En Thusis, Suiza, beato Nicolás Rusca, sacerdote de la diócesis de Como, a quien enemigos de la fe lo torturaron hasta la muerte.
Nació en Bedano (Cantón Ticino, Suiza), en el seno la noble familia Rusconi; en aquel entonces la región estaba bajo dominio milanés. Estudió en Pavía, luego en Roma y finalmente se trasladó al Colegio helvético de Milán bajo la protección de san Carlos Borromeo. Se dice que san Carlos, impresionado por el joven seminarista, le dijo: "Hijo mío, hay que pelear la buena batalla, compite tu carrera. Por ti ha sido repuesta la corona de justicia, corona que te entregará aquel día el justo Juez".
Fue ordenado sacerdote en 1587 y enviado a la ciudad suiza de Sessa, luego fue nombrado arcipreste y párroco de Sondrio en 1590, donde trabajó incansablemente por evitar que sus fieles cayesen en el protestantismo, que en aquellos momentos tenía gran difusión la reforma de Zwinglio y Calvino entre los grisones, ya sea por la fuerte decadencia de las instituciones eclesiásticas institucionales.
Fue un sacerdote de profunda cultura y de generosa dedicación pastoral: guio con gran equilibrio y moderación las comunidades católicas de Sondrio y de toda la Valtellina. Esto no impidió que cayera víctima inocente, entre las varias facciones político-religiosas.
Acusado por connivencia con un católico del que se decía había atentado contra la vida de un pastor evangélico, fue arrestado en 1618, y encarcelado en Thusis, donde terminaban normalmente todos los católicos acusados de algún supuesto delito político. Fue procesado por un tribunal faccioso, expresión de un particular grupo político-religioso de carácter radical. Como rechazase todas las infundadas acusaciones, fue sometido a tortura que Rusca sufrió con una constancia superior a las fuerzas humanas hasta que, al repetirse el martirio del potro expiró, al no poder ya resistir tal tormento. Murió en Thusis. Se le considera mártir. Beatificado por SS Francisco el 21 de abril de 2013.
Nació en Bedano (Cantón Ticino, Suiza), en el seno la noble familia Rusconi; en aquel entonces la región estaba bajo dominio milanés. Estudió en Pavía, luego en Roma y finalmente se trasladó al Colegio helvético de Milán bajo la protección de san Carlos Borromeo. Se dice que san Carlos, impresionado por el joven seminarista, le dijo: "Hijo mío, hay que pelear la buena batalla, compite tu carrera. Por ti ha sido repuesta la corona de justicia, corona que te entregará aquel día el justo Juez".
Fue ordenado sacerdote en 1587 y enviado a la ciudad suiza de Sessa, luego fue nombrado arcipreste y párroco de Sondrio en 1590, donde trabajó incansablemente por evitar que sus fieles cayesen en el protestantismo, que en aquellos momentos tenía gran difusión la reforma de Zwinglio y Calvino entre los grisones, ya sea por la fuerte decadencia de las instituciones eclesiásticas institucionales.
Fue un sacerdote de profunda cultura y de generosa dedicación pastoral: guio con gran equilibrio y moderación las comunidades católicas de Sondrio y de toda la Valtellina. Esto no impidió que cayera víctima inocente, entre las varias facciones político-religiosas.
Acusado por connivencia con un católico del que se decía había atentado contra la vida de un pastor evangélico, fue arrestado en 1618, y encarcelado en Thusis, donde terminaban normalmente todos los católicos acusados de algún supuesto delito político. Fue procesado por un tribunal faccioso, expresión de un particular grupo político-religioso de carácter radical. Como rechazase todas las infundadas acusaciones, fue sometido a tortura que Rusca sufrió con una constancia superior a las fuerzas humanas hasta que, al repetirse el martirio del potro expiró, al no poder ya resistir tal tormento. Murió en Thusis. Se le considera mártir. Beatificado por SS Francisco el 21 de abril de 2013.
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