En Londres, en Inglaterra, beata Margarita Pole, madre de familia y mártir, que, siendo condesa de Salisbury y madre del cardenal Reginaldo, fue decapitada en la cárcel de la Torre de Londres en tiempo del rey Enrique VIII por haber desaprobado su divorcio, encontrando así reposo en la paz de Cristo.
Margarita Plantagenet era sobrina del Eduardo IV y de Ricardo III, era hija del duque de Clarence. Se casó con sir Reginald Pole, con el que tuvo cinco hijos; al quedarse viuda, fue nombrada condesa de Salisbury, dama de Catalina de Aragón y aya de la princesa María, hija de Enrique VIII. Pero la beata desaprobó abiertamente el matrimonio de Enrique con Ana Bolena, lo cual le costó la pérdida de su puesto en la corte y del favor del rey.
Cuando Sir Henry Neville se levantó en armas en el norte, el rey envió a algunos emisarios a interrogar a Margarita, con la esperanza de mezclarla en la conspiración; pero, aunque el interrogatorio duró desde el mediodía hasta la noche, los emisarios no consiguieron descubrir la menor huella de culpabilidad. Cuando su hijo, el cardenal Pole (luego legado papal en el Concilio de Trento), se opuso a la supremacía religiosa del rey y se negó a regresar a Inglaterra, Enrique se vengó en su madre, encerrándola durante dos años en la Torre de Londres, donde en su ancianidad sufrió muchísimo.
Fue condenada a muerte por alta traición en un acto en la que se la privaba de sus bienes y derechos civiles, y en la que no tuvo juicio alguno. Como no existían pruebas para condenarla en un juicio legal, el rey obligó al Parlamento a declararla culpable de alta traición. El 28 de mayo de 1541, Margarita fue conducida al patio de la Torre para ser decapitada. Lord Herbert cuenta que se negó a arrodillarse y a reclinar la cabeza en el tronco porque no se consideraba culpable de traición. El verdugo, que carecía de práctica en el oficio, erró varias veces el golpe. Según el relato del embajador francés, Margarita no se negó a arrodillarse pero el verdugo principal se hallaba ausente, y el substituto manejó el hacha con suma torpeza. Por lo demás, casi todos los historiadores de peso consideran muy poco probable la versión de Lord Herbert. Margarita murió a los setenta años de edad. Es la última Plantagenet de la historia. En la National Portrait Gallery de Londres hay un interesante retrato de la beata. Varias diócesis de Inglaterra celebran su fiesta. El 29 de diciembre de 1886, el papa León XIII confirmó su culto.
Margarita Plantagenet era sobrina del Eduardo IV y de Ricardo III, era hija del duque de Clarence. Se casó con sir Reginald Pole, con el que tuvo cinco hijos; al quedarse viuda, fue nombrada condesa de Salisbury, dama de Catalina de Aragón y aya de la princesa María, hija de Enrique VIII. Pero la beata desaprobó abiertamente el matrimonio de Enrique con Ana Bolena, lo cual le costó la pérdida de su puesto en la corte y del favor del rey.
Cuando Sir Henry Neville se levantó en armas en el norte, el rey envió a algunos emisarios a interrogar a Margarita, con la esperanza de mezclarla en la conspiración; pero, aunque el interrogatorio duró desde el mediodía hasta la noche, los emisarios no consiguieron descubrir la menor huella de culpabilidad. Cuando su hijo, el cardenal Pole (luego legado papal en el Concilio de Trento), se opuso a la supremacía religiosa del rey y se negó a regresar a Inglaterra, Enrique se vengó en su madre, encerrándola durante dos años en la Torre de Londres, donde en su ancianidad sufrió muchísimo.
Fue condenada a muerte por alta traición en un acto en la que se la privaba de sus bienes y derechos civiles, y en la que no tuvo juicio alguno. Como no existían pruebas para condenarla en un juicio legal, el rey obligó al Parlamento a declararla culpable de alta traición. El 28 de mayo de 1541, Margarita fue conducida al patio de la Torre para ser decapitada. Lord Herbert cuenta que se negó a arrodillarse y a reclinar la cabeza en el tronco porque no se consideraba culpable de traición. El verdugo, que carecía de práctica en el oficio, erró varias veces el golpe. Según el relato del embajador francés, Margarita no se negó a arrodillarse pero el verdugo principal se hallaba ausente, y el substituto manejó el hacha con suma torpeza. Por lo demás, casi todos los historiadores de peso consideran muy poco probable la versión de Lord Herbert. Margarita murió a los setenta años de edad. Es la última Plantagenet de la historia. En la National Portrait Gallery de Londres hay un interesante retrato de la beata. Varias diócesis de Inglaterra celebran su fiesta. El 29 de diciembre de 1886, el papa León XIII confirmó su culto.
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