En Augsburgo, de la Retia, santa Afra, mártir. Siendo pecadora, se convirtió a Cristo y, sin haber sido aún bautizada, según cuenta la tradición, fue quemada viva por confesar a Cristo.
La leyenda dice que era hija de santa Hilaria y que había nacido en Augsburgo. Era prostituta. Cuando la persecución de Diocleciano, Afra, acogió en su burdel, creyendo que era un cliente más, a san Narciso, obispo de Gerona, y a su diácono san Félix de Gerona, que habían llegado a la ciudad huyendo de la persecución; el santo varón le aclaró el motivo de su presencia allí. Después de muchas conversaciones, Afra se convirtió y además atrajo al cristianismo a todas las prostitutas del burdel y sus clientes, que más tarde sufrirían martirio.
Cerró el prostíbulo lo cual provocó las iras y una denuncia a las autoridades por cristiana. "¿Cómo es posible que seas prostituta y cristiana?" le preguntaron y le exigieron que sacrificase a los dioses. Afra respondió: "Mi cuerpo ha pecado, que sufra las consecuencias, pero no corromperé mi alma con la idolatría". "Yo ya he cometido bastantes pecados y no quiero cometer éste". Por eso ordenaron que fuera quemada viva en una isla de río Lech en Augsburgo (Baviera). De esta manera recibió el bautismo de sangre y no de agua, ya que era catecúmena.
Otros autores dicen que era de Augusta (Chipre); que era hija del rey de Chipre y que se estableció en Roma con su madre. Es la patrona de Augsburgo. La leyenda de su prostitución se habría originado en el nombre de "Venérea", santa de Antioquia con quien se la asocia en el martirologio. Los hagiógrafos alemanes la convirtieron en una sacerdotisa de la diosa Venus, una “heilige Dirne”, de la misma cofradía que santa María Egipciaca y santa Tais.
La leyenda dice que era hija de santa Hilaria y que había nacido en Augsburgo. Era prostituta. Cuando la persecución de Diocleciano, Afra, acogió en su burdel, creyendo que era un cliente más, a san Narciso, obispo de Gerona, y a su diácono san Félix de Gerona, que habían llegado a la ciudad huyendo de la persecución; el santo varón le aclaró el motivo de su presencia allí. Después de muchas conversaciones, Afra se convirtió y además atrajo al cristianismo a todas las prostitutas del burdel y sus clientes, que más tarde sufrirían martirio.
Cerró el prostíbulo lo cual provocó las iras y una denuncia a las autoridades por cristiana. "¿Cómo es posible que seas prostituta y cristiana?" le preguntaron y le exigieron que sacrificase a los dioses. Afra respondió: "Mi cuerpo ha pecado, que sufra las consecuencias, pero no corromperé mi alma con la idolatría". "Yo ya he cometido bastantes pecados y no quiero cometer éste". Por eso ordenaron que fuera quemada viva en una isla de río Lech en Augsburgo (Baviera). De esta manera recibió el bautismo de sangre y no de agua, ya que era catecúmena.
Otros autores dicen que era de Augusta (Chipre); que era hija del rey de Chipre y que se estableció en Roma con su madre. Es la patrona de Augsburgo. La leyenda de su prostitución se habría originado en el nombre de "Venérea", santa de Antioquia con quien se la asocia en el martirologio. Los hagiógrafos alemanes la convirtieron en una sacerdotisa de la diosa Venus, una “heilige Dirne”, de la misma cofradía que santa María Egipciaca y santa Tais.
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