viernes, 1 de mayo de 2009

Vía Lucís

11. ESTACIÓN: Misión apostólica

El Resucitado le confía a los discípulos la misión universal
Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

"Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."
Del Evangelio según San Mateo (Mt 28,16-20)

Un encuentro, una entrega. Ser llamado es un honor. Ser mandados es un deber. A cada convocación sucede una misión. ¡Y qué misión! Sereis precisamente más. Haréis como yo he hecho. Sereis precisamente como yo.
"Vayan, hagan de la gente discípulos." Siempre. Es una gran misión. Humanamente superior a las fuerzas del hombre, si se considera solamente sobre las espaldas del hombre, no es energia humana. Es sinergia divino-humana." Yo estoy con Vosotros, no tengan temor". El Resucitado es el Emanuel permanente. Que no les tíemblen las piernas. Arrodíllense mas bien y rueguen: al Señor de la cosecha y para ser trabajadores valientes y para que El envien los operarios. Las tareas son diversas. La misión es unica, hacer propia la causa de Jesús, es decir por aquellos que él ha vivido y sacrificado. El reino de justicia, amor y paz. Andád por todas partes, jóvenes misionarios de los jóvenes, en la familia, en la escuela, en la iglesia, por las calles, por las playas, en las discotecas, por las autopistas, por las vias virtuales. Se debe dar la bella noticia que todos esperan, porque el corazón continúa tambien hoy a buscar la felicidad, que es el eterno Amor.

Alégrate Virgen Madre: Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!

Roguemos. Jesús resucitado, tu promesa llega consoladora: "Yo estoy con ustedes todos los días" (Mt. 28,20). Solos no somos capaces de llevar el mínimo peso con perseverancia. Mucho menos de soportar sobre nuestras espaldas el peso del mundo. Nosotros somos la debilidad, tú eres la fuerza. Nosotros somos la inconstancia, tú eres la perseverancia. Nosotros somos el temor, tú eres el coraje. Nosotros somos la tristeza, tú eres la felicidad. Nosotros somos la noche, tú eres la luz. Nosotros somos la parálisis, tú eres la Pascua.

Amén
Oh María. Templo del Espíritu Santo,
Guíanos como testigos del Resucitado
por el camino de la luz.

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