En el monasterio de Bellafuente (después Valparaíso), en el reino de León, beato Martín, apellidado Cid, que fundó este cenobio y lo agregó a la Orden Cisterciense.
Parece que nació en Zamora. Sintiéndose llamado por Dios para vivir en soledad, oración y ascesis “eligió así para su retiro una cueva cerca de Paleas, pueblo del Obispado de Zamora, donde se entregó a los rigores de una penitencia sin límites. Supo que la misma gruta había servido de abrigo a varios ladrones, y queriendo convertir la que fue morada de malhechores en casa de edificación, erigió en ella un famoso Hospital para refugio de los pobres, a quienes asistía con caridad junto con algunos otros piadosos compañeros, que reunidos con él, se ejercitaban a su ejemplo en obras de misericordia”.
A nuestro santo le plació la reforma del Císter que se practicaba en el Monasterio de Moreruela, y nació en él el deseo de profesar como cisterciense, por ello al Obispo de Zamora que le pidiera a san Bernardo de Claraval, que enviara monjes a su Hospital, a establecer en él la reforma del Císter, ofreciéndose Martín a abrazarla con todos sus compañeros. La petición fue escuchada y Martín fue nombrado, contra su deseo, abad del nuevo monasterio. “Persuadido Martín que el Superior debe serlo tanto en las virtudes, como en la dignidad, se dedicó enteramente a que en sus acciones viesen los súbditos lo mismo que persuadía con sus palabras”.
Su fama de santidad se extendió por todo el reino, y ello supuso que el rey Alfonso VII le concediese las Villas de Cubo y de Cubeto, para que erigiese un nuevo monasterio en honor de María, como consta por su Real Privilegio del año 1137. El Monasterio conforme a la voluntad del Rey, se llamó de Santa María de Vellofonte, tomando esta denominación de una fuente cristalina inmediata, y también se llamó de Paleas por estar junto a este Pueblo. Martín fue el abad durante 15 años y se sabe que durante su gobierno “condujo a un gran número de religiosos a la perfección”.
Murió, «esclarecido en triunfos, y glorioso en milagros», el día 7 de Octubre del año 1152. Depositaron los monjes el cuerpo en el mismo Monasterio de Santa María de Vellofonte. A causa de las inclemencias del lugar, el rey san Fernando III, trasladó el monasterio a otro lugar y se llamó Valparaíso en 1232. Con este motivo se trasladó el cuerpo de san Martín a la capilla bajo su advocación en el nuevo monasterio. La traslación de los restos servía en la época como signo de canonización, aunque propiamente hablando no hay del beato Martín ni canonización formal ni confirmación de culto.
Parece que nació en Zamora. Sintiéndose llamado por Dios para vivir en soledad, oración y ascesis “eligió así para su retiro una cueva cerca de Paleas, pueblo del Obispado de Zamora, donde se entregó a los rigores de una penitencia sin límites. Supo que la misma gruta había servido de abrigo a varios ladrones, y queriendo convertir la que fue morada de malhechores en casa de edificación, erigió en ella un famoso Hospital para refugio de los pobres, a quienes asistía con caridad junto con algunos otros piadosos compañeros, que reunidos con él, se ejercitaban a su ejemplo en obras de misericordia”.
A nuestro santo le plació la reforma del Císter que se practicaba en el Monasterio de Moreruela, y nació en él el deseo de profesar como cisterciense, por ello al Obispo de Zamora que le pidiera a san Bernardo de Claraval, que enviara monjes a su Hospital, a establecer en él la reforma del Císter, ofreciéndose Martín a abrazarla con todos sus compañeros. La petición fue escuchada y Martín fue nombrado, contra su deseo, abad del nuevo monasterio. “Persuadido Martín que el Superior debe serlo tanto en las virtudes, como en la dignidad, se dedicó enteramente a que en sus acciones viesen los súbditos lo mismo que persuadía con sus palabras”.
Su fama de santidad se extendió por todo el reino, y ello supuso que el rey Alfonso VII le concediese las Villas de Cubo y de Cubeto, para que erigiese un nuevo monasterio en honor de María, como consta por su Real Privilegio del año 1137. El Monasterio conforme a la voluntad del Rey, se llamó de Santa María de Vellofonte, tomando esta denominación de una fuente cristalina inmediata, y también se llamó de Paleas por estar junto a este Pueblo. Martín fue el abad durante 15 años y se sabe que durante su gobierno “condujo a un gran número de religiosos a la perfección”.
Murió, «esclarecido en triunfos, y glorioso en milagros», el día 7 de Octubre del año 1152. Depositaron los monjes el cuerpo en el mismo Monasterio de Santa María de Vellofonte. A causa de las inclemencias del lugar, el rey san Fernando III, trasladó el monasterio a otro lugar y se llamó Valparaíso en 1232. Con este motivo se trasladó el cuerpo de san Martín a la capilla bajo su advocación en el nuevo monasterio. La traslación de los restos servía en la época como signo de canonización, aunque propiamente hablando no hay del beato Martín ni canonización formal ni confirmación de culto.
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