viernes, 21 de mayo de 2010

5º y último MISTERIO LUMINOSO


La señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el Infierno y perdido el Cielo, y sobre todo porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita a quien yo amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente con tu gracia no volver a pecar, evitar las ocasiones próximas de pecado, confesarme y cumplir la penitencia.
Confío me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén

EL Credo
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.
Creo en un Solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho.
El cual por nosotros los hombres, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de maría la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


Ámenme puramente y honren Mi Sagrada Eucaristía. ¿Cómo es que tantos de ustedes dudan de Mi Sagrada Presencia en la Hostia? Mi Sagrada Eucaristía no debería ser desestimada o tratada como si Ésta no fuera Sagrada. Si tan sólo comprendieran, plenamente, lo que Yo les estoy ofreciendo y a Quién están recibiendo dentro de ustedes, Me bendecirían sin cesar. ¡Miren! Incluso Mis Ángeles, que los contemplan desde lo Alto, desean este alimento que ustedes pueden tener, pero ellos no; sin embargo muchos de ustedes parece que no perciben Su Plenitud.
Yo soy el Prisionero del Amor detrás de cada Tabernáculo, que aguarda y espera verlos venir. La Unidad es compartir la Sagrada Comunión y creer en Mi Presencia Real, en la Sagrada Eucaristía. Sean constantes en sus confesiones, pequeños hijos, para que puedan venir y recibirme en la Sagrada Eucaristía, tan frecuentemente como puedan. Mi Reino sobre la tierra es Mi Iglesia y la Eucaristía es la Vida de Mi Iglesia, esta Iglesia que Yo Mismo les he dado. Acérquense a Mí, ustedes que Me desean y Yo los alimentaré, ofreciéndoles Mi Corazón, en la forma oculta de la Eucaristía, para transfigurarlos en un Tabernáculo Vivo. Yo soy la Verdad y Mi Reino sobre la tierra es Mi Iglesia y Mi Iglesia es Mi Cuerpo que llena toda la creación; y la Vida de Mi Iglesia es Mi Sagrada Eucaristía, el Camino a la vida eterna. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Permanezcan fieles a la Institución de Mi Eucaristía, reconociéndome en Mi Cuerpo. Yo les revelo Mi Gracia y se les ha dado la salvación, a través de Mi Hijo, Jesucristo: Con el fin de liberarlos, Él se sacrificó a Sí Mismo por ustedes; para que compartan una Vida Divina, Él instituyó la Sagrada Eucaristía para santificarlos y compartir Su Cuerpo y Su Sangre. Ustedes no estáis compartiendo un pan o vino cualquiera, sino que están compartiendo a Dios Mismo... El Dios Inaccesible es Accesible a ustedes, el Dios Invisible es Visible a ustedes y está dispuesto a divinizarlos. ¡Él, cuya grandeza sobrepasa todas las fuerzas angélicas y todos los seres y todo lo que ha sido creado, está a su disposición, creación! Dios Mismo se les ofrece para devolverles su divinidad, divinizando su alma para entrar en la Vida Eterna. Yo voy a reedificar Mi Eucaristía en las casas que han sido despojadas de Mi Presencia, y se volverán santas... Les digo, les digo a todos ustedes: Mi Espíritu será derramado sobre la Tierra para inundarlo con el roció del Cielo y el pasto de la Tierra se volverá más verde y los árboles florecerán y su follaje será hermoso y sus frutos abundantes.
(Juan 13)


Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Sea, pues, Señora, abogada nuestra: vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce ¡Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amen.

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Ave María Purísima.
Sin pecado concebida

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