Hermanos:	
	
	
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.	
	
	
Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama “al que da con alegría”.	
	
	
Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.	
	
	
Como está escrito: «Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanece eternamente».	
	
	
El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.	
	
	
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.	
	
	
El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sierva, el Padre lo honrará».	
	
Palabra del Señor.



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