En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia hacia los pobres.
Froilán nació en Lugo en el seno de una noble familia. A los 18 años sintió la necesidad de vivir como anacoreta para que en la soledad discernir cuál era la voluntad de Dios, y tuvo la constancia que su misión era enseñar el evangelizó por los pueblos. Recorrió los caminos desde Lugo hasta León: Villafranca del Birzo, Cacabels, Ponferrada, Bembibre, Astorga..., o encrucijadas de vías romanas o caminos de humilladeros y albergues, como el de la Virgen del Camino, en Fresno de Dueñas o Villanueva del Carnero o la Valdoncina; también se acercó a Vegacervera, Aviados, Montmuerto o Morquera o San Salvador de Curueño. Fue un restaurador espiritual, reformador austero; fue la voz del desierto llamando a la penitencia. Quiénes convertían en sus predicaciones, le pedían un lugar donde hacer penitencia. Froilán los recogió a su lado, y así fueron naciendo muchos monasterios como el de Valdecesar, del que fue abad, que fue centro de espiritualidad benedictina y de cultura de todos los pueblos.
El rey Alfonso III el Magno, le pidió que evangelizara las zonas reconquistadas a los árabes. Una de estas ciudades fue el de San Salvador de Tábara (Zamora) del que fue abad en el 880. San Atiliano fue su prior. También fundó el de Mareruela de Suso, bajo la advocación de Santiago, del que también fue abad, en el 885
No eran fáciles aquellos años de la reconquista: príncipes y nobles trataban de apoderarse de los bienes de la Iglesia y de los pobres. Obispos había que les interesaba muy poco el mensaje de Jesucristo y que bailaban al son del señor que más les amparaba. Muchos se entregaban a la barbarie y a la vagancia. Ante este cuadro desolador aparecieron estos dos hombres providenciales como elegidos por Dios para sanear aquel ambiente corrompido.
Froilán será el mentor que guíe... san Atiliano el que imite, el que ejecuta y hace que los demás también sigan su camino. Como quedasen vacantes las sedes de León y Zamora, Froilán fue nombrado obispo de León por aclamación popular en el 900 y Atiliano de Zamora (aunque en un principio se negó, alegando que era un gran pecador); fueron ordenados juntos el día de Pentecostés. Restauraron la vida monástica de Castilla La Vieja. Su vida está plagada de leyendas piadosas.
Froilán nació en Lugo en el seno de una noble familia. A los 18 años sintió la necesidad de vivir como anacoreta para que en la soledad discernir cuál era la voluntad de Dios, y tuvo la constancia que su misión era enseñar el evangelizó por los pueblos. Recorrió los caminos desde Lugo hasta León: Villafranca del Birzo, Cacabels, Ponferrada, Bembibre, Astorga..., o encrucijadas de vías romanas o caminos de humilladeros y albergues, como el de la Virgen del Camino, en Fresno de Dueñas o Villanueva del Carnero o la Valdoncina; también se acercó a Vegacervera, Aviados, Montmuerto o Morquera o San Salvador de Curueño. Fue un restaurador espiritual, reformador austero; fue la voz del desierto llamando a la penitencia. Quiénes convertían en sus predicaciones, le pedían un lugar donde hacer penitencia. Froilán los recogió a su lado, y así fueron naciendo muchos monasterios como el de Valdecesar, del que fue abad, que fue centro de espiritualidad benedictina y de cultura de todos los pueblos.
El rey Alfonso III el Magno, le pidió que evangelizara las zonas reconquistadas a los árabes. Una de estas ciudades fue el de San Salvador de Tábara (Zamora) del que fue abad en el 880. San Atiliano fue su prior. También fundó el de Mareruela de Suso, bajo la advocación de Santiago, del que también fue abad, en el 885
No eran fáciles aquellos años de la reconquista: príncipes y nobles trataban de apoderarse de los bienes de la Iglesia y de los pobres. Obispos había que les interesaba muy poco el mensaje de Jesucristo y que bailaban al son del señor que más les amparaba. Muchos se entregaban a la barbarie y a la vagancia. Ante este cuadro desolador aparecieron estos dos hombres providenciales como elegidos por Dios para sanear aquel ambiente corrompido.
Froilán será el mentor que guíe... san Atiliano el que imite, el que ejecuta y hace que los demás también sigan su camino. Como quedasen vacantes las sedes de León y Zamora, Froilán fue nombrado obispo de León por aclamación popular en el 900 y Atiliano de Zamora (aunque en un principio se negó, alegando que era un gran pecador); fueron ordenados juntos el día de Pentecostés. Restauraron la vida monástica de Castilla La Vieja. Su vida está plagada de leyendas piadosas.
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