lunes, 17 de mayo de 2010

1er. MISTERIO LUMINOSO


La señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el Infierno y perdido el Cielo, y sobre todo porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita a quien yo amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente con tu gracia no volver a pecar, evitar las ocasiones próximas de pecado, confesarme y cumplir la penitencia.
Confío me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén

EL Credo
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.
Creo en un Solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho.
El cual por nosotros los hombres, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de maría la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


Hay un Bautismo por venir y ¡qué gran bautismo ése será! Jesús bautizará la tierra con FUEGO... por eso, ahora es el tiempo del arrepentimiento; ahora es el tiempo de la reconciliación. Yo les digo, queridos hijos, que el sacrificio que Dios pide de ustedes, hoy, es que cambien sus vidas y vivan santamente. Dios le está pidiendo a cada alma que se ARREPIENTA. Un Bautismo de Fuego se acerca a ti, ¡creación! Un bautismo tan anhelado, que hará otra vez todas las cosas nuevas. Hija, proclama el Reino de Dios y no permitas que nadie te lo impida... ¡Pide que la Fuente de Agua Viva venga sobre ti como un Manantial para que te refresque! Mi Iglesia aún debe recibir un Bautismo, y ¡cuán grande es mi aflicción hasta que éste termine! Este bautismo vendrá del cielo, las nubes lloverán y lo dejarán caer. No has leído, discípula Mía: ¿"que la tierra se abra para que brote la salvación; que la liberación, que Yo, Yahvé, crearé, brote también"?
Mi Espíritu Santo desciende desde el más alto cielo incendiando la tierra como un beso bautismal...Yo, que soy el Autor de inestimables maravillas, estoy a punto de abrir los cielos y dejarles conocer los misterios de Mi Propósito: la efusión de Mi Santo Espíritu, Quien Es la Promesa escrita en las Escrituras, y Quien actuará sobre Mi creación, como nunca antes en la historia, levantándolos a todos hasta el cielo, acercando todo sobre la tierra tan cerca del cielo como pudiera ser posible.
Ven y aprende: en las tribulaciones, Yo siempre estoy con vosotros. Yo soy su Consolador y, donde hay desesperación, Yo consuelo y sano. Yo soy el Dador de Vida y con Mi beso bautismal soplo sobre vosotros, Yo los renuevo; Yo los renuevo para que sus inclinaciones naturales, que son tan opuestas a Dios, y tan humanas y mundanas, conduciéndolos a la muerte, puedan ser transformadas y deificadas en Mi Divinidad y Mi Nobleza, y llegar a ser como las de los ángeles y santos.
(Mateo, 3,13-17)


Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Sea, pues, Señora, abogada nuestra: vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce ¡Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amen.

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