Hermanos:	
	
	
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables.	
	
	
Así como vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la desobediencia de ellos, así también estos han desobedecido ahora con ocasión de la misericordia que se os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen ahora misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.	
	
	
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!	
	
	
En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero?	
	
	
O ¿quién le ha dado primero para tener derecho a la recompensa?	
	
	
Porque de él, por él y para él existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén.	
	
	
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:	
	
	
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».	
	
Palabra del Señor.


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