En Tréveris, en Alemania, beato Juan Martín Moyë, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que en la localidad de Lorena, en Francia, fundó el Instituto de Hermanas de la Divina Providencia, y en China reunió en régimen de vida común a unas vírgenes dedicadas a la enseñanza. Se mostró siempre inflamado por el celo de las almas, aún después de verse obligado a abandonar su patria durante la Revolución Francesa.
Nació en Cutting. Estudió primero con los jesuitas y después en el seminario de Metz donde fue ordenado sacerdote en 1754. Destinado a petición propia a varias parroquias como coadjutor, predicó misiones populares y esto le hizo darse cuenta de las necesidades espirituales de muchas parroquias concretamente en la formación de los niños y los jóvenes. Esto fue lo que le llevó a la fundación de las Hermanas de la Providencia para dirigir las escuelas rurales.
Tenía un carácter bastante radical y un alto sentido de la libertad, con lo cual denunció las deficiencias de la pastoral del clero diocesano, lo que le valió las quejas de los sacerdotes. Por esto tuvo que dejar la dirección espiritual del seminario, ya que el obispo, sensible a las quejas del clero lo envió a la ciudad de Dieuze. Pero aquí volvió a tener problemas, hasta el extremo que la ciudad en 1767 le puso el veto y tuvo que abandonarla. En 1768 el cabildo de Saint Dié, una vicaría nullius, lo llamó a dirigir su seminario, pero éste fue clausurado al año siguiente.
Quiso hacerse misionero e ingresó en París en la Sociedad de Misiones Extranjeras. A finales de 1771 salía para China. Llegado a Macao, recibió el encargo de ayudar al obispo Pottier, vicario apostólico de Sechuén. Entró en China disfrazado, y al llegar a su misión aprendió la lengua del país. Lo dominó con relativa facilidad e incluso tradujo oraciones al chino y publicó un manual de piedad en este idioma. Dos veces le arrestaron y estuvo a punto de ser condenado a muerte, pero logró salvar su vida y quedar libre. Trabajó para establecer una comunidad femenina de las Hermanas de la Providencia en China, llevó adelante una gran campaña para el bautismo de los niños, y tuvo problemas con sus compañeros misioneros y con su propio obispo, que discrepaban de su pastoral. Decidió volver a Francia. La Santa Sede aprobaba su Instituto religioso fundado por él en China. Volvió a Francia a las misiones populares y a atender a sus religiosas. Abrió en su propio pueblo el noviciado de las Hermanas y cuando llegó la revolución francesa, huyó con las religiosas y novicias a Tréveris. Su muerte se debió a un contagio contraído mientras visitaba un hospital. Fue beatificado el 21 de noviembre de 1954 por el papa Pío XII.
Nació en Cutting. Estudió primero con los jesuitas y después en el seminario de Metz donde fue ordenado sacerdote en 1754. Destinado a petición propia a varias parroquias como coadjutor, predicó misiones populares y esto le hizo darse cuenta de las necesidades espirituales de muchas parroquias concretamente en la formación de los niños y los jóvenes. Esto fue lo que le llevó a la fundación de las Hermanas de la Providencia para dirigir las escuelas rurales.
Tenía un carácter bastante radical y un alto sentido de la libertad, con lo cual denunció las deficiencias de la pastoral del clero diocesano, lo que le valió las quejas de los sacerdotes. Por esto tuvo que dejar la dirección espiritual del seminario, ya que el obispo, sensible a las quejas del clero lo envió a la ciudad de Dieuze. Pero aquí volvió a tener problemas, hasta el extremo que la ciudad en 1767 le puso el veto y tuvo que abandonarla. En 1768 el cabildo de Saint Dié, una vicaría nullius, lo llamó a dirigir su seminario, pero éste fue clausurado al año siguiente.
Quiso hacerse misionero e ingresó en París en la Sociedad de Misiones Extranjeras. A finales de 1771 salía para China. Llegado a Macao, recibió el encargo de ayudar al obispo Pottier, vicario apostólico de Sechuén. Entró en China disfrazado, y al llegar a su misión aprendió la lengua del país. Lo dominó con relativa facilidad e incluso tradujo oraciones al chino y publicó un manual de piedad en este idioma. Dos veces le arrestaron y estuvo a punto de ser condenado a muerte, pero logró salvar su vida y quedar libre. Trabajó para establecer una comunidad femenina de las Hermanas de la Providencia en China, llevó adelante una gran campaña para el bautismo de los niños, y tuvo problemas con sus compañeros misioneros y con su propio obispo, que discrepaban de su pastoral. Decidió volver a Francia. La Santa Sede aprobaba su Instituto religioso fundado por él en China. Volvió a Francia a las misiones populares y a atender a sus religiosas. Abrió en su propio pueblo el noviciado de las Hermanas y cuando llegó la revolución francesa, huyó con las religiosas y novicias a Tréveris. Su muerte se debió a un contagio contraído mientras visitaba un hospital. Fue beatificado el 21 de noviembre de 1954 por el papa Pío XII.
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