Memoria de santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios y convertida en su discípula, le siguió hasta el monte Calvario y mereció ser la primera que vio al Señor resucitado en la mañana de Pascua y la que se lo comunicó a los demás discípulos.
Se llamaba Miriam y era de Magdala, Galilea. Los cuatro evangelistas hablan de ella. Es la gran testigo de la penitencia cristiana, del amor contemplativo y de la Pascua irradiante que aparece por primera vez en casa de Simón, donde ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos, pidiendo perdón por sus pecados. Se la llama "el apóstol de los apóstoles", porque fue la primera que anunció la Resurrección de Cristo: "He visto al Señor". Los datos evangélicos son éstos: "Yendo por ciudades y aldeas, Jesús predicaba y evangelizaba el reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades: María llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, Juana, Susana, y otras varias que le servían con sus bienes" (Lc 7, 37). "Estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, María de Cleofás y María Magdalena". La Magdalena no podía estar en otro sitio. Allí le servía en silencio. Es la mujer más nombrada en los Evangelios (12 veces) más incluso que María, la madre de Jesús.
Según una antigua tradición, después de la Ascensión de Cristo, marchó a Éfeso con María y san Juan, donde murió. Otra tradición dice que se fue a Marsella con sus hermanos Marta y Lázaro, en compañía del obispo san Maximino de Aix y de las santas Marías. Después de convertir a los lugareños, se retiró durante 30 años a las soledades de Sainte Baume, para hacer penitencia. Los evangelios apócrifos de raíz gnóstica, hablaron mucho de ella, y sobre ello se entretejió una leyenda que no tiene ninguna veracidad histórica.
Desde el siglo XI la fiesta se difundió en Roma y Occidente hasta que en el siglo XII el misal de Letrán aceptó la leyenda que reunía en la única persona de María Magdalena tanto a María de Betania (celebrada en la liturgia griega el 18 de marzo) como a la pecadora anónima (en el rito bizantino, el 31 de marzo) que, según (Lc 8, 2) fue librada de siete demonios (es decir una grave enfermedad, antes de ponerse al servicio de Jesús). Patrona de Marsella, Autun y Provenza.
Se llamaba Miriam y era de Magdala, Galilea. Los cuatro evangelistas hablan de ella. Es la gran testigo de la penitencia cristiana, del amor contemplativo y de la Pascua irradiante que aparece por primera vez en casa de Simón, donde ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos, pidiendo perdón por sus pecados. Se la llama "el apóstol de los apóstoles", porque fue la primera que anunció la Resurrección de Cristo: "He visto al Señor". Los datos evangélicos son éstos: "Yendo por ciudades y aldeas, Jesús predicaba y evangelizaba el reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades: María llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, Juana, Susana, y otras varias que le servían con sus bienes" (Lc 7, 37). "Estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, María de Cleofás y María Magdalena". La Magdalena no podía estar en otro sitio. Allí le servía en silencio. Es la mujer más nombrada en los Evangelios (12 veces) más incluso que María, la madre de Jesús.
Según una antigua tradición, después de la Ascensión de Cristo, marchó a Éfeso con María y san Juan, donde murió. Otra tradición dice que se fue a Marsella con sus hermanos Marta y Lázaro, en compañía del obispo san Maximino de Aix y de las santas Marías. Después de convertir a los lugareños, se retiró durante 30 años a las soledades de Sainte Baume, para hacer penitencia. Los evangelios apócrifos de raíz gnóstica, hablaron mucho de ella, y sobre ello se entretejió una leyenda que no tiene ninguna veracidad histórica.
Desde el siglo XI la fiesta se difundió en Roma y Occidente hasta que en el siglo XII el misal de Letrán aceptó la leyenda que reunía en la única persona de María Magdalena tanto a María de Betania (celebrada en la liturgia griega el 18 de marzo) como a la pecadora anónima (en el rito bizantino, el 31 de marzo) que, según (Lc 8, 2) fue librada de siete demonios (es decir una grave enfermedad, antes de ponerse al servicio de Jesús). Patrona de Marsella, Autun y Provenza.
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