

Los apóstoles han recibido con desconfianza la noticia que les han dado las mujeres. Están confusos, pero el amor puede más. Por eso Pedro y Juan se acercan al sepulcro con la rapidez de su esperanza. Del Evangelio según San Juan 20, 3-10 (Cf. Lc 24, 12). Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado corriendo, con el alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y comprueban que todo es como les han dicho las mujeres. Hasta los más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan grabados en su interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es una vana ilusión: es un hecho de la historia, que va a cambiar la historia. Después de este hecho, el Señor saldría al encuentro de Pedro, como expresión de la delicadeza de su amor; y así, el que llegaría a ser Cabeza de los Apóstoles, y tendría que confirmarlos en la fe, recibió una visita personal de Jesús. Así nos lo cuenta Pablo y Lucas: "[Cristo] se apareció a Cefas y luego a los Doce" (1 Cor 15, 5; Cf. Lc 24, 34).
Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que corramos con esperanza a buscarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario