En Pompeya, cerca de Nápoles, en Italia, beato Bartolomé Longo, que, hombre de leyes, preocupado por el culto a María y la formación cristiana de los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en el valle de Pompeya, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los bienes que, generosamente, le dio su piadosa esposa.
Nació en Latino, Italia. Estudió Derecho en la Universidad de Nápoles, cuyo ambiente secular hizo mella en él, dejándose llevar por el anticlericalismo y llegando a practicar el espiritismo. Un amigo suyo le hizo reflexionar para volver a la práctica religiosa.
Hizo amistad con la condesa Mariana de Fusco, de cuyos hijos fue preceptor, además de administrador de sus bienes. Se casó con ella por indicación del papa León XIII para evitar murmuraciones, aunque de común acuerdo mantuvieron continencia durante toda su vida. Seglar de la Tercera Orden de Santo Domingo.
Intentó establecer la devoción del rosario en la antigua ciudad de Pompeya, pero todos sus intentos fracasaron. Tuvo entonces la idea de llevar hasta dicha ciudad una imagen de María del Rosario, pero la única imagen que pudo encontrar era muy mala. No le ayudó mucho que la única forma que tuvo para hacérsela enviar fuera en un vagón de estiércol. La condesa María de Fusco, creyó que el cuadro era horrible y dijo: “Debe haber sido pintado a propósito para destruir la devoción a Nuestra Señora”. Sin embargo una vez restaurado, se convirtió en un foco de numerosas peregrinaciones y el centro de un importante santuario: el de la Madonna de Pompeya. Se ofreció a la Santa Sede la propiedad del santuario y su administración.
Bartolomé al quedarse viudo fundó la Congregación dominicana de Hijas del Santísimo Rosario, que cuidaban de un orfanato para niñas y un colegio para niños presos encomendados para los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Abanderó el rezo del Rosario, difundiendo la devoción desde el santuario con una revista y otros varios medios. Honrado por la Santa Sede con diversas condecoraciones, procuró en todo momento ser un hijo de la Iglesia y un buen cristiano. No le faltaron dificultades, dolores, incomprensiones y fuertes ataques que sobrellevó con gran fortaleza de alma. Murió en Pompeya y fue enterrado en el propio santuario.
Nació en Latino, Italia. Estudió Derecho en la Universidad de Nápoles, cuyo ambiente secular hizo mella en él, dejándose llevar por el anticlericalismo y llegando a practicar el espiritismo. Un amigo suyo le hizo reflexionar para volver a la práctica religiosa.
Hizo amistad con la condesa Mariana de Fusco, de cuyos hijos fue preceptor, además de administrador de sus bienes. Se casó con ella por indicación del papa León XIII para evitar murmuraciones, aunque de común acuerdo mantuvieron continencia durante toda su vida. Seglar de la Tercera Orden de Santo Domingo.
Intentó establecer la devoción del rosario en la antigua ciudad de Pompeya, pero todos sus intentos fracasaron. Tuvo entonces la idea de llevar hasta dicha ciudad una imagen de María del Rosario, pero la única imagen que pudo encontrar era muy mala. No le ayudó mucho que la única forma que tuvo para hacérsela enviar fuera en un vagón de estiércol. La condesa María de Fusco, creyó que el cuadro era horrible y dijo: “Debe haber sido pintado a propósito para destruir la devoción a Nuestra Señora”. Sin embargo una vez restaurado, se convirtió en un foco de numerosas peregrinaciones y el centro de un importante santuario: el de la Madonna de Pompeya. Se ofreció a la Santa Sede la propiedad del santuario y su administración.
Bartolomé al quedarse viudo fundó la Congregación dominicana de Hijas del Santísimo Rosario, que cuidaban de un orfanato para niñas y un colegio para niños presos encomendados para los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Abanderó el rezo del Rosario, difundiendo la devoción desde el santuario con una revista y otros varios medios. Honrado por la Santa Sede con diversas condecoraciones, procuró en todo momento ser un hijo de la Iglesia y un buen cristiano. No le faltaron dificultades, dolores, incomprensiones y fuertes ataques que sobrellevó con gran fortaleza de alma. Murió en Pompeya y fue enterrado en el propio santuario.
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