En la ciudad de Como, en Italia, san Luis Guanella, presbítero, que fundó la Congregación de los Siervos de la Caridad y también la de las Hijas de Santa María de la Providencia, para atender a las necesidades de los desamparados y afligidos, y procurarles la salvación eterna.
Nacido en Frasciscio di Campodolcino, (Sondrio), su padre era el alcalde del pueblo, que por aquel entonces estaba bajo el dominio austriaco. A los 12 años entró en el colegio de los Somascos de Como, de donde pasaría al seminario y fue ordenado sacerdote en 1866. Discípulo espiritual de santos Juan Bosco y José Benito Cottolengo; con el lema "Sin excepción", se dedicó hacer el bien a todos los hombres que tuvieran necesidad.
Su primer destino fue en la parroquia de Prosto (1866) y luego en la de Savogno (1867-1875), donde aprovechando que tenía patente de maestro, abrió una escuela y promovió la Acción Católica juvenil. Los enemigos de la Iglesia le cerraron la escuela y se marchó a Turín e ingresó en los salesianos de san Juan Bosco donde hizo los primeros votos. Pero al terminar el trienio de los mismos, su obispo lo llamó de nuevo a su diócesis. En Traona, abrió una escuela para niños pobres, que la autoridad cerró en 1881, teniendo que retirarse a Olmo, durante unos meses, donde sufrió el aislamiento e incomprensión, incluso de sus superiores, después fue enviado a Pianello Lario, como ecónomo. Aquí había un orfanato y un asilo de ancianos, con una incipiente comunidad religiosa que será la base de su Congregación de Hijas de Santa María de la Providencia, formalizada en Como en 1886, con la ayuda de Marcelina Bosatta y su hermana la beata Clara Bosatta. Su obra está entre la de Don Bosco y san José Benito Cottolengo.
Fundó en 1895 la Congregación de los Siervos de la Caridad, así como una confraternidad de oración, en la que ingresó haciendo los votos religiosos; la obra fue apoyada por el cardenal beato Andrés Carlos Ferrari. A donde iba, encendía el amor hacia el que sufría. Escribió sus memorias en un libro “Le vie della Providenza”. Decía: "Un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar delante de las necesidades del pobre sin pararse a ayudarlo...". "El Señor ordinariamente quiere que aquí en la Tierra todo siga un curso natural". Un día decidió reclamar un terreno pantanoso, usó algunos de sus retrasados mentales para la labor, con algunos de los ancianos como supervisores. En pocos años, la gente estaba construyendo edificios en el área, y por ello fue honrado con una medalla del Ministerio de Agricultura. Para ayudar a los moribundos instituyó la Pía Unión del Tránsito de San José. Don Guanella escribió mucho sobre temas de pastoral, hagiográfico e histórico, para la edificación del pueblo. Publicó la revista mensual “La Divina Providenza”. El anuncio de la paternidad de Dios fue para él de una experiencia profunda, en la que quiere participar especialmente a los pobres y abandonados: Dios es padre de todos y no olvida ni margina a sus hijos. Son notables sus escritos: “Andiamo al Padre” e “Il Fondamento”. Murió en Como.
Está enterrado en el santuario del Sagrado Corazón de Como. Fue beatificado por Pablo VI el 25 de octubre de 1964 y canonizado por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2011.
Nacido en Frasciscio di Campodolcino, (Sondrio), su padre era el alcalde del pueblo, que por aquel entonces estaba bajo el dominio austriaco. A los 12 años entró en el colegio de los Somascos de Como, de donde pasaría al seminario y fue ordenado sacerdote en 1866. Discípulo espiritual de santos Juan Bosco y José Benito Cottolengo; con el lema "Sin excepción", se dedicó hacer el bien a todos los hombres que tuvieran necesidad.
Su primer destino fue en la parroquia de Prosto (1866) y luego en la de Savogno (1867-1875), donde aprovechando que tenía patente de maestro, abrió una escuela y promovió la Acción Católica juvenil. Los enemigos de la Iglesia le cerraron la escuela y se marchó a Turín e ingresó en los salesianos de san Juan Bosco donde hizo los primeros votos. Pero al terminar el trienio de los mismos, su obispo lo llamó de nuevo a su diócesis. En Traona, abrió una escuela para niños pobres, que la autoridad cerró en 1881, teniendo que retirarse a Olmo, durante unos meses, donde sufrió el aislamiento e incomprensión, incluso de sus superiores, después fue enviado a Pianello Lario, como ecónomo. Aquí había un orfanato y un asilo de ancianos, con una incipiente comunidad religiosa que será la base de su Congregación de Hijas de Santa María de la Providencia, formalizada en Como en 1886, con la ayuda de Marcelina Bosatta y su hermana la beata Clara Bosatta. Su obra está entre la de Don Bosco y san José Benito Cottolengo.
Fundó en 1895 la Congregación de los Siervos de la Caridad, así como una confraternidad de oración, en la que ingresó haciendo los votos religiosos; la obra fue apoyada por el cardenal beato Andrés Carlos Ferrari. A donde iba, encendía el amor hacia el que sufría. Escribió sus memorias en un libro “Le vie della Providenza”. Decía: "Un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar delante de las necesidades del pobre sin pararse a ayudarlo...". "El Señor ordinariamente quiere que aquí en la Tierra todo siga un curso natural". Un día decidió reclamar un terreno pantanoso, usó algunos de sus retrasados mentales para la labor, con algunos de los ancianos como supervisores. En pocos años, la gente estaba construyendo edificios en el área, y por ello fue honrado con una medalla del Ministerio de Agricultura. Para ayudar a los moribundos instituyó la Pía Unión del Tránsito de San José. Don Guanella escribió mucho sobre temas de pastoral, hagiográfico e histórico, para la edificación del pueblo. Publicó la revista mensual “La Divina Providenza”. El anuncio de la paternidad de Dios fue para él de una experiencia profunda, en la que quiere participar especialmente a los pobres y abandonados: Dios es padre de todos y no olvida ni margina a sus hijos. Son notables sus escritos: “Andiamo al Padre” e “Il Fondamento”. Murió en Como.
Está enterrado en el santuario del Sagrado Corazón de Como. Fue beatificado por Pablo VI el 25 de octubre de 1964 y canonizado por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2011.
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