viernes, 9 de octubre de 2009

Reflexión

Los dones del Espíritu Santo

PIEDAD:
Es la capacidad de hablar con Dios filialmente, tiernamente... de alabarlo y adorarlo
Nos hace mirar a Dios con simplicidad filial y con sinceridad

CONSEJO:
Nos permite ver todo a la luz de la eternidad.
Bajo la voluntad de Dios, nuestro Padre bueno, cesa la angustia y regresa la paz al corazón y la claridad para actuar.
Hace personas fuertes, serenas, seguras de sí mismas.
Permanece el principio de la alegría.

FORTALEZA:
Es la capacidad de testimoniar la fe en medio de las contradicciones y de los peligros.
Perfecciona la virtud de la esperanza llevándola hasta alcanzar el heroísmo, al desprecio de la muerte y a la superación del miedo a la muerte.

INTELIGENCIA:
Es descubrir, entre las arrugas de la vida cotidiana la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Es fundamentar, para dar claridad, fuerza y serenidad a nuestra acción y para contemplar, en nuestras cruces, la presencia del Resucitado.

TEMOR DE DIOS:
Es un amor a Dios consciente de la propia fragilidad.
Es el miedo de no estar a la altura de tanto amor y el deseo de ser totalmente de Dios.

SABIDURÍA:
Es ver todo con los ojos de Dios, con su mirada.
Es una penetración amorosa y sabrosa en los misterios de Dios: en el misterio trinitario, en el misterio de la cruz, en los misterios del reino y en el misterio de la historia

CIENCIA:
Es la capacidad de vivir la naturaleza como don de Dios.
Nos permite vivir y gozar la vida porque Dios es nuestro Padre que nos da todo.
Dios, nuestro Padre, es el verdadero amor.

ALEGRÍA:
“Busco el fundamento de esta alegría en el servicio del Señor... ¿No es en verdad digno del mayor gozo y alegría el ser instrumento en manos del Señor... sentirse amado y perdonado por Él?

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