martes, 18 de octubre de 2011

San Lucas Evangelista

Nadie ha merecido como San Lucas el título de Evangelista, de mensajero de la Buena Nueva; no ya porque el historiador de Cristo, en el tercer Evangelio, se convierte enseguida en los Hechos de los Apóstoles, en el historiador de la Iglesia naciente, de la difusión del mensaje cristiano al mundo, sino, ante todo, porque en su estilo de griego y de literato, el mensaje de salvación canta un auténtico himno de acción de gracias, de alegría y de optimismo.
Lucas no minimiza nunca la Cruz - a él se debe la descripción más detallada de la agonía de Jesús - pero en el predomina el gozo: desde el nacimiento de Juan, con el cual - "muchos se alegrarán" a la evocación de los discípulos, que tras la Ascensión "volvieron a Jerusalén con gran alegría", pasando por el relato de la pecadora perdonada y del Hijo Pródigo, todo en él es un triunfo de la vida y del amor. Los Hechos están bañados por la misma luz: "...los creyentes celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón..." (Hc. 2, 46). "...En el grupo de creyentes todos pensaban y sentían lo mismo...." (Hc. 4, 32).
Lucas que se unió fielmente al alma de San Pablo y permaneció junto a él aun en sus cadenas, el cantor de la mansedumbre de Cristo - como le llama el Dante -, captó desde el principio el universalismo del mensaje de amor que Jesús había confiado a los suyos.
El Salvador que nos presenta este hombre llegado del paganismo es claramente "luz para alumbrar a las naciones". (Lc. 2,32) El único de los evangelistas que no era judío, sino gentil, quizá natural de Antioquía y que parece que fue médico de profesión. Discípulo de san Pablo (quien le alude en la carta a los colosenses como «...Lucas, el médico amado....»), le acompañó en sus viajes y tal vez se encontraba con él en Roma cuando sufrió martirio; poco más se sabe, aparte de que escribió el tercer evangelio y los Hechos de los apóstoles.
Según remotas tradiciones, después de la muerte de Pablo predicó la buena nueva en Egipto y en Grecia, y debió de morir en este último país, quién sabe si crucificado en Patras, como algunos suponen. Su símbolo es el buey, porque su evangelio empieza con el sacrificio de Zacarías en el Templo, y desde tiempo inmemorial es patrón de médicos y cirujanos.
Como evangelista tiene un rasgo muy peculiar sin duda debido a su condición de gentil que escribía para cristianos de cultura griega, hace muy pocas referencias a la ley mosaica y es el que más insiste en el alcance universal de la salvación, mostrándose también en eso fiel discípulo de san Pablo.
El Evangelio según San Lucas
El autor del tercer Evangelio, San Lucas, el médico, era un sirio nacido en Antioquía, de una familia pagana. Tuvo la suerte de convertirse à la fe de Jesucristo y encontrarse con San Pablo, cuyo fiel compañero y discípulo fue por muchos años, compartiendo con él hasta la prisión en Roma.
Según su propio testimonio ( 1, 3), Lucas se informó «...de todo exactamente desde su primer origen ...«. No cabe duda de que una de sus principales fuentes de información fue el mismo Pablo y es muy probable que recibiera informes también de la Santísima Madre de Jesús, especialmente sobre la infancia del Señor, que Lucas es el único en referirnos detalladamente.
El es, pues, precisamente por sus noticias sobre el Niño y su Madre, el Evangelista por excelencia de la Virgen. Pero Lucas posee además una característica muy llamativa que ha dado origen a una curiosa leyenda: es el que más habla de la Virgen, quizá porque la trató personalmente (por ejemplo, es el único que cuenta la Anunciación), y de ahí que atribuyéndosela habilidades de pintor se supusiese que pintó un retrato de Nuestra Señora.
Aunque los supuestos retratos sean muy tardíos (el más famoso, que se conserva en la Capilla Paulina de Santa María la Mayor de Roma, es un icono del siglo XII), los pintores le tienen también por patrón celestial y se encomiendan a él como al artista que tuvo el máximo modelo de hermosura humana.
Lucas es llamado también el Evangelista de la misericordia, por ser el único que nos trae las parábolas del hijo pródigo, de la dracma perdida, del buen samaritano, etc. Éste tercer Evangelio fue escrito en Roma à fines de la primera cautividad de San Pablo, o sea entre los años 62 y 63. Sus destinatarios son los cristianos de las Iglesias fundadas por el Apóstol de los gentiles, así como Mateo se dedicó más especialmente à mostrar à los judíos el cumplimiento de las profecías, realizadas por Cristo.
Por eso, El Evangelio de San Lucas contiene un relato de la vida de Jesús que podemos considerar el más completo de todos y hecho à propósito para nosotros los cristianos de la gentilidad.
Se afirma que Lucas evangelizó Acaya y Bitinia, donde habría sellado con su sangre la verdad del Evangelio.

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