En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Pomposa, virgen y mártir, la cual, durante la persecución por los sarracenos, sabedora del martirio de santa Columba, salió a escondidas del monasterio cordobés de Peñamelera y confesó intrépida a Cristo ante el juez, siendo inmediatamente degollada ante las puertas del palacio y consiguiendo así la palma del martirio.
Nació en Córdoba en el seno de una familia cristiana. Su familia fundó el monasterio doble de Peñafiel de Peñamelaria (Córdoba). Ella vivió en el monasterio en régimen laico con algunos miembros de su familia, aunque sus hermanos y otros parientes habían ingresado en él. Era abad el monje san Félix y capellán el futuro san Félix.
Pomposa pronto sintió la llamada religiosa e ingresó en el monasterio donde acreditó su sencillez y su modestia. Se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras junto a su amiga santa Columba de Córdoba. Era humilde y paciente, ayunaba con frecuencia procurando ser fiel a su profesión religiosa. Sintió la necesidad de morir mártir y por ello tuvo que ser vigilada por su familia.
Cuando supo la heroica muerte de su amiga santa Columba, se dirigió al cadí de Córdoba para confesarse cristiana y denostar a Mahoma, el cadí ordenó que la decapitaran ante las puertas del palacio. Su cuerpo fue arrojado al Guadalquivir, que fue recuperado y enterrado en la basílica de Santa Eulalia junto al de Columba.
Nació en Córdoba en el seno de una familia cristiana. Su familia fundó el monasterio doble de Peñafiel de Peñamelaria (Córdoba). Ella vivió en el monasterio en régimen laico con algunos miembros de su familia, aunque sus hermanos y otros parientes habían ingresado en él. Era abad el monje san Félix y capellán el futuro san Félix.
Pomposa pronto sintió la llamada religiosa e ingresó en el monasterio donde acreditó su sencillez y su modestia. Se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras junto a su amiga santa Columba de Córdoba. Era humilde y paciente, ayunaba con frecuencia procurando ser fiel a su profesión religiosa. Sintió la necesidad de morir mártir y por ello tuvo que ser vigilada por su familia.
Cuando supo la heroica muerte de su amiga santa Columba, se dirigió al cadí de Córdoba para confesarse cristiana y denostar a Mahoma, el cadí ordenó que la decapitaran ante las puertas del palacio. Su cuerpo fue arrojado al Guadalquivir, que fue recuperado y enterrado en la basílica de Santa Eulalia junto al de Columba.
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