Antiguamente se decía que era el segundo hijo de Gamaliel (At 5, 34; 22 ,3) y que como su padre se hizo cristiano. Su nombre y su culto está ligado al relato de Luciano, sacerdote de la aldea de Kefar-Gamla, distante una veintena de milla al norte de Jerusalén, que tuvo un sueño, que se repitió tres veces, en los que se le aparecía Gamaliel en el 415. La intención de estas visiones era para que se dieran los debidos honores a los restos del protomártir san Esteban, que se encontraban enterrados en aquella aldea.
Parece que después del martirio de Esteban, por orden del sumo sacerdote, su cuerpo fue tirado a la basura, pero Gamaliel lo recogió y lo sepultó en un sepulcro nuevo de una propiedad que tenía en Kefar-Gamla. Según estos sueño el viejo Gamaliel revelaba a Luciano, que en el sepulcro también estaban los restos de su cuerpo, de su hijo Abibas y el de Nicodemo, miembro del Sanedrín; que convertidos al cristianismo, dejaron sus cargos y se refugiaron en casa de campo, donde murieron y fueron sepultados junto al santo protomártir.
Al mismo tiempo, siempre en el sueño, Gamaliel revelaba al monje Majezio el lugar preciso del sepulcro, mientras el sacerdote Luciano relataba el sueño al obispo Juan. Efectivamente se encontró el sepulcro y se levantó la lápida que tenía grabada en griego cuatro nombres judíos, y se encontraron los cuerpos, estando presente el obispo Juan.
San Avito de Braga, invitó al sacerdote Luciano a que escribiese el relato de sus revelaciones, que el mismo Avito tradujo del griego al latín y que después tuvo una gran difusión y sin ninguna contradicción la devoción por san Esteban se difundió por toda la Iglesia y sus reliquias fueron veneradas en todos los sitios, obrándose muchos milagros gracias a su intercesión.
Este relato hizo que se conociera a Abibas. Según este, Abibas fue el segundo hijo predilecto del miembro del Sanedrín Gamaliel y fue compañero de san Pablo, cuando asistía a la escuela de su padre; se convirtieron juntos y fue bautizado por los apóstoles, mientras su hermano mayor y su madre permanecieron fieles al judaísmo. Abibas se quedó sólo con su padre y murió cuando apenas contaba 20 años, otros autores afirman que vivió hasta los 80 años. En el sueño Gamaliel indicaba el sepulcro de su hijo con la visión de un cesto de plata, que contenía flores de azafrán que exhalaban un suave perfume, símbolo del candor y virginidad de Abibas.
Durante las cruzadas, como atestiguan algunas inscripciones, las reliquias de Abibas, Gamaliel y Nicodemo, fueron trasladas a Pisa y expuestas a la veneración de los fieles en la catedral.
Parece que después del martirio de Esteban, por orden del sumo sacerdote, su cuerpo fue tirado a la basura, pero Gamaliel lo recogió y lo sepultó en un sepulcro nuevo de una propiedad que tenía en Kefar-Gamla. Según estos sueño el viejo Gamaliel revelaba a Luciano, que en el sepulcro también estaban los restos de su cuerpo, de su hijo Abibas y el de Nicodemo, miembro del Sanedrín; que convertidos al cristianismo, dejaron sus cargos y se refugiaron en casa de campo, donde murieron y fueron sepultados junto al santo protomártir.
Al mismo tiempo, siempre en el sueño, Gamaliel revelaba al monje Majezio el lugar preciso del sepulcro, mientras el sacerdote Luciano relataba el sueño al obispo Juan. Efectivamente se encontró el sepulcro y se levantó la lápida que tenía grabada en griego cuatro nombres judíos, y se encontraron los cuerpos, estando presente el obispo Juan.
San Avito de Braga, invitó al sacerdote Luciano a que escribiese el relato de sus revelaciones, que el mismo Avito tradujo del griego al latín y que después tuvo una gran difusión y sin ninguna contradicción la devoción por san Esteban se difundió por toda la Iglesia y sus reliquias fueron veneradas en todos los sitios, obrándose muchos milagros gracias a su intercesión.
Este relato hizo que se conociera a Abibas. Según este, Abibas fue el segundo hijo predilecto del miembro del Sanedrín Gamaliel y fue compañero de san Pablo, cuando asistía a la escuela de su padre; se convirtieron juntos y fue bautizado por los apóstoles, mientras su hermano mayor y su madre permanecieron fieles al judaísmo. Abibas se quedó sólo con su padre y murió cuando apenas contaba 20 años, otros autores afirman que vivió hasta los 80 años. En el sueño Gamaliel indicaba el sepulcro de su hijo con la visión de un cesto de plata, que contenía flores de azafrán que exhalaban un suave perfume, símbolo del candor y virginidad de Abibas.
Durante las cruzadas, como atestiguan algunas inscripciones, las reliquias de Abibas, Gamaliel y Nicodemo, fueron trasladas a Pisa y expuestas a la veneración de los fieles en la catedral.
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