apuro! Pero pongámonos en manos del Señor, cuya misericordia es enorme, y no en manos de los hombres».
Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. El Señor mandó la peste a Israel desde la mañana hasta el plazo fijado. Murieron setenta y siete mil hombres del pueblo desde Dan hasta Berseba.
El ángel del Señor extendió su mano contra Jerusalén para asolarla. Pero el Señor se arrepintió del castigo y ordenó al ángel que asolaba al pueblo: «¡Basta! Retira ya tu mano».
El ángel del Señor se encontraba junto a la era de Arauná, el jebuseo. Al ver al ángel golpeando al pueblo.
David suplicó al Señor: «Soy yo el que ha pecado y el que ha obrado mal. Pero ellos, las ovejas ¿qué han hecho? Por favor, carga tu mano contra mí y contra la casa de mi padre».
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa»
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Palabra del Señor.
31 de Enero - Beato Luis Talamoni
Luis Talamoni nació en Monza el 2 de octubre de 1848, segundo de seis hijos de un modesto sombrerero. Frecuentó el oratorio del Carrobiolo, guiado por el barnabita Luis M. Villoresi, y fue uno de los primeros alumnos del instituto para los clérigos pobres fundado por el mismo padre.
Ordenado sacerdote el 4 de marzo de 1871 y licenciado en ciencias históricas y filosóficas, don Luis enseñó en el Colegio San Carlos de Milano, del 1875 hasta su muerte, en el Seminario de bachillerato de Monza.
Sus alumnos, entre los cuales el papa Pío XI, le veían como a un gran maestro, ejemplo de activa vida sacerdotal.
Su frecuente predicación fue siempre fructuosa, porque en su corazón tuvo mucho amor por Dios y por los hombres.
En la catedral de Monza confesó por mucho tiempo, cada día, por 50 años; fue un verdadero mártir del confesionario.
Siempre acogió con admirable paciencia a personas afligidas que pedían consejo, consuelo; sus bendiciones obtuvieron gracias del Señor.
Quiso mucho a los enfermos, especialmente a los más necesitados espiritualmente. Su caridad fue inmensa: era el hombre de todos.
La pública opinión siempre lo consideró como el mejor de los ciudadanos monzesi.
De 1893 a 1916 y aún en el 1923 don Talamoni participó en el Consejo municipal de Monza porque la población lo estimó y lo quiso; también los adversarios reconocieron su superioridad moral. A él estaba confiado el bien de los conciudadanos: fue realmente «Padre del pueblo».
Mons. Luis Talamoni vivió en tiempos muy difíciles por la situación de la nación y por las luchas de pensamiento: fue clara y fuerte su fe, su comunión con el Papa y con el Arzobispo.
Fue incansable en procurar los intereses de las almas y los cuerpos de sus hermanos, fruto de la caridad de este beato sacerdote es la Congregación Delle Suore Misericordine que continúan su obra de misericordia en la asistencia a los enfermos y privilegiar al hombre en situaciones de necesidad y malestar.
La vivísima, fama de santidad de Mons. Luis Talamoni, muerto el 31 de enero de 1926, ha llevado en el 1952 al inicio del proceso de canonización.
El día 11 de julio de 1992 el Santo Padre Giovanni Paolo II proclama oficialmente la Venerabilidad y el 12 de abril 2003 promulga el decreto de reconocimiento del milagro para la Beatificación.
Ordenado sacerdote el 4 de marzo de 1871 y licenciado en ciencias históricas y filosóficas, don Luis enseñó en el Colegio San Carlos de Milano, del 1875 hasta su muerte, en el Seminario de bachillerato de Monza.
Sus alumnos, entre los cuales el papa Pío XI, le veían como a un gran maestro, ejemplo de activa vida sacerdotal.
Su frecuente predicación fue siempre fructuosa, porque en su corazón tuvo mucho amor por Dios y por los hombres.
En la catedral de Monza confesó por mucho tiempo, cada día, por 50 años; fue un verdadero mártir del confesionario.
Siempre acogió con admirable paciencia a personas afligidas que pedían consejo, consuelo; sus bendiciones obtuvieron gracias del Señor.
Quiso mucho a los enfermos, especialmente a los más necesitados espiritualmente. Su caridad fue inmensa: era el hombre de todos.
La pública opinión siempre lo consideró como el mejor de los ciudadanos monzesi.
De 1893 a 1916 y aún en el 1923 don Talamoni participó en el Consejo municipal de Monza porque la población lo estimó y lo quiso; también los adversarios reconocieron su superioridad moral. A él estaba confiado el bien de los conciudadanos: fue realmente «Padre del pueblo».
Mons. Luis Talamoni vivió en tiempos muy difíciles por la situación de la nación y por las luchas de pensamiento: fue clara y fuerte su fe, su comunión con el Papa y con el Arzobispo.
Fue incansable en procurar los intereses de las almas y los cuerpos de sus hermanos, fruto de la caridad de este beato sacerdote es la Congregación Delle Suore Misericordine que continúan su obra de misericordia en la asistencia a los enfermos y privilegiar al hombre en situaciones de necesidad y malestar.
La vivísima, fama de santidad de Mons. Luis Talamoni, muerto el 31 de enero de 1926, ha llevado en el 1952 al inicio del proceso de canonización.
El día 11 de julio de 1992 el Santo Padre Giovanni Paolo II proclama oficialmente la Venerabilidad y el 12 de abril 2003 promulga el decreto de reconocimiento del milagro para la Beatificación.
martes, 30 de enero de 2024
Lecturas del 30/01/2024
En aquellos días, Absalón se encontró frente a los hombres de David.
Montaba un mulo y, al pasar el mulo bajo el ramaje de una gran encina, la cabeza se le enganchó en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que montaba siguió adelante. Alguien lo vio y avisó a Joab: «He visto a Absalón colgado de una encina».
Cogiendo Joab tres venablos en la mano y los clavó en el corazón a Absalón. David estaba sentado entre las dos puertas.
El vigía subió a la terraza del portón, sobre la muralla. Alzó los ojos y vio que un hombre venía corriendo en solitario. El vigía gritó para anunciárselo al rey.
El rey dijo: «Si es uno solo, trae buenas noticias en su boca». Cuando llegó el cusita, dijo: «Reciba una buena noticia el rey, mi señor: El Señor te ha hecho justicia hoy, librándote de la mano de todos los que se levantaron contra ti». El rey preguntó: «¿Se encuentra bien el muchacho Absalón?». El cusita respondió: «Que a los enemigos de mi señor, y a todos los que se han levantado contra ti para hacerte mal les ocurra como al muchacho» Entonces el rey se estremeció. Subió a la habitación superior del portón y se puso a llorar. Decía al subir: «¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar !¡Absalón, hijo mío, hijo mío!». Avisaron a Joab: «El rey llora y hace duelo por Absalón».
Así, la victoria de aquel día se convirtió en duelo para todo el pueblo, al decir que el rey estaba apenado por su hijo.
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». Se fue con él, y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con sólo tocarle el vestido curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?». Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y en contra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor.
30 de Enero - Beata Carmen García Moyón
En la villa de Torrent, en España, beata Carmen García Moyón, mártir, maestra de la doctrina cristiana, que en la cruel persecución religiosa fue violada y quemada viva por causa de su fe en Cristo.
Nació en Nantes, Francia; era hija de padre español y madre francesa; el padre era un carlista exiliado en Francia. El padre decidió regresar a España y se estableció en Barcelona, aquí pasó Carmen toda su juventud. Creyó que su vocación era la vida religiosa y por ello ingresó en el noviciado de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, haciendo sus primeros votos en 1920, pero comprobó que este no era su camino y dejó la comunidad.
Se propuso ser una verdadera apóstol seglar, y junto con su amiga Asunción Fernández Roig, que también había estado en el mismo convento, se trasladó a Manises. Se ganó la vida como costurera y todo su tiempo libre fue para las obras apostólicas. Hacia 1928, ambas amigas se establecieron en Torrente y trabajaron algunas horas en el convento de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores, con quienes colaboraron apostólicamente. Fue catequista. Cuando su amiga se casó, Carmen montó un taller de costura donde realizó un gran trabajo apostólico entre sus alumnas. También emprendió numerosas obras de caridad, visitando a los enfermos pobres. Al crearse en el convento la rama femenina de la Pía Unión de San Antonio, Carmen fue una de las primeras en inscribirse y colaboró como catequista de niñas.
Cuando llegó la revolución de 1936, no dudó en exponerse a fin de sostener el ánimo de los católicos perseguidos. Llevaba la Eucaristía por las casas y servía de enlace entre los sacerdotes y los fieles. Cuando mataron a los Terciarios Capuchinos del convento de Torrente, no decayó su ánimo. No se escondió y no disimuló su condición de católica. Fue apresada y la llevaron a la carretera de Montserrat y junto al Barranc de les Canyes, intentaron violarla, pero ella se defendió diciendo que prefería la muerte. Entonces fue rociada de gasolina y convertida en una tea viva, fue gritando vivas a Cristo Rey, de un lado a otro, sin poder tampoco reprimir gritos de dolor, mientras los milicianos se burlaban de ella, hasta que murió tan cruelmente. Fue elevada a los altares en el grupo de 233 mártires de la misma persecución beatificados por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.
Nació en Nantes, Francia; era hija de padre español y madre francesa; el padre era un carlista exiliado en Francia. El padre decidió regresar a España y se estableció en Barcelona, aquí pasó Carmen toda su juventud. Creyó que su vocación era la vida religiosa y por ello ingresó en el noviciado de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, haciendo sus primeros votos en 1920, pero comprobó que este no era su camino y dejó la comunidad.
Se propuso ser una verdadera apóstol seglar, y junto con su amiga Asunción Fernández Roig, que también había estado en el mismo convento, se trasladó a Manises. Se ganó la vida como costurera y todo su tiempo libre fue para las obras apostólicas. Hacia 1928, ambas amigas se establecieron en Torrente y trabajaron algunas horas en el convento de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores, con quienes colaboraron apostólicamente. Fue catequista. Cuando su amiga se casó, Carmen montó un taller de costura donde realizó un gran trabajo apostólico entre sus alumnas. También emprendió numerosas obras de caridad, visitando a los enfermos pobres. Al crearse en el convento la rama femenina de la Pía Unión de San Antonio, Carmen fue una de las primeras en inscribirse y colaboró como catequista de niñas.
Cuando llegó la revolución de 1936, no dudó en exponerse a fin de sostener el ánimo de los católicos perseguidos. Llevaba la Eucaristía por las casas y servía de enlace entre los sacerdotes y los fieles. Cuando mataron a los Terciarios Capuchinos del convento de Torrente, no decayó su ánimo. No se escondió y no disimuló su condición de católica. Fue apresada y la llevaron a la carretera de Montserrat y junto al Barranc de les Canyes, intentaron violarla, pero ella se defendió diciendo que prefería la muerte. Entonces fue rociada de gasolina y convertida en una tea viva, fue gritando vivas a Cristo Rey, de un lado a otro, sin poder tampoco reprimir gritos de dolor, mientras los milicianos se burlaban de ella, hasta que murió tan cruelmente. Fue elevada a los altares en el grupo de 233 mártires de la misma persecución beatificados por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.
lunes, 29 de enero de 2024
Lecturas del 29/01/2024
En aquellos días, alguien llego a David con esta información: «El corazón de la gente de Israel sigue a Absalón».
Entonces David dijo a los servidores que estaban con él en Jerusalén: «Levantaos y huyamos, pues no tendremos escapatoria ante Absalón. Vámonos rápidamente no sea que se apresure, nos de alcance, precipite sobre nosotros la ruina sobre nosotros y pase la ciudad a afilo de espada». David subía la cuesta de los Olivos llorando con la cabeza cubierta y descalzo. Los que le acompañaban llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.
Al llegar el rey David a Bajurin, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba caminando y lanzando maldiciones. Y arrojaba piedras contra David y todos sus servidores. El pueblo y los soldados protegían a David a derecha e izquierda. Semeí decía al maldecirlo: «Fuera, fuera, hombre sanguinario, hombre desalmado. El Señor ha hecho recaer sobre ti la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado. Y el Señor ha puesto el reino en manos de tu hijo Absalón. Has sido atrapado por tu maldad, pues eres un hombre sanguinario». Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «¿Por qué maldice este perro muerto al rey, mi señor? Deja que vaya y le corte la cabeza». El rey contesto: «¿Qué hay entre vosotros y yo, hijo de Seruyá? Si maldice y si el Señor le ha ordenado maldecir a David, ¿quién le va a preguntar: “Por qué actúas así?». Luego David se dirigió a Abisay y a todos sus servidores: «Un hijo mío, salido de mis entrañas, busca mi vida. Cuánto más este benjaminita. Dejadle que me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor. Quizá el Señor vea mi humillación y me pague con bendiciones la maldición de este día».
David y sus hombres subían por el camino.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo.
Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo.
Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «¿Cómo te llamas?». El respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar. Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.
Y se asustaron.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca. Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor.
29 de Enero - Beato Bronislaw Markiewicz
Nació en 1842, fue el sexto de una familia de once hijos cuyo padre era alcalde del lugar. En la adolescencia experimentó una crisis de fe y se volcó al agnosticismo por un período de dos años, influenciado por un inspector escolar de nombre Eusebio Czerkawski, decididamente anticlerical y racionalista.
A los 21 años ingresa al seminario diocesano de Przemy?l y el 15 de septiembre de 1867 fue ordenado sacerdote.
Una semana después de su ordenación da su primera misa en su pueblo natal de Pruchnik y una semana después se hace cargo de la parroquia del pueblo de Harta donde trabaja hasta febrero de 1870. Durante su ministerio en Harta, Markiewicz fundó tres nuevas parroquias en las zonas rurales y dio una especial preferencia al trabajo entre los pobres y especialmente entre los niños. En 1870 Markiewicz fue designado vicario de la catedral de Przemy?l y trabajó como capellán del presidio local. Markiewicz siguió trabajando con los jóvenes del lugar y cuando una epidemia de cólera azotó la región Markiewicz asistió a cuantos enfermos pudo y organizó "ollas populares" para alimentar a la población que comenzó a llamarle el "ángel consolador".
Ante la ola de agnosticismo que cundía en la región, Markiewicz decide perfeccionarse en filosofía y en 1873 ingresa en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Juan Casimiro en Leópolis en donde su decano era el viejo inspector Eusebio Czerkawski, con quien permanentemente confrontó. Al año siguiente ingresó a la Universidad Jagellónica de Cracovia, pero no pudo finalizar los estudios en ninguna de las dos facultades cuando en 1875 fue trasladado a la pequeña aldea de Ga? para hacerse cargo de la vicaría. Allí lucho contra el alcoholismo, un mal endémico entre los pobladores, y fundó la Sociedad de Abstinencia.
Entre 1877 a 1882 es designado párroco en B?a?owa en 1882 fue designado al frente de un seminario en Przemy?l y como capellán de las carmelitas descalzas que se habían instalado en Przemy?l luego de haber sido expulsadas de Posnania por la Kulturkampf.
En 1885 Markiewicz viaja a Italia en donde conoce a Juan Bosco en 1887 y en 1888 se une a la congregación de los salesianos.
En 1892 regresa a Polonia para hacerse cargo de una parroquia en Miejsce Piastowe, en donde permanece hasta su muerte en 1912. Ni bien llegó a su país comenzó a poner en práctica las enseñanzas de Don Bosco organizando casas para niños y jóvenes abandonados.
Con los años la Congregación de los Salesianos comenzó a admitir no sólo a los niños pobres y abandonados en sus institutos sino también a los hijos de padres que pertenecían a clases pudientes, quienes pagaban un estipendio.
El padre Markiewicz no estuvo de acuerdo con estos cambios impulsados por Don Rua —sucesor de Don Bosco— e insiste en que la congregación debe poner todas sus fuerzas en la atención de los desamparados. Don Rua envía en 1897 un delegado suyo para supervisar que las nuevas normas fuesen cumplidas por el padre Markiewicz pero éste se niega y decide abandonar el Instituto Salesiano. En ese año decide fundar una asociación civil a la que le da el nombre de Templanza y Trabajo, dedicada al rescate de los niños abandonados. La asociación —que será la base de la Congregación de San Miguel Arcángel—recibió la aprobación papal en 1898.
Ante la necesidad de fondos para su obra Markiewicz manda a sus discípulos a pedir dinero a las familias ricas de la zona. Por la misma época una ola de disturbios sociales corre por Europa Central con la ascensión del socialismo. Markiewicz advierte a las clases privilegiadas:
Sólo la "permanente revolución" de la caridad y justicia pueden detener las revoluciones sociales. ¡Lo que ustedes no den por su propia voluntad les será quitado por la fuerza!
El padre Markiewicz encontró una fuerte oposición a su obra por parte de obispo de Przemy?l, san Józef Sebastian Pelczar quien le niega fondos para su obra a no ser que reingrese a la congregación salesiana. Pelczar también pone trabas para que los muchachos que están a su cargo ingresen a los seminarios y le niega la creación de la rama femenina de la obra. Muchos de los discípulos de Markiewicz se exilian voluntariamente a América en donde entran en distintos seminarios y asisten a la comunidad polaca emigrada; otros desisten de ordenarse como sacerdotes y se quedan con el padre Markiewicz.
Admiro y amo a los salesianos... Frecuentemente les envío a los hijos de padres ricos que pueden pagar una buena cuota, y yo sólo me quedo con aquellos que nada pueden pagar... Nuestros trabajos se complementan.
Tratando en obtener la aprobación del instituto por parte del obispo Pelczac, Markiewicz pone a éste bajo la advocación del Arcángel Miguel.
En 1911 el padre Markiewicz declaraba que más de 2000 jóvenes habían pasado por sus establecimientos y que habían salido teniendo un oficio. El 11 de diciembre de ese año Markiewicz sufre una hemorragia cerebral de la cual pudo ser salvado. Sin embargo Markiewicz también sufría de grandes dolores causados por la próstata y no pudo ser operado porque su corazón estaba muy débil como para resistir la anestesia. Markiewicz murió el 29 de enero de 1912 y una multitud fue a su entierro a pesar del frío y de la nevada que cayó ese día.
Cuando me haya ido todo se pondrá bien... ¡Yo los ayudaré! No tengan miedo.
El principal propulsor de la obra de Markiewicz fue el obispo de Cracovia Adam Stefan Sapieha que hizo todo lo posible para que el 29 de septiembre de 1921 —día de San Miguel Arcángel— fuese erigida canónicamente la rama masculina de la Congregación San Miguel Arcángel y, en 1928, la rama femenina: las Hermanas Miguelinas.
En 1958 se inició el proceso de beatificación y el 19 de junio de 2005 fue proclamado beato en una ceremonia celebrada por el cardenal Józef Glemp en la plaza Pilsudski, Varsovia, Polonia; su fiesta se celebra el 29 de enero de cada año, fecha de su muerte.
A los 21 años ingresa al seminario diocesano de Przemy?l y el 15 de septiembre de 1867 fue ordenado sacerdote.
Una semana después de su ordenación da su primera misa en su pueblo natal de Pruchnik y una semana después se hace cargo de la parroquia del pueblo de Harta donde trabaja hasta febrero de 1870. Durante su ministerio en Harta, Markiewicz fundó tres nuevas parroquias en las zonas rurales y dio una especial preferencia al trabajo entre los pobres y especialmente entre los niños. En 1870 Markiewicz fue designado vicario de la catedral de Przemy?l y trabajó como capellán del presidio local. Markiewicz siguió trabajando con los jóvenes del lugar y cuando una epidemia de cólera azotó la región Markiewicz asistió a cuantos enfermos pudo y organizó "ollas populares" para alimentar a la población que comenzó a llamarle el "ángel consolador".
Ante la ola de agnosticismo que cundía en la región, Markiewicz decide perfeccionarse en filosofía y en 1873 ingresa en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Juan Casimiro en Leópolis en donde su decano era el viejo inspector Eusebio Czerkawski, con quien permanentemente confrontó. Al año siguiente ingresó a la Universidad Jagellónica de Cracovia, pero no pudo finalizar los estudios en ninguna de las dos facultades cuando en 1875 fue trasladado a la pequeña aldea de Ga? para hacerse cargo de la vicaría. Allí lucho contra el alcoholismo, un mal endémico entre los pobladores, y fundó la Sociedad de Abstinencia.
Entre 1877 a 1882 es designado párroco en B?a?owa en 1882 fue designado al frente de un seminario en Przemy?l y como capellán de las carmelitas descalzas que se habían instalado en Przemy?l luego de haber sido expulsadas de Posnania por la Kulturkampf.
En 1885 Markiewicz viaja a Italia en donde conoce a Juan Bosco en 1887 y en 1888 se une a la congregación de los salesianos.
En 1892 regresa a Polonia para hacerse cargo de una parroquia en Miejsce Piastowe, en donde permanece hasta su muerte en 1912. Ni bien llegó a su país comenzó a poner en práctica las enseñanzas de Don Bosco organizando casas para niños y jóvenes abandonados.
Con los años la Congregación de los Salesianos comenzó a admitir no sólo a los niños pobres y abandonados en sus institutos sino también a los hijos de padres que pertenecían a clases pudientes, quienes pagaban un estipendio.
El padre Markiewicz no estuvo de acuerdo con estos cambios impulsados por Don Rua —sucesor de Don Bosco— e insiste en que la congregación debe poner todas sus fuerzas en la atención de los desamparados. Don Rua envía en 1897 un delegado suyo para supervisar que las nuevas normas fuesen cumplidas por el padre Markiewicz pero éste se niega y decide abandonar el Instituto Salesiano. En ese año decide fundar una asociación civil a la que le da el nombre de Templanza y Trabajo, dedicada al rescate de los niños abandonados. La asociación —que será la base de la Congregación de San Miguel Arcángel—recibió la aprobación papal en 1898.
Ante la necesidad de fondos para su obra Markiewicz manda a sus discípulos a pedir dinero a las familias ricas de la zona. Por la misma época una ola de disturbios sociales corre por Europa Central con la ascensión del socialismo. Markiewicz advierte a las clases privilegiadas:
Sólo la "permanente revolución" de la caridad y justicia pueden detener las revoluciones sociales. ¡Lo que ustedes no den por su propia voluntad les será quitado por la fuerza!
El padre Markiewicz encontró una fuerte oposición a su obra por parte de obispo de Przemy?l, san Józef Sebastian Pelczar quien le niega fondos para su obra a no ser que reingrese a la congregación salesiana. Pelczar también pone trabas para que los muchachos que están a su cargo ingresen a los seminarios y le niega la creación de la rama femenina de la obra. Muchos de los discípulos de Markiewicz se exilian voluntariamente a América en donde entran en distintos seminarios y asisten a la comunidad polaca emigrada; otros desisten de ordenarse como sacerdotes y se quedan con el padre Markiewicz.
Admiro y amo a los salesianos... Frecuentemente les envío a los hijos de padres ricos que pueden pagar una buena cuota, y yo sólo me quedo con aquellos que nada pueden pagar... Nuestros trabajos se complementan.
Tratando en obtener la aprobación del instituto por parte del obispo Pelczac, Markiewicz pone a éste bajo la advocación del Arcángel Miguel.
En 1911 el padre Markiewicz declaraba que más de 2000 jóvenes habían pasado por sus establecimientos y que habían salido teniendo un oficio. El 11 de diciembre de ese año Markiewicz sufre una hemorragia cerebral de la cual pudo ser salvado. Sin embargo Markiewicz también sufría de grandes dolores causados por la próstata y no pudo ser operado porque su corazón estaba muy débil como para resistir la anestesia. Markiewicz murió el 29 de enero de 1912 y una multitud fue a su entierro a pesar del frío y de la nevada que cayó ese día.
Cuando me haya ido todo se pondrá bien... ¡Yo los ayudaré! No tengan miedo.
El principal propulsor de la obra de Markiewicz fue el obispo de Cracovia Adam Stefan Sapieha que hizo todo lo posible para que el 29 de septiembre de 1921 —día de San Miguel Arcángel— fuese erigida canónicamente la rama masculina de la Congregación San Miguel Arcángel y, en 1928, la rama femenina: las Hermanas Miguelinas.
En 1958 se inició el proceso de beatificación y el 19 de junio de 2005 fue proclamado beato en una ceremonia celebrada por el cardenal Józef Glemp en la plaza Pilsudski, Varsovia, Polonia; su fiesta se celebra el 29 de enero de cada año, fecha de su muerte.
domingo, 28 de enero de 2024
Lecturas del 28/01/2024
Moisés habló al pueblo, diciendo: «El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis.
Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor mi Dios, ni quiero ver más ese gran fugo, para no morir”.
El Señor me respondió: “Está bien lo que han dicho. Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande. Yo mismo pediré cuentas a quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”».
Hermanos:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
En la ciudad de Cafarnaúm, y el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.
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