Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que al día siguiente de la dedicación de la basílica de la Resurrección, erigida sobre el Sepulcro de Cristo, es ensalzada y venerada como trofeo pascual de su victoria y signo que aparecerá en el cielo, anunciando a todos la segunda Venida.
El origen de esta fiesta está en Jerusalén y aparece relacionada con la invención de la cruz de Cristo. El primer testimonio de una reliquia de la cruz venerada en Jerusalén nos la ha transmitido san Cirilo de Jerusalén. Otros testimonios nos la ha dado la peregrina Egeria (s. IV) y ya en el siglo V tenemos noticias más precisas de que en la iglesia del Martyrium (la del Gólgota) se celebraba la festividad de su dedicación el 14 de septiembre.
En medio del desierto se levantó un estandarte con una serpiente, para quién había sido mordido por la serpiente la contemplara y se salvara de la muerte (Nm 21, 4-9). En medio de la humanidad se levanta la cruz de Jesús para que quién la contempla con el corazón contrito y adorante se salve (Jn 3, 13-17). Cristo, muerto en la cruz, es glorificado y es nuestro Señor y Guía (Flp 2, 6-11).
La cruz no se entiende nada más que como “locura de amor” (1Cor 1, 18), por eso en ella se revela la esencia de Dios que es amor (1Jn 4, 8,16). Ciertamente, ésta es la última palabra sobre Dios, pero precisamente por este carácter de ultimidad y definitividad ha debido de ser preparada, de lo contrario hubiera sido imposible comprenderla. En ella está la salvación, la vida y la resurrección.
El origen de esta fiesta está en Jerusalén y aparece relacionada con la invención de la cruz de Cristo. El primer testimonio de una reliquia de la cruz venerada en Jerusalén nos la ha transmitido san Cirilo de Jerusalén. Otros testimonios nos la ha dado la peregrina Egeria (s. IV) y ya en el siglo V tenemos noticias más precisas de que en la iglesia del Martyrium (la del Gólgota) se celebraba la festividad de su dedicación el 14 de septiembre.
En medio del desierto se levantó un estandarte con una serpiente, para quién había sido mordido por la serpiente la contemplara y se salvara de la muerte (Nm 21, 4-9). En medio de la humanidad se levanta la cruz de Jesús para que quién la contempla con el corazón contrito y adorante se salve (Jn 3, 13-17). Cristo, muerto en la cruz, es glorificado y es nuestro Señor y Guía (Flp 2, 6-11).
La cruz no se entiende nada más que como “locura de amor” (1Cor 1, 18), por eso en ella se revela la esencia de Dios que es amor (1Jn 4, 8,16). Ciertamente, ésta es la última palabra sobre Dios, pero precisamente por este carácter de ultimidad y definitividad ha debido de ser preparada, de lo contrario hubiera sido imposible comprenderla. En ella está la salvación, la vida y la resurrección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario