domingo, 8 de febrero de 2009

Homilía - Domingo, de la 5ª semana T. O.

HOMILÍA
Domingo, de la 5ª semana de Tiempo Ordinario-Ciclo B
Realizada por: P. Luis Carlos Aparicio Mesones s.m.

COMPARTIR EL DOLOR, LA FE, LOS ALIMENTOS

Irresponsabilidad humana.

Sabemos que el origen del sufrimiento humano, provocado por las enfermedades, las presiones sicológicas y la muerte, está en la irresponsabilidad humana.
Nuestros hospitales en los países desarrollados cuentan con medios abundantes: profesionales capacitados, instalaciones y medicamentos suficientes para controlar las enfermedades y aliviar los sufrimientos. Buena parte del sufrimiento que hoy padecen millones de seres del Tercer Mundo se debe a la pobreza.
Nada más triste, inhumano y cruel que comprobar el llanto de una madre, viendo impotente como su hijo se muere de hambre. Sobre todo, cuando hay remedio.

¿Tiene Dios la culpa?

Echar la culpa a Dios de lo que sucede por causa de las injusticias, explotaciones y desigual distribución de la riqueza, es una excusa absurda e irracional cuando depende de nosotros su resolución.
Si los países ricos pusiéramos más empeño en promover técnicas de desarrollo agrícola, ganadero e industrial, en lugar de invertir en costosos armamentos, reduciríamos notablemente este sufrimiento inútil, que envilece nuestra condición humana.
Es ciertamente un problema de envergadura, que deben afrontar quienes ostentan la autoridad y el gobierno, pero no una válvula de escape o una justificación para inhibirnos y no hacer nada, porque está en nuestras manos fomentar actos de protesta, reclamar intervenciones eficaces y poner nuestro granito de arena cuando las circunstancias lo requieran, aunque sea poca cosa, económicamente hablando.


Manos Unidas

ONGS, a cuya cabeza está Manos Unidas, organizan hoy la Campaña contra el Hambre, que se ha convertido en una tradición de ayuda a los pobres. Aquí se hermanan los sufrimientos de muchos para aliviar el sufrimiento de todos.
Manos Unidas cumple hoy 50 años.
En un lejano 1.959, las mujeres de Acción Católica, realizaron la primera campaña a través de una colecta realizada en todas las parroquias de España a favor de nuestros hermanos del Tercer Mundo.Desde entonces, sigue trabajando para erradicar la pobreza en el mundo.
“Combatir el hambre, proyecto de todos” es el lema de la presente Campaña.

Me consta que nuestras donaciones llegan íntegras a su destino, pues la política de Manos Unidas es aportar tecnología y medios para reducir la geografía del hambre, siendo los afectados los propios protagonistas en la generación de alimentos con los que llenar sus necesidades vitales. Todas las solicitudes se estudian una `por una, y las concesiones son vigiladas por voluntarios de la organización para que se inviertan en el plan aprobado. De esta manera, se evitan las mafias, las picarescas y los engaños, que crecen como chinches junto a la miseria de los más marginados e indefensos.

Nuestra colaboración

Hoy tenemos la ocasión de colaborar. Hagámoslo generosamente.
Abundan las entidades que apadrinan niños necesitados y mantienen vivo sus espíritu solidario. Es algo muy loable y digno de imitar.
Conozco niños y jóvenes que se sacrifican por esta noble causa y libran una cantidad de dinero anual para tal fin. Lo hacen evitando gastos superfluos, echando a la hucha parte de lo que sus padres les dan semanalmente y aguinaldos que reciben.

Hay otra forma de compartir, a la que nos llama el Apóstol San Pablo en la Carta a los Corintios: la fe recibida gratuitamente, asumida como compromiso personal y como uno de los últimos mandatos del Señor : “El hecho de predicar no es para mí motivo de soberbia. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!”
(I Cor. 9,17).

Compartir sin miedo

Por este anuncio del kerygma – sinónimo de Evangelio - Jesús de Nazaret, muerto por nuestros pecados, resucitado por el Padre, que nos ha concedido la salvación y nos ha librado de la esclavitud de la Ley, entregará toda su vida.

De esto adolecemos mucho los cristianos de hoy en los países ricos. Nos falta agresividad positiva, creatividad, arrojo y confianza en el anuncio. A lo mejor, por escasez de convicciones y abundancia de celebraciones gratificantes que nos llevan a enclaustrarnos en nuestro rincón-estufa, en un grupo que nos arropa y nos defiende, pero que nos lastra y nos incapacita para misiones más universales.

El Papa Juan Pablo II insiste constantemente en la necesidad urgente de iniciar una “Nueva Evangelización”. Para ello debemos abrir nuestros grupos, salir de nuestras comodidades estériles y lanzarnos al ruedo con la confianza de los que se sienten apoyados por la fuerza del Espíritu que Jesús prometió a sus seguidores.

Continúa vigente la exclamación de los coetáneos de Jesús:”todo el mundo te busca” (Mc. 1,37), porque estamos afectados por la enfermedad, el dolor, el hambre, la soledad, los vacíos espirituales... Necesitamos que pase por nuestra vida y decirle lo que sentimos y esperamos de él y de los que viven a nuestro lado. Nos matan los egoísmos, la pasividad y la costumbre de comunicarnos con las palabras y con los silencios, pero no con el corazón.

Una lectura edificante.

Acabo de releer un libro de pocas páginas, titulado: “Historias para acortar el camino”, de Bruno Ferrero. Me lo regaló una pareja mientras compartíamos juntos un FDS de Encuentro Matrimonial.
Entre las distintas historias, hay una bella poesía de amor, escrita por una chica americana, que ella mima titula: ”Lo que no hiciste”.
Dice así:

“¿Te acuerdas del día en que te pedí prestado el coche nuevo y lo dejé hecho un acordeón? Pensé que me matarías, pero no me dijiste una palabra

¿Te acuerdas del día en que te hice ir casi a rastras conmigo hasta la playa y tú decías que iba a llover, y llovió? Pensé que ibas a decir”¡Te lo he dicho”! pero no lo dijiste.

¿Te acuerdas de aquella vez en que yo coqueteaba con todos para darte celos, y tú te pusiste celoso? Creí que ibas a dejarme, pero no lo hiciste.

¿Te acuerdas cuando se me cayó la tarta de fresas sobre la tapicería nueva de tu coche? Temí que ibas a gritarme:”¡Idiota!¡Inútil!”, pero no lo hiciste.

¿Y te acuerdas de aquel día en que me olvidé de decirte que la fiesta era en traje de etiqueta y tú te presentaste con vaqueros? Temí que ibas a ponerme de vuelta y media, pero no lo hiciste.

Sí, hay tantas cosas que no hiciste. Pero tenías paciencia conmigo, y me querías y estabas siempre de mi parte. Había tantas cosas de las que quería pedirte perdón cuando volvieras de Vietnam. Pero tú no volviste.”


Lo que tengamos que compartir, mejor ahora que nunca. Las oportunidades pasan y a las personas no las tenemos siempre con nosotros.

Que tengáis feliz día del Señor y hasta el próximo Domingo HERMANOS.
No dejéis de ver esta "PRESENTACIÓN"

La_Humildad_MAS_EL_7_Por_Ciento_Alfred_Cloti.pps (411 KB)

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