jueves, 30 de abril de 2009

Mes de MARÍA

MARÍA

La Iglesia ha dedicado el mes de mayo a María, a la dulce Reina de nuestras vidas, es por eso que comenzando con una simple oración le regalamos nuestro corazón:

¡Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía! Vengo a entregarte lo poco que poseo yo, pues sólo tuyo soy para que lo pongas en oblación ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea siempre la Voluntad del Padre Celestial.

Cada día del mes de mayo tiene que ser un homenaje para María. Por eso le regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, una decena del Santo Rosario y una meditación. De este modo iremos formando un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles custodios le llevarán en actitud de veneración.

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acuérdate de mí, miserable pecador. Avemaría.

Acueducto de las divinas gracias, concédeme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados. Avemaría.

Reina del cielo y de la tierra, sé mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Avemaría.

Inmaculada hija de Joaquín y Ana, alcánzame de tu santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría.

Abogada y refugio de los pecadores, asísteme en el trance de mi muerte y ábreme las puertas del cielo. Avemaría.

Vía Lucís

10. ESTACIÓN: Pedro, el guía

El Resucitado confiere el primado a Pedro
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". El le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dice: "Apacienta mis corderos". Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". El le dice: "Pastorea mis ovejas". Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero". Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas".

Del Evangelio Según san Juan (Jn 21, 15-17)

Jesús resucitado se encuentra con Pedro de corazón a corazón, con el fondo sonoro del chapoteo de su lago. Después de todo gran encuentro, hay una grande entrega. Le pide la triple declaración de amor: "¿Me amas tú, Simón, más que éstos?". Tres veces, algunos días antes, lo había negado. Tres veces ahora, debía reparar la traición del amor con una renovada declaración de amor. "Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo". Y después de cada atestación del corazón, el otorgamiento de aquellos poderes que están al servicio del amor: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas". Amar a Jesús, por encima de todo, no es un idilio; es un compromiso con cuanto Jesús tiene de más querido. Lo ha pagado con su sangre.

Los hombres de nuestro tiempo, particularmente atravesado por oleadas y tempestades, tiene más que nunca necesidad de un punto de referencia estable y seguro. Tenemos necesidad de la certeza de Cristo, que apacienta sus corderos y sus ovejas a través de Pedro. Apacentar es alimentar. Apacentar es iluminar. Apacentar es confortar. Apacentar es liberar. Apacentar es hacer desarrollar. Pedro es un don pascual. Es uno de nosotros, un hermano nuestro, hecho pastor no por su humanidad, frágil como la de todos, sino por la palabra de Jesús que lo sostiene. Cumple el papel de guía, en el nombre de Jesús, sobre nosotros, la grey de su pueblo.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!

Nosotros te agradecemos, Jesús resucitado, por el Pedro de hoy, nuestro Papa. Que vive su servicio apostólico con tanta generosidad y calor, en el sacrificio de estos tiempos tan bellos, pero tan duros. Cada día nos interpelas también a nosotros: "¿Me amas tú más que éstos?". A nosotros, con Pedro y bajo Pedro, nos confías una porción de tu grey. Y nosotros nos encomendamos a ti. Persuádenos, Maestro y dador de vida, que sólo si amamos apacentaremos tu grey; y sólo con nuestro sacrificio, lo alimentaremos con tu verdad y con tu paz.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.

Cuando...

tengáis sentimientos de venganza.

No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición.
(1ª Epístola de San Pedro 3: 9) Biblia de Jerusalén

"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto.
(Evangelio según San Mateo 5: 38-40) Biblia de Jerusalén


Lecturas del 30/04/2009, Jueves de la 3ª semana de Pascua

PRIMERA LECTURA (Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40)

Siguió su viaje lleno de alegría
En aquellos días, el ángel del Señor le dijo a Felipe: - «Ponte en camino hacia el Sur, por la carretera de Jerusalén a Gaza, que cruza el desierto.» Se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido en peregrinación a Jerusalén. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: -«Acércate y pégate a la carroza.» Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: - « ¿Entiendes lo que estás leyendo?» Contestó: - « ¿Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?» Invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. ¿El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste? «Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de los vivos.» El eunuco le preguntó a Felipe: - «Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?» Felipe se puso a hablarle. Y, tomando pie de este pasaje, le nuncio el Evangelio de Jesús. En el viaje llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: - «Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?» Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató ~ Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su viaje lleno de alegría. Felipe fue a parar a Azoto y fue evangelizando los poblados hasta que llegó a Cesárea.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Juan 6,44-51)

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: - «Nadie puede venir a mi, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Palabra del Señor.


miércoles, 29 de abril de 2009

Vía Lucís

9. ESTACIÓN: Pesca milagrosa

El Resucitado encuentra a los suyos en el lago de Tiberíades

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al algo de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar". Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y se embarcaron; aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: "¿Muchachos, tienen pescado?". Ellos contestaron: "No". El les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis". La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor". Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red llena de peces. Al saltar a tierra ve unas brasas con un pescado puesto encima y pan (...). Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Del Evangelio según San Juan (Jn 21, 1-9.13)

Jesús pide de comer. Y sin embargo no tiene necesidad; su cuerpo es glorioso. Hace esta petición para compartir todavía, con los hombres, sus necesidades; para participar en su mesa cotidiana. Como cuando en el pozo de Sicar, le pedía agua a una mujer de Samaria. Dios es el que pide. Es un Dibos inédito. Pide al hombre para introducirse en el mundo del hombre y responderle con su potencia de amor. Pregunta para estimular a los suyos a lanzar las redes ante obstinadamente vacías y ahora prodigiosamente llenas. Después los invita a una opípara y alegre mesa. Sin él, la mesa sería mísera y triste.

Jesús toca a la puerta del mundo de hoy. Quiere entrar. Es un mundo fatigado y desesperado, lleno de luces y privado de la luz; lleno de éxitos efímeros y aprovechables sólo por pocos; mientras el corazón queda vacío como la red. Además hay miseria y opresión, hay deshumanización, está cerrado el futuro. Y el estómago queda vacío como la red. Así el hombre experimenta el vacío del corazón y de las fuerzas. Ausencia de lo divino: ausencia de lo humano. Jesús resucitado se acerca y pide. Cuando Dios ama, entonces dona. Cuando Dios prefiere, entonces pide. Pide relanzar la esperanza y el amor. Que se construyen con el ejercicio.


Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!

Jesús resucitado, haznos dóciles para volver a jugar a la esperanza, después de nuestros fracasos. Tú, el Resucitado, siéntate a la mesa con nosotros. En los días pascuales de tu convivencia no te has mostrado como el Dios victorioso entre relámpagos y con truenos, sino como el Dios sencillo de lo ordinario, que celebra la Pascua a la orilla del lago, sobre una mesa al are libre. Haznos testigos de tu Pascua, en lo cotidiano, con sus monotonías, donde tú nos esperas desde siempre, en la orilla de nuestros afanes. Siéntate a nuestra mesa de hombres saciados, pero vacíos. Siéntate a la mesa de los hombres pobres, que aún tienen esperanza. Y el mundo que tú amas será nuevo, modelado según tu Pascua.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.

Cuando...

las cosas os salgan mal.

Alef. No te acalores por causa de los malos, no envidies a los que hacen injusticia. Pues aridecen presto como el heno, como la hierba tierna se marchitan. Bet. Ten confianza en Yahveh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz, ten tus delicias en Yahveh, y te dará lo que pida tu corazón. Guimel. Pon tu suerte en Yahveh, confía en él, que él obrará; hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía. Dálet. Vive en calma ante Yahveh, espera en él, no te acalores contra el que prospera, contra el hombre que urde intrigas. He. Desiste de la cólera y abandona el enojo, no te acalores, que es peor; pues serán extirpados los malvados, mas los que esperan en Yahveh poseerán la tierra. Vau. Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y ya no está; mas poseerán la tierra los humildes, y gozarán de inmensa paz.
Zain. El impío maquina contra el justo, rechinan sus dientes contra él; el Señor de él se ríe, porque ve llegar su día. Jet. Desenvainan la espada los impíos, tienden el arco, para abatir al mísero y al pobre, para matar a los rectos de conducta; su espada entrará en su propio corazón, y sus arcos serán rotos. Tet. Lo poco del justo vale más que la mucha abundancia del impío; pues los brazos de los impíos serán rotos, mientras que a los justos los sostiene Yahveh. Yod. Yahveh conoce los días de los íntegros, su herencia será eterna; no serán confundidos en tiempo de desgracia, en días de penuria gozarán de hartura. Kaf. Perecerán, en cambio, los impíos, los enemigos de Yahveh; se esfumarán como el ornato de los prados, en humo se desvanecerán. Lámed. Toma el impío prestado y no devuelve, mas el justo es compasivo y da; los que él bendice poseerán la tierra, los que él maldice serán exterminados. Mem. De Yahveh penden los pasos del hombre, firmes son y su camino le complace; aunque caiga, no se queda postrado, porque Yahveh la mano le sostiene. Nun. Fui joven, ya soy viejo, nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan. En todo tiempo es compasivo y presta, su estirpe vivirá en bendición. Sámek. Apártate del mal y obra el bien, tendrás para siempre una morada; porque Yahveh ama lo que es justo y no abandona a sus amigos. Ain. Los malvados serán por siempre exterminados, la estirpe de los impíos cercenada; los justos poseerán la tierra, y habitarán en ella para siempre. La boca del justo sabiduría susurra, su lengua habla rectitud; la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan. Espía el impío al justo, y busca darle muerte; en su mano Yahveh no le abandona, ni deja condenarle al ser juzgado. Espera en Yahveh y guarda su camino, él te exaltará a la herencia de la tierra, el exterminio de los impíos verás. He visto al impío muy arrogante empinarse como un cedro del Líbano; pasé de nuevo y ya no estaba, le busqué y no se le encontró. Observa al perfecto, mira al íntegro: hay descendencia para el hombre de paz; pero los rebeldes serán a unos aniquilados, y la posteridad de los impíos extirpada. La salvación de los justos viene de Yahveh, él su refugio en tiempo de angustia; Yahveh los ayuda y los libera, de los impíos él los libra, los salva porque a él se acogen.
(Salmo 37) Biblia de Jerusalén

Lecturas del 29/04/2009, Miércoles de la 3ª semana de Pascua.

Santa Catalina de Siena, virgen y doctora, patrona de Europa

PRIMERA LECTURA (Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2)

La sangre de Jesús nos limpia los pecados
Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla algunas. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30)

Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla
En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mí yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor.

martes, 28 de abril de 2009

Vía Lucís

8. ESTACIÓN: Con Tomás

El Resucitado confirma la fe de Tomás
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Tomás, uno de los Doce, llamado e Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor" Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo". A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros". Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente". Contestó Tomás: "Señor mío y Dios Mío!". Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto".
Del Evangelio de San Juan (Jn 20, 24-29).
Tomás, el incrédulo, es conducido de la mano a tocar las llagas de un muerto resucitado. Toca, se postra y exclama: "¡Señor mío y Dios mío!". Aquellas cicatrices son las credenciales de Dios, son la firma de Dios en el obrar de Jesús de Nazaret. Son la garantía de sus declaraciones con su autoafirmación en el centro: "Yo soy la verdad, Yo soy la vida. Yo y el Padre somos una sola cosa" (Jn 14,6; 10,30). Aquí el mundo toca el signo verdadero del Dios vivo. Tomás hacía su experiencia en nombre de todos. Fue invitado a tocar las llagas por todos nosotros. Y esto curó sus llagas personales de incrédulo. Y a través de esta experiencia, también nosotros sanamos de nuestras llagas. Y reflorece la fe.

El hombre moderno, acostumbrado a aceptar después de haber verificado, tiene necesidad de la experiencia de Tomás. También a los hombres de hoy les dice el Resucitado: tocadme en la Iglesia, tocadme en los santos. A nosotros los creyentes se nos confía la tarea de multiplicar los signos de resurrección, a través del compromiso por una cultura de la vida. Expertos de la vida que crece, en el nombre del Señor que ha vencido la muerte, nosotros promovemos la vida a lo largo de todo su florecimiento. La Iglesia de los creyentes se hace creíble sobre todo en los cenáculos de hoy. Si presenta llagas para tocar, si presenta mártires y servidores será ciertamente creíble.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado ¡Aleluya!.

Oh Jesús resucitado, te decimos cada día en la fe: "Señor mío y Dios mío". La fe no es el mediodía de la visión. La fe no es fácil pero nos hace felices. La fe es fiarse de ti en las tinieblas. La fe es confiarse a ti en las pruebas. Señor de la vida, aumenta nuestra fe. Danos la fe, que es raíz de tu Pascua. Danos la confianza que es la flor de esta Pascua. Danos la fidelidad que es el fruto de esta Pascua.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.

Cuando...

estéis arrastrando una gran crisis en vuestra vida.

Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto. Por eso no tememos si se altera la tierra, si los montes se conmueven en el fondo de los mares, aunque sus aguas bramen y borboten, y los montes retiemblen a su ímpetu. (¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!)
¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios, santificando las moradas del
Altísimo. Dios está en medio de ella, no será conmovida, Dios la socorre al llegar la mañana. Braman las naciones, se tambalean los reinos, lanza él su voz, la tierra se derrite. ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! Venid a contemplar los prodigios de Yahveh, el que llena la tierra de estupores.
Hace cesar las guerras hasta el extremo de la tierra; quiebra el arco, parte en dos la lanza, y prende fuego a los escudos. "¡Basta ya; sabed que yo soy Dios, excelso sobre las naciones, sobre la tierra excelso!"¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!
(Salmo 46) Biblia de Jerusalén

Lecturas del 28/04/2009, Martes de la 3ª semana de Pascua

PRIMERA LECTURA (Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 7, 51-8, la)

Señor Jesús, recibe mi espíritu
En aquellos días, Esteban decía al pueblo, a los ancianos y a los escribas; -« ¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la Ley por mediación de ángeles, y no la habéis observado.» Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: -«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: - «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: - «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró. Saulo aprobaba la ejecución.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 30-35)

No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: - « ¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús les replicó: - «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: - «Señor, danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: - «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

Palabra del Señor.


lunes, 27 de abril de 2009

Vía Lucís

7. ESTACIÓN: La Reconciliación
El Resucitado da el poder de perdonar los pecados
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros". Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".
Del Evangelio según San Juan (Jn 20, 19-23)

El Espíritu Santo: he aquí el don pascual que el Resucitado, ya constituido Señor envía; junto con el Padre y el Unigénito resucitado ofrecen su máximo don. Es su eterno vínculo de amor. Es su "beso infinito". Es su alegría recíproca. Es su fiesta, sin sombras. El Espíritu es simbolizado con el aliento, que el soplo de vida que sale de lo profundo del pecho. Precisamente como el Espíritu, que brota de lo profundo de la vida del Padre y del Hijo. Por eso el resucitado comunica aquí la paz, el schalom: la remisión de los pecados. El Espíritu es armonía perfecta entre el Padre y el Hijo. "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único" (Jn 3, 16). El Padre y el Hijo resucitado han amado tanto al mundo que le han donado su Espíritu. Aquí se toca el fondo del amor, que da y perdona.

El hombre de hoy tiene necesidad de vida. Todo el mundo, por tanto, tiene necesidad del Espíritu. Vida y paz del Padre, del Hijo y del Espíritu. Nosotros, aún habiendo multiplicado tantos medios de vida, hemos apagado la alegría de la vida. Hemos apagado tantas vidas en germen. Hemos apagado el sentido de la vida. Nosotros, aún habiendo multiplicado los instrumentos de la comunicación, nos encontramos en el frío anonimato y en la incomunicabilidad angustiante. Aunque nosotros hemos aumentado el rédito general, los dos tercios del mundo están en total indigencia. El hambre de tener del Norte del mundo causa el hambre de bienes del sur del mundo. Es posible resurgir. La Iglesia del Resucitado tiene el poder de remitir los pecados, de cerrazón y de egoísmo.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!

Ven Espíritu Santo. Tú, primer don de Jesús resucitado, eres entusiasmo del Padre y del Hijo en nosotros, que nadamos en el aburrimiento y en la oscuridad. Tú, armonía del Padre y del Hijo, empújanos hacia la justicia y la paz: libéranos de nuestras cápsulas de muerte. Tú, vida eterna del Padre y del Hijo, sopla sobre estos huesos áridos y haznos pasar el pecado a la gracia. Tú, juventud del Padre y del Hijo, haznos jóvenes perennes, haznos hombres entusiastas, haznos expertos de la Pascua.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.


Cuando...

estéis pensando en inversiones o ganancias.

Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, les preguntó: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre." El, entonces, le dijo: "Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud." Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: "Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme." Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: "¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!" Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: "¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios." Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: "Y ¿quién se podrá salvar?" Jesús, mirándolos fijamente, dice: "Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios." Pedro se puso a decirle: "Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros."
(Evangelio según San Marcos 10: 17-31) Biblia de Jerusalén

Lecturas del 27/04/2009, Lunes de la 3ª semana de Pascua

PRIMERA LECTURA (Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15)

No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: - «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.» Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: -«Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.» Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Juan 6,22-29)

Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no habia habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: - «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: - «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Ellos le preguntaron: - «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?» Respondió Jesús: - «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»

Palabra de Dios.

(Gracias REBECCA por tu colaboración)

domingo, 26 de abril de 2009

Vía Lucís

6. ESTACIÓN: En el Cenáculo

El Resucitado se presenta vivo ante los discípulos


Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros". Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo". Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. El lo tomó y comió delante de ellos.

Del Evangelio según San Lucas (Lc 24, 36-43)

El Resucitado es el maestro paciente en el camino de Emaús, como en el cenáculo. He aquí una pincelada de su pedagogía pascual: con la palabra y con los gestos, conduce a los suyos a la convicción de la verdad de la resurrección. Los lleva del terror inicial a la alegría incontenible. "Tocadme, verificadme" (Lc 24, 39). El verbo que usa connota la experiencia táctil. Será el verbo del realismo del anuncio cristiano. Juan lo usará en su primera carta: "lo hemos tocado con nuestras propias manos" (1ª Jn 1,1). El Resucitado no es una sombra. La Resurrección no es una fábula. La Pascua no es un mito. El Resucitado está vivo. El Resucitado es verdadero. Es el signo verdadero del Dios vivo. Es su potencia de amor. El resucitado es signo del hombre: su victoria sobre la muerte, siempre soñada y nunca alcanzada, lo bello de la vida, que vive, que se convierte en verdadero. Y está ante el hombre. Palpable como la carne de un niño recién nacido. El mundo tiene necesidad de esta pedagogía pascual.

El hombre de hoy espera encontrar a los testigos del Resucitado como expertos en signos. El mundo debe poder tocar las cicatrices de amor de la Iglesia del Resucitado. Pedagogía es urdimbre de paciencia. Es capacidad de inteligencia. Es pericia de experiencia. A nosotros nos hace falta la familiaridad con el Resucitado en la honda de la oración, de la Palabra y de la Eucaristía. Hace falta además sintonía con el mundo de hoy: con sus pobrezas y perplejidades, sus angustias y sus esperanzas y con las apuestas de futuro.

Alégrate, virgen madre: Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

Jesús Resucitado, nosotros te admiramos por tu paciencia en la pasión: el silencio. Nosotros te admiramos por tu paciencia en la resurrección: la pedagogía. Danos a nosotros que, como hombres de nuestro tiempo queremos todo y ya, la capacidad de un amor que sabe esperar, que sabe realizar esto en oración. Tú estás vivo y no eres un fantasma. Concédenos tratarte como el que vive (Ap 1, 18). Y libéranos de los fantasmas que construimos de ti. Haznos aptos para presentarnos como signos tuyos. El mundo los espera para poder creer.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.

Cuando...

estéis en situación crítica o amarga.


Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.
(1ª Epístola a los Corintios 13: 1-13) Biblia de Jerusalén

Lecturas del 26/04/2009, Domingo de la 3ª semana de Pascua

Esta mañana llamé a la puerta del cielo y DIOS me preguntó... 'Hijo, ¿qué puedo hacer por tí?'
Respondí: 'Padre, por favor protege y bendice a la persona que está leyendo tú PALABRA'.

PRIMERA LECTURA (Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13-15.17-19)

Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: - «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»

SEGUNDA LECTURA (Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5)

Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48)

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día
En aquel tiempo, contaban 1os discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: - «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo: - «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: - «¿Tenéis ahí algo que comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: - «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: - «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor.

Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.



Homilía - 26/04/2009, Domingo tercero de Pascua

HOMILÍA
26/04/2009, Domingo tercero de Pascua
Realizada por: P. Luis Carlos Aparicio Mesones s.m.

VIVIR LA FE EN COMUNIDAD

Los discípulos de Jesús.

El encuentro de Jesús con los dos discípulos que iban camino de Emaús, tiene su colofón hoy con la llegada de éstos al lugar de la Ultima Cena, su retorno a la comunidad que habían abandonado y el gozo de compartir de nuevo la esperanza y la alegría que habían perdido.

Es en este grupo de amistad y de fe, en la comunicación de su experiencia de vida, donde se hace presente Jesús resucitado.
El mismo Jesús había dicho en su momento:”Si dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”

¡Paz a vosotros!

Las primeras palabras de Jesús en este encuentro lleno de júbilo:”PAZ A VOSOTROS”, confirman los anhelos más profundos del corazón de Dios y expresan la eterna aspiración de los seres humanos, pocas veces cumplida.
La guerra es el resultado final del fracaso del diálogo y la comunicación, del entendimiento y de la razón.
Rompe la armonía del universo y de la humanidad y hace prevalecer la ley del más fuerte por encima del respeto que toda persona se merece. Deja graves secuelas entre los inocentes, sembrando odios, represalias, hambre, muerte, desolación...
La historia nos enseña que la guerra no soluciona los problemas; más bien los acrecienta.

¿Quiénes salen beneficiados?

Los especuladores de siempre, los cazadores de recompensas, los violentos, los acumuladores de suministros y, sobre todo, la industria armamentista, por no citar los intereses de los estados y las aspiraciones de poder o esferas de influencia.

Las dos Guerras Mundiales se saldaron con más de 40 millones de muertos, ciudades destruidas, tierras quemadas y abusos de todo tipo.

Hoy hay conflictos enquistados en Africa, Europa del Este, Afganistán e Irak, donde se hallan implicadas las grandes potencias en un juego inhumano por justificar lo injustificable o sacando “tajada política” con argumentos pacifistas, exhibidos más como propaganda que como sentimiento profundamente vivido.

La paz que Jesús ofrece brota de la rectitud de la conciencia y se asienta en la sencillez del alma que se abandona al amor de Dios y reconoce la bondad y el derecho de los hombres y mujeres del mundo a ser respetados, valorados y queridos por su condición de personas libres, responsables y pacíficas.
Precisamente, los pastores anuncian en Belén el nacimiento de Jesús como mensajero de Dios para traer la paz e iniciar el período mesiánico bajo los auspicios de liberación de los oprimidos, de luz a los que viven en oscuridad y de amnistía- año de gracia del Señor- para proclamar el perdón y reconciliar lo aparentemente irreconciliable.

Aunque para muchos la paz sea una utopía, recurso demagógico o palabra bonita que sale de boca de “iluminados”, es una vieja aspiración de la humanidad, y posible si ponemos los medios para asentar la convivencia.

El encuentro con el Resucitado.

La reacción de los discípulos al encontrarse con Jesús es de susto, miedo, sorpresa y alegría. Todo eso desborda su imaginación y su esperanza. Es el Maestro en persona y les parece increíble y maravilloso.

El mismo Jesús quiere disipar sus dudas invitándoles a palpar sus manos y sus pies, para que vean que es una persona real de carne y hueso, y no un fantasma.

¿Cuántas veces hemos proferido con los labios expresiones tales como? “¡no me lo puedo creer! ¡qué hermoso es todo esto!” o ¡es imposible tanta felicidad en tan poco tiempo!

Y es que la felicidad es compañera inseparable de la fe y ayuda a fortalecerla.

Escribía Pagola: “el hombre que sólo es sensible al mal y no sabe gustar la alegría del bien que se encierra en la vida, difícilmente será creyente. Sólo quien es capaz de captar la generosidad, la ternura, la amistad, la belleza, la creatividad y el bien, puede intuir el misterio de la alegría y abrirse confiadamente al Creador de la vida...Probablemente la increencia de bastantes comienza a engendrarse muchas veces en esa tristeza que se produce en la persona cuando ha desacralizado el universo, se ha vaciado de interioridad, ha cortado el lazo vital que le unía con Dios, ha reducido su vida sólo a lo pragmático”.

La alegría resalta en este encuentro con Jesús por encima de los demás sentimientos.

Conclusión.

La experiencia con el Resucitado empapa toda la vida. Ya nada será igual.
Millones de seres humanos han vivido esta experiencia.

¡Ojala que nosotros (al menos yo) con nuestra débil fe, nos sintamos fortalecidos y caminemos hacia la luz, como los discípulos de Emaús, tras haber andado el otro camino hacia la noche!

El encuentro con Jesús, hecho Eucaristía, nos hará abrir los ojos para ver y mirar a las personas como las ve Dios, su Creador.

Que la PAZ del SEÑOR llene vuestras vidas y hasta el próximo Domingo hermanos.

sábado, 25 de abril de 2009

Vía Lucís

5. ESTACIÓN: Cena de Emaús

El Resucitado se manifiesta al partir el pan
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.


Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron diciendo: "Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída" Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:"¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón" Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Del Evangelio Según san Lucas (Lc 24, 28-35)

El Señor entra en la posada. A la apremiante invitación de los dos, se pone a la mesa por primera vez después de la resurrección. Es la primera cena del Jesús terrestre, es la degustación de la eterna cena del Reino. El destino del hombre es la cena, esto es la comunión con Dios y con los hijos de Dios. Los discípulos preparados por el Maestro durante el camino mediante la lectura de la Escritura, abren los ojos en la fracción del pan. La fe completa la apertura del corazón. Es él, el Señor. Emaús es un lento proceso de reconocimiento. Está la guía del Maestro hacia el núcleo de la Palabra. Y luego está el gesto del Maestro, en la actuación de la gran Palabra: la Cena.

El hombre moderno ha multiplicado el enrejado de las comunicaciones, pero no ha abierto las puertas del corazón. En necesario ir a la escuela de Emaús. Todas las veces que abrimos las puertas del corazón a lo diverso, a lo desconocido, al "extraño", encontramos abiertas las puertas del corazón de Dios, el Trascendente. Los dos de Emaús, haciendo un gesto de amor, se preparan a la experiencia suprema del amor: la Cena: se disponen al conocimiento del amor: el reconocimiento. Si los hombres de hoy empiezan de nuevo a amar a los pequeños, los pobres, los lejanos, los oprimidos, todos aquellos que aún siendo del mismo clan, son hijos de Dios aunque todavía desconocidos, solo entonces descubrirán sus ojos vendados. Y verán el amor, os sea, experimentarán al Resucitado, el Dios "en asecho" por todos los caminos.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

Jesucristo resucitado: en tu última Cena de hombre terreno, has indicado en el lavatorio de los pies el único modo de participar en la Eucaristía. En tu primera Cena, como hombre celestial, has querido volver a poner en la hospitalidad del diferente la condición para la comunión contigo. Señor de la gloria, ayúdanos a preparar nuestras celebraciones, lavando los pies cansados de los últimos, acogiendo en el corazón y en las casas "pobres, lisiados, cojos, ciegos" (Lc 14, 13), los necesitados de hoy, que no tienen otro signo de reconocimiento sino el de ser tu viva imagen.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz

Cuando...

os sentís solos o con miedo.

Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.
(Salmo 23) Biblia de Jerusalén

Lecturas del 25/04/2009, Sábado de la 2ª semana de Pascua

PRIMERA LECTURA (Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14)

Os saluda Marcos, mi hijo
Queridos hermanos: Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.

EVANGELIO (Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20)

Proclamad el Evangelio a toda la creación
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: -«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.

viernes, 24 de abril de 2009

Vía Lucís

4. ESTACIÓN: A través del camino

El Resucitado en el camino de Emaús
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante una dos leguas de Jerusalén. Iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. El les dijo: ¿qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino? Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tu el único forastero en Jerusalén, que nos sabes lo que ha pasado allí estos días?" El les preguntó: "¿Qué"? Ellos contestaron: "lo de Jesús, el Nazareno, que fue un Profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo" (...) Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Del Evangelio según San Lucas (Lc 24, 13-19. 25-27)

"Yo soy el camino" había dicho Jesús. El, camino de Dios al hombre, cruza los senderos oscuros de la humanidad desgarrada por dentro y deshilachada por fuera. El emblema de este cruce entre los pasos luminosos de Cristo y aquellos vacilantes del hombre lo tenemos en el camino que va hacia Emaús, en la mañana del día de la resurrección. El resucitado, camino de Dios hacia el hombre, comienza a convertirse en camino del hombre hacia Dios. Era el día de la luz, y los discípulos aún permanecían ciegos. Era el día de la alegría y los discípulos permanecían tristes. Era el día de la Pascua, y los discípulos permanecían como muertos. Dios sigue al hombre por sus caminos porque el hombre es su prisa. Jesús es el Dios incógnito en Emaús, y se convierte en nuestro compañero de viaje. No rompe los vidrios de nuestras ventanas, sino que toca, espera, entra, escucha, interroga. Después, con paciente pedagogía, explica, es decir, se explica.

Los hombres de nuestro tiempo cargados de medios y de comodidades son aplastados por cargas de tristeza. Sin embargo hay una gran diferencia entre el motivo de la tristeza de los dos de Emaús y los de sus discípulos de hoy. Los dos estaban tristes porque él había muerto; nosotros quedamos tristes, aún sabiéndolo vivo. Quedamos como paralizados ante todos los acontecimientos. No nos hemos centrado en lo esencial. Dios nos sigue en nuestros caminos, nos toma, nos retoma, nos sorprende, nos comprende, y a nosotros nos falta confianza en él. Con los dos discípulos Jesús fingió que tener que continuar el viaje. Los fingimientos de Dios se vuelven estímulos para el hombre. El silencio de Dios se expresa también tomando un camino diverso del que estábamos siguiendo con él, suscitando sentimientos de contrariedad, de disgusto, de contratiempo.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!.

Quédate con nosotros, Jesús resucitado porque atardece. Te daremos una casa. Te daremos un plato. Te daremos calor. Te daremos amor. Quédate con nosotros, Señor: La tarde de la duda y del ansia oprime el corazón de cada hombre. Quédate con nosotros, Señor: y nosotros estaremos en tu compañía, y esto nos basta. Quédate con nosotros, Señor, porque atardece. Y haznos testigos de la Pascua.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz

Cuando...

parezca que Dios os ha desamparado.

Yahveh, tú me escrutas y conoces; sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos; esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas.

Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Yahveh, la conoces entera; me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano. Ciencia es misteriosa para mí, harto alta, no puedo alcanzarla.

¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir?

Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el suelo me acuesto, allí te encuentras.

Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu mano me conduce, tu diestra me aprehende. Aunque diga: "¡Me cubra al menos la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor, ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día.

Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre;
yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente, y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos. Mas para mí ¡qué arduos son tus pensamientos, OH, Dios, qué incontable su suma! ¡Son más, si los recuento, que la arena, y al terminar, todavía estoy contigo! ¡Ah, si al impío, OH Dios, mataras, si los hombres sanguinarios se apartaran de mí! Ellos que hablan de ti dolosamente, tus adversarios que se alzan en vano. ¿No odio, Yahveh, a quienes te odian? ¿No me asquean los que se alzan contra ti?

Con odio colmado el odio, son para mí enemigos. Sóndame, OH Dios, mi corazón conoce, pruébame, conoce mis desvelos; mira no haya en mí camino de dolor, y llévame por el camino eterno.
(Salmo 139) Biblia de Jerusalén