martes, 12 de enero de 2010

Lecturas



El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel

En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo, Ana se levantó y, con el alma llena de amargura, se puso a rezar al Señor, llorando a todo llorar. Y añadió esta promesa: -«Señor de los ejércitos, si te fijas en la humillación de tu sierva y te acuerdas de mi, si no te olvidas de tu sierva y le das a tu sierva un hijo varón, se lo entrego al Señor de por vida, y no pasará la navaja por su cabeza. » Mientras ella rezaba y rezaba al Señor, Elí observaba sus labios. Y, como Ana hablaba para sí, y no se ola su voz aunque movía los labios, Elí la creyó borracha y le dijo: -«¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? A ver si se te pasa el efecto del vino.» Ana respondió: -«No es así, Señor. Soy una mujer que sufre. No he bebido vino ni licor, estaba desahogándome ante el Señor no creas que esta sierva tuya es una descarada; si he estado hablando hasta ahora, ha sido de pura congoja y aflicción.» Entonces Elí le dijo: -«Vete en paz. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.» Ana respondió: -«Que puedas favorecer siempre a esta sierva tuya.» Luego se fue por su camino, comió, y no parecía la de antes. A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al Señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo: -«Al Señor se lo pedí.»


Enseñaba con autoridad

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: -« ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: -«Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.

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