jueves, 26 de mayo de 2011

Reflexión mes de MARIA


Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
NO TIENEN VINO: presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
HACED LO QUE ÉL OS DIGA: dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR: que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

¡Guapa, guapa y guapa!

Me viene a la cabeza el fervor con que tanta gente, en la Semana Santa de Sevilla, gritaba al paso de la Macarena: ¡guapa, guapa y guapa!

Con lo femenina que es nuestra Madre, podemos estar seguros de que le gustarán los piropos que le lancemos.

Madre mía, procuraré decirte algo -aunque sólo sea: ¡guapa!- cada vez que vea una imagen tuya.

¡Ah! y qué buena idea la de aquél que siempre que veía una chica guapa decía a María en su interior: ¡Tú sí que eres guapa!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

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