En Orange en Francia, beatas Rosalía Clotilde de Santa Pelagia Bès, María Isabel de San Teoctisto Pèlissier, María Clara de San Martín Blanc y María Margarita de Santa Sofía de Barbegie D’Albarède, vírgenes y mártires por Cristo durante la revolución francesa.
El 11 de julio de 1794 fueron guillotinadas en la plaza de Orange cuatro religiosas que habían perseverado firmes en su vocación religiosa y, unidas por firmes lazos de fraternidad cristiana, no se había separado entre sí y habían compartido la confesión cristiana de fe que las había llevado a la muerte. Fueron condenadas por ser «enemigas de los principios republicanos y propagandistas del fanatismo» y por negarse a prestar el juramento de “Libertad-Igualdad”.
Rosalía Clotilde Bes había nacido en 1753 en Baume-du-Transit, diócesis de Valence, y en su juventud ingresó en el monasterio de la Congregación de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento en la localidad de Bolléne (4 de marzo de 1772), donde hizo la profesión religiosa con el nombre de sor Rosa de Santa Pelagia en 1774. Era una religiosa ejemplar y supo responder con firmeza en el interrogatorio al que la sometieron. Recibida la sentencia de muerte se volvió y les dijo a sus hermanas condenadas con ella: «Es hoy por fin cuando nuestro celestial Esposo va a admitirnos a las bodas por las que hasta ahora no hemos hecho más que pequeños sacrificios...». Abrazó a cada una de las hermanas y, sacando una caja de bombones de su bolsillo, dijo: «Éstos son los dulces de mi boda...». Y cada hermana tomó uno con gran gusto. Y mostrando el anillo de su profesión dijo: «He aquí la señal de la promesa que nos hizo el Señor y que va a cumplir muy pronto. Vamos, hermanas, vamos a un mismo altar; que nuestra sangre, lavando nuestras infidelidades y uniéndose a la de la víctima santa, nos abra las puertas del tabernáculo eterno».
María Isabel Pélissier nació en Bolléne en 1742 y entró en el convento sacramentino de su misma localidad, en el que profesó los votos religiosos tomando el nombre de sor Teoctista María o sor San Teoctisto. Llevó con gran habilidad la administración de la casa religiosa. Era muy estimada por sus virtudes. Al salir para la ejecución entonó el Magnificat, dando gracias a Dios por el don del martirio.
María Clara Blanc profesó en el monasterio sacramentino de Bolléne en 1761 con el nombre de sor San Martín cuando ya tenía unos treinta años y fue religiosa durante treinta y tres años, hasta su martirio. Se mostró firme ante el tribunal y recibió con alegría la noticia de su condena a la guillotina, agradeciendo a Dios el don del martirio.
María Margarita de Barbegie D´Albaréde nació en St. Laurent-de-Carnols el 8 de octubre de 1740 y decidió su vocación religiosa ingresando en el monasterio ursulino de PontSt-Esprit, donde se mostró una religiosa cumplidora y llena de vida interior. Tomó el nombre religioso de sor Santa Sofía. Expulsada de su monasterio por la Revolución, se unió a sus hermanas y con ellas fue apresada y llevada a Orange, donde con las tres anteriores religiosas sacramentinas compareció ante el tribunal, dio testimonio de Cristo y fue condenada a muerte. Fueron beatificadas en el grupo de las 32 mártires de Orange por SS Pío XI en 1925.
El 11 de julio de 1794 fueron guillotinadas en la plaza de Orange cuatro religiosas que habían perseverado firmes en su vocación religiosa y, unidas por firmes lazos de fraternidad cristiana, no se había separado entre sí y habían compartido la confesión cristiana de fe que las había llevado a la muerte. Fueron condenadas por ser «enemigas de los principios republicanos y propagandistas del fanatismo» y por negarse a prestar el juramento de “Libertad-Igualdad”.
Rosalía Clotilde Bes había nacido en 1753 en Baume-du-Transit, diócesis de Valence, y en su juventud ingresó en el monasterio de la Congregación de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento en la localidad de Bolléne (4 de marzo de 1772), donde hizo la profesión religiosa con el nombre de sor Rosa de Santa Pelagia en 1774. Era una religiosa ejemplar y supo responder con firmeza en el interrogatorio al que la sometieron. Recibida la sentencia de muerte se volvió y les dijo a sus hermanas condenadas con ella: «Es hoy por fin cuando nuestro celestial Esposo va a admitirnos a las bodas por las que hasta ahora no hemos hecho más que pequeños sacrificios...». Abrazó a cada una de las hermanas y, sacando una caja de bombones de su bolsillo, dijo: «Éstos son los dulces de mi boda...». Y cada hermana tomó uno con gran gusto. Y mostrando el anillo de su profesión dijo: «He aquí la señal de la promesa que nos hizo el Señor y que va a cumplir muy pronto. Vamos, hermanas, vamos a un mismo altar; que nuestra sangre, lavando nuestras infidelidades y uniéndose a la de la víctima santa, nos abra las puertas del tabernáculo eterno».
María Isabel Pélissier nació en Bolléne en 1742 y entró en el convento sacramentino de su misma localidad, en el que profesó los votos religiosos tomando el nombre de sor Teoctista María o sor San Teoctisto. Llevó con gran habilidad la administración de la casa religiosa. Era muy estimada por sus virtudes. Al salir para la ejecución entonó el Magnificat, dando gracias a Dios por el don del martirio.
María Clara Blanc profesó en el monasterio sacramentino de Bolléne en 1761 con el nombre de sor San Martín cuando ya tenía unos treinta años y fue religiosa durante treinta y tres años, hasta su martirio. Se mostró firme ante el tribunal y recibió con alegría la noticia de su condena a la guillotina, agradeciendo a Dios el don del martirio.
María Margarita de Barbegie D´Albaréde nació en St. Laurent-de-Carnols el 8 de octubre de 1740 y decidió su vocación religiosa ingresando en el monasterio ursulino de PontSt-Esprit, donde se mostró una religiosa cumplidora y llena de vida interior. Tomó el nombre religioso de sor Santa Sofía. Expulsada de su monasterio por la Revolución, se unió a sus hermanas y con ellas fue apresada y llevada a Orange, donde con las tres anteriores religiosas sacramentinas compareció ante el tribunal, dio testimonio de Cristo y fue condenada a muerte. Fueron beatificadas en el grupo de las 32 mártires de Orange por SS Pío XI en 1925.
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