jueves, 10 de junio de 2010

Lecturas


Elías oró, y el cielo derramó lluvia

En aquellos días, Elías dijo a Ajab: "Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia." Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado: "Sube a otear el mar." El criado subió, miró y dijo: "No se ve nada." Elías ordenó: "Vuelve otra vez." El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo: "Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano." Entonces Elías mandó: "Vete a decirle a Ajab que enganche y se vaya, no le coja la 11uvia." En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar. Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.

Todo el que esté peleado con su hermano, será procesado

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano, será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Procura arreglarte con el que te pone pleito en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí

Palabra del Señor.

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