En la ciudad de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo.
Se supone que era hija de un rey de Gran Bretaña, y que cuando tenía años, fue pedida en matrimonio por los embajadores de un monarca pagano, Conan el Bretón, ella aceptó exigiendo que su prometido se bautizase y la acompañe en peregrinación a Roma; embarcó con un séquito de 11.000 vírgenes en una nave que capitaneaba un ángel y que remontó el Rin hasta Basilea. Después de cruzar los Alpes, fueron recibidos en Roma por el papa Ciríaco, pero en el viaje de regreso toda la expedición murió asaetada por los hunos ante las puertas de Colonia. Se dice que la última en morir fue Úrsula, que al negarse casarse con el propio Atila, la mató de un flechazo. Hasta aquí la leyenda.
Posiblemente fuera una mártir con 11 compañeras en Colonia en el siglo IV. Entre ellas está Aurelia de Estrasburgo, Auta, Córdula, Cunera, Bega, Eduvigis de París, Eufrosina, Mabilla, Odila, Pinosa de Essen, Embeth, Warbeth y Wilbeth.
En el siglo IX se descubrió en Colonia, Alemania, en una iglesia del siglo VI, un epígrafe enrollado que comienza así:" Martirio de Úrsula y 11.000 vírgenes". Parece que fueron muchas menos. Es un documento que engloba el martirio de estas vírgenes en el lugar sobre el que se construyó una iglesia.
En el curso del siglo XII, la historia se complicó aún más, gracias a las «revelaciones» de santa Isabel de Schönau y del beato Germán José, canónigo premonstratense. Actualmente, todo el mundo está de acuerdo en que tales revelaciones eran puramente ilusorias, pero en la época en que tuvieron lugar se «descubrieron» en Colonia (1155) numerosas reliquias e inscripciones (naturalmente falsas), que pasaban por ser los epitafios de san Ciriaco Papa, de san Marino de Milán, de san Papunio, rey de Irlanda, de san Picmenio, rey de Inglaterra y de otros muchísimos personajes imaginarios que habían sufrido el martirio con santa Úrsula y sus compañeras. Las pretendidas «revelaciones» del beato Germán (si es que existieron realmente) eran aún más sorprendentes que las de santa Isabel, ya que tenían por finalidad resolver los múltiples problemas de la leyenda y explicar la presencia de los huesos de hombres y aun de niños recién nacidos, entre los restos de las mártires.
Indudablemente lo que se descubrió en 1155 fue una fosa común. Por otra parte, todos los indicios nos llevan a pensar que los dos abades de Deutz falsificaron impíamente los hechos y complicaron en el fraude a santa Isabel y al beato Germán, sin que éstos lo supiesen.
El culto a santa Úrsula y a sus compañeras se extendió muy pronto, y se levantaron muchas iglesias en su honor. En el siglo XIII la Sorbona la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las universidades de Coimbra y de Viena. Su culto universal fue suprimido en 1969.
Se supone que era hija de un rey de Gran Bretaña, y que cuando tenía años, fue pedida en matrimonio por los embajadores de un monarca pagano, Conan el Bretón, ella aceptó exigiendo que su prometido se bautizase y la acompañe en peregrinación a Roma; embarcó con un séquito de 11.000 vírgenes en una nave que capitaneaba un ángel y que remontó el Rin hasta Basilea. Después de cruzar los Alpes, fueron recibidos en Roma por el papa Ciríaco, pero en el viaje de regreso toda la expedición murió asaetada por los hunos ante las puertas de Colonia. Se dice que la última en morir fue Úrsula, que al negarse casarse con el propio Atila, la mató de un flechazo. Hasta aquí la leyenda.
Posiblemente fuera una mártir con 11 compañeras en Colonia en el siglo IV. Entre ellas está Aurelia de Estrasburgo, Auta, Córdula, Cunera, Bega, Eduvigis de París, Eufrosina, Mabilla, Odila, Pinosa de Essen, Embeth, Warbeth y Wilbeth.
En el siglo IX se descubrió en Colonia, Alemania, en una iglesia del siglo VI, un epígrafe enrollado que comienza así:" Martirio de Úrsula y 11.000 vírgenes". Parece que fueron muchas menos. Es un documento que engloba el martirio de estas vírgenes en el lugar sobre el que se construyó una iglesia.
En el curso del siglo XII, la historia se complicó aún más, gracias a las «revelaciones» de santa Isabel de Schönau y del beato Germán José, canónigo premonstratense. Actualmente, todo el mundo está de acuerdo en que tales revelaciones eran puramente ilusorias, pero en la época en que tuvieron lugar se «descubrieron» en Colonia (1155) numerosas reliquias e inscripciones (naturalmente falsas), que pasaban por ser los epitafios de san Ciriaco Papa, de san Marino de Milán, de san Papunio, rey de Irlanda, de san Picmenio, rey de Inglaterra y de otros muchísimos personajes imaginarios que habían sufrido el martirio con santa Úrsula y sus compañeras. Las pretendidas «revelaciones» del beato Germán (si es que existieron realmente) eran aún más sorprendentes que las de santa Isabel, ya que tenían por finalidad resolver los múltiples problemas de la leyenda y explicar la presencia de los huesos de hombres y aun de niños recién nacidos, entre los restos de las mártires.
Indudablemente lo que se descubrió en 1155 fue una fosa común. Por otra parte, todos los indicios nos llevan a pensar que los dos abades de Deutz falsificaron impíamente los hechos y complicaron en el fraude a santa Isabel y al beato Germán, sin que éstos lo supiesen.
El culto a santa Úrsula y a sus compañeras se extendió muy pronto, y se levantaron muchas iglesias en su honor. En el siglo XIII la Sorbona la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las universidades de Coimbra y de Viena. Su culto universal fue suprimido en 1969.
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