En el monasterio de Ettenheim, en la región de Baden, de Germania, san Landelino, monje, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda).
Según algunos historiadores fue un monje irlandés, que se estableció en el monasterio de Rettenheim, diócesis de Friburgo de Brisgovia, Alemania; fue acusado de magia y fue decapitado en el 640 en la Selva negra cerca de su ermita.
Según la tradición del monasterio de Ettenheim, era escocés, noble de estirpe, descendiente de los antiguos soberanos escoceses. Animado del celo misionero, llegó a Alsacia, a un lugar llamado Ortenau (antiguamente pertenecía a la diócesis de Estrasburgo y hoy a la de Friburgo), lugar desolado y morada de ladrones y asesinos.
Un pobre campesino de nombre Hidulfo lo hospedó durante un tiempo en su casa, más tarde se retiró a un pequeño valle donde poder orar en soledad; no se tienen noticias detalladas de aquel periodo de tiempo ni su duración. Fue asesinado por un cazador que, lo confundió con un bandido; el asesino abandonó el cadáver. La mujer de Hidulfo lo encontró, sus restos fueron sepultados a media legua de su homicidio, donde después creció el pueblo de Munschweiler que todavía conserva el sepulcro de san Landelino detrás del altar mayor de la parroquia.
Muchos milagros se sucedieron sobre la tumba del santo. El eremo de san Landelino, fue lugar de peregrinación, se construyó una iglesia; muchos solitarios se establecieron en aquel lugar, transformado aquel lugar de mala fama en un lugar de gracia y de fe.
Según algunos historiadores fue un monje irlandés, que se estableció en el monasterio de Rettenheim, diócesis de Friburgo de Brisgovia, Alemania; fue acusado de magia y fue decapitado en el 640 en la Selva negra cerca de su ermita.
Según la tradición del monasterio de Ettenheim, era escocés, noble de estirpe, descendiente de los antiguos soberanos escoceses. Animado del celo misionero, llegó a Alsacia, a un lugar llamado Ortenau (antiguamente pertenecía a la diócesis de Estrasburgo y hoy a la de Friburgo), lugar desolado y morada de ladrones y asesinos.
Un pobre campesino de nombre Hidulfo lo hospedó durante un tiempo en su casa, más tarde se retiró a un pequeño valle donde poder orar en soledad; no se tienen noticias detalladas de aquel periodo de tiempo ni su duración. Fue asesinado por un cazador que, lo confundió con un bandido; el asesino abandonó el cadáver. La mujer de Hidulfo lo encontró, sus restos fueron sepultados a media legua de su homicidio, donde después creció el pueblo de Munschweiler que todavía conserva el sepulcro de san Landelino detrás del altar mayor de la parroquia.
Muchos milagros se sucedieron sobre la tumba del santo. El eremo de san Landelino, fue lugar de peregrinación, se construyó una iglesia; muchos solitarios se establecieron en aquel lugar, transformado aquel lugar de mala fama en un lugar de gracia y de fe.
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