En Madrid, capital de España, santa María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas e incultas.
Nació en Vich, Barcelona, en el seno de una familia burguesa profundamente cristiana. Estudió en el colegio de la Compañía de María en Manresa, donde vivía desde 1856. Sus padres le concertaron el matrimonio, pero ella tenía vocación religiosa y desarrolló las dos virtudes que la caracterizaron: discernimiento y fortaleza. Consiguió que se rompiera aquel compromiso matrimonial, afrontó las circunstancias políticas de la revolución de 1868 y supo que realmente tenía vocación religiosa.
Valiéndose de mediaciones humanas, ingresó en el noviciado de las Adoratrices de Barcelona, y allí descubrió su vocación de la educación desde la infancia. Ingresó en las dominicas donde se formó como religiosa y educadora, y se inició en las tareas de responsabilidad y gobierno. Con la ayuda del arzobispo de Burgos, don Manuel Gómez de Salazar, fundó en 1892, la Congregación de Concepcionistas de Santo Domingo, hoy Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, que se dedican a la educación y promoción de la mujer, dotándola de la mayor formación humana y religiosa posible en todas las clases sociales. Tomó el nombre de María del Monte Carmelo. Dijo: “Monjas escogidas no las quiero”. Puso la nueva fundación bajo la protección de María Inmaculada, quiso que se las conociera como “Hijas de María Inmaculada”. Murió en Madrid, después de ver realizada su misión: tener una casa propia en Madrid, tener en ella un noviciado y levantar un templo en honor de María Inmaculada. Murió, como predijo el día de la festividad de Santiago. Fue canonizada por SS Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012.
Nació en Vich, Barcelona, en el seno de una familia burguesa profundamente cristiana. Estudió en el colegio de la Compañía de María en Manresa, donde vivía desde 1856. Sus padres le concertaron el matrimonio, pero ella tenía vocación religiosa y desarrolló las dos virtudes que la caracterizaron: discernimiento y fortaleza. Consiguió que se rompiera aquel compromiso matrimonial, afrontó las circunstancias políticas de la revolución de 1868 y supo que realmente tenía vocación religiosa.
Valiéndose de mediaciones humanas, ingresó en el noviciado de las Adoratrices de Barcelona, y allí descubrió su vocación de la educación desde la infancia. Ingresó en las dominicas donde se formó como religiosa y educadora, y se inició en las tareas de responsabilidad y gobierno. Con la ayuda del arzobispo de Burgos, don Manuel Gómez de Salazar, fundó en 1892, la Congregación de Concepcionistas de Santo Domingo, hoy Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, que se dedican a la educación y promoción de la mujer, dotándola de la mayor formación humana y religiosa posible en todas las clases sociales. Tomó el nombre de María del Monte Carmelo. Dijo: “Monjas escogidas no las quiero”. Puso la nueva fundación bajo la protección de María Inmaculada, quiso que se las conociera como “Hijas de María Inmaculada”. Murió en Madrid, después de ver realizada su misión: tener una casa propia en Madrid, tener en ella un noviciado y levantar un templo en honor de María Inmaculada. Murió, como predijo el día de la festividad de Santiago. Fue canonizada por SS Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012.
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