Ascanio nació en el castillo de Garessio (Cuneo, Italia), en el seno de la familia de los marqueses de Ceva y conseñores de Garessio y Ormea. Su padre lo confió al abad Galbiate da Pontremoli, para que estudiase. Terminados sus estudios teológicos, gracias a su ejemplar conducta y a sus especiales talentos llamó la atención del cardenal Alejandro Crivelli que lo nombró su secretario.
Estuvo en este puesto durante diez años, pero su amor a la soledad lo llevó a renunciar a todo y, después de vencer algunos obstáculos, pudo establecerse en la abadía de Camaldoli en Toscana. Tomó el hábito y el nombre de Alejandro. Emitió la profesión solemne en 1571 y, por la santidad de costumbre, por la prudencia y la doctrina, en el 1592 fue nombrado Procurador General de la Orden y enviado a Roma para que velase y defendiera los derechos del eremitorio de Camaldoli. En la Ciudad Eterna fue bien acogido por el papa Clemente VIII, que desde sus tiempos de cardenal había sido su amigo.
En 1596 fue elegido Prior del monasterio camaldulense de Santa María di Pozzo Satrada en Turín, con plena facultad de ampliarlo y eventualmente erigir otros nuevos. Fue elegido confesor del duque Carlos Emanuel I de Saboya que le propuso la edificación de un nuevo eremo. Pero el proyecto no pudo llevarse a cabo a causa de la peste que invadió la zona de Turín. Alejandro, atendiendo a los apestados, demostró su caridad y abnegación.
El duque de Saboya, terminada la peste, en el 1602, erigió un nuevo eremo en Pecetto, cerca de Turín y fue nombrado Prior el propio Alejandro. El soberano le propuso para las sedes episcopales de Saluzzo, Ivrea y Tarantasia, pero el humilde religioso rechazó todas las ofertas. El Padre Alejandro fue también fundador de otros dos eremitorios en tierra piamontesa: el de Lanzo y el de Belmonte. Fue amigo del papa Pablo V y de san Francisco de Sales. Muchas veces se le sorprendió en éxtasis.
Murió lleno de méritos y de santidad en Pecetto, donde fue sepultado. Su cuerpo se conserva incorrupto. El “Menologio Camaldulense” lo conmemora como “Beato” aunque todavía no ha recibido una confirmación oficial por parte de la Iglesia. La “Praenotanda del Martyrologium Romanun”, en su última edición promulgada en el 2004, recuerdan como los calendarios de las diócesis y de las Congregaciones religiosas constituyen verdaderas y propias versiones locales del Martirologio y por tanto es legítimo tributar el título de “santo” o “beato” a personajes que lo gozan desde tiempo inmemorial.
Estuvo en este puesto durante diez años, pero su amor a la soledad lo llevó a renunciar a todo y, después de vencer algunos obstáculos, pudo establecerse en la abadía de Camaldoli en Toscana. Tomó el hábito y el nombre de Alejandro. Emitió la profesión solemne en 1571 y, por la santidad de costumbre, por la prudencia y la doctrina, en el 1592 fue nombrado Procurador General de la Orden y enviado a Roma para que velase y defendiera los derechos del eremitorio de Camaldoli. En la Ciudad Eterna fue bien acogido por el papa Clemente VIII, que desde sus tiempos de cardenal había sido su amigo.
En 1596 fue elegido Prior del monasterio camaldulense de Santa María di Pozzo Satrada en Turín, con plena facultad de ampliarlo y eventualmente erigir otros nuevos. Fue elegido confesor del duque Carlos Emanuel I de Saboya que le propuso la edificación de un nuevo eremo. Pero el proyecto no pudo llevarse a cabo a causa de la peste que invadió la zona de Turín. Alejandro, atendiendo a los apestados, demostró su caridad y abnegación.
El duque de Saboya, terminada la peste, en el 1602, erigió un nuevo eremo en Pecetto, cerca de Turín y fue nombrado Prior el propio Alejandro. El soberano le propuso para las sedes episcopales de Saluzzo, Ivrea y Tarantasia, pero el humilde religioso rechazó todas las ofertas. El Padre Alejandro fue también fundador de otros dos eremitorios en tierra piamontesa: el de Lanzo y el de Belmonte. Fue amigo del papa Pablo V y de san Francisco de Sales. Muchas veces se le sorprendió en éxtasis.
Murió lleno de méritos y de santidad en Pecetto, donde fue sepultado. Su cuerpo se conserva incorrupto. El “Menologio Camaldulense” lo conmemora como “Beato” aunque todavía no ha recibido una confirmación oficial por parte de la Iglesia. La “Praenotanda del Martyrologium Romanun”, en su última edición promulgada en el 2004, recuerdan como los calendarios de las diócesis y de las Congregaciones religiosas constituyen verdaderas y propias versiones locales del Martirologio y por tanto es legítimo tributar el título de “santo” o “beato” a personajes que lo gozan desde tiempo inmemorial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario