En Ragusa, ciudad de la región italiana de Sicilia, beata María Schininá, virgen, que escogió una vida sencilla y humilde, dedicada a curar enfermos, abandonados y pobres, e instituyó las Hermanas del Sagrado Corazón, para prestar ayuda a todo género de miseria.
Nació en Ragusa (Italia), de una familia noble y aristocrática y recibió una educación esmerada. Era muy aficionada a la música y a la danza. A los treinta años decidió llevar una vida austera, sencilla y humilde, dedicada a curar a enfermos, abandonados y pobres, visitando a sus familias y prestándoles los servicios necesarios; tanto los pobres como los nobles criticaron su actuación. Como se sentía atraída a la vida contemplativa pensó entrar en un convento de clausura de Malta, pero el arzobispo de esta archidiócesis la convenció para que se dedicase a la vida activa, y, en el 1885, la animó a trabajar en favor del pueblo de Ragusa.
Muerta su madre en 1884, se desprendió de sus bienes, y en 1889, fundó un Instituto de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, para poner en práctica el precepto evangélico de la caridad. Al hacer la profesión religiosa tomó el nombre de María del Sagrado Corazón de Jesús. Los comienzos fueron difíciles. El Instituto se dedicó a recoger niñas huérfanas y personas ancianas e inválidas, atender a los enfermos en el hospital y en sus domicilios, dar catequesis y ejercer el apostolado entre los presos y los obreros de Ragusa: plegaria, acción y sacrificio constituían el centro de su espiritualidad. Murió en Ragusa el año 1910. Fue beatificada el 4 de noviembre de 1990 por SS Juan Pablo II.
Nació en Ragusa (Italia), de una familia noble y aristocrática y recibió una educación esmerada. Era muy aficionada a la música y a la danza. A los treinta años decidió llevar una vida austera, sencilla y humilde, dedicada a curar a enfermos, abandonados y pobres, visitando a sus familias y prestándoles los servicios necesarios; tanto los pobres como los nobles criticaron su actuación. Como se sentía atraída a la vida contemplativa pensó entrar en un convento de clausura de Malta, pero el arzobispo de esta archidiócesis la convenció para que se dedicase a la vida activa, y, en el 1885, la animó a trabajar en favor del pueblo de Ragusa.
Muerta su madre en 1884, se desprendió de sus bienes, y en 1889, fundó un Instituto de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, para poner en práctica el precepto evangélico de la caridad. Al hacer la profesión religiosa tomó el nombre de María del Sagrado Corazón de Jesús. Los comienzos fueron difíciles. El Instituto se dedicó a recoger niñas huérfanas y personas ancianas e inválidas, atender a los enfermos en el hospital y en sus domicilios, dar catequesis y ejercer el apostolado entre los presos y los obreros de Ragusa: plegaria, acción y sacrificio constituían el centro de su espiritualidad. Murió en Ragusa el año 1910. Fue beatificada el 4 de noviembre de 1990 por SS Juan Pablo II.
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