San Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, predicador incansable por varias naciones de Europa, que de carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa, la reconciliación de príncipes enfrentados y el gobierno de su Orden religiosa. Murió en Lisboa, en Portugal, el veintidós de julio de 1619.
Natural de Brindisi. Se llamaba Giulio Cesare de Rossi. Se crio en Venecia donde estudió en la universidad de San Marcos; fue postulante de los frailes menores conventuales. A los 16 años se hizo capuchino en Verona adoptando el nombre de Lorenzo. Estudió en la universidad de Padua (bastión de averroísmo), donde adquirió un profundo saber bíblico y aprendió varios idiomas (francés, alemán, griego, siríaco, bohemio, español, latín, caldeo y hebreo, además del italiano que era su lengua materna) y después en Venecia. Tenía una extraordinaria memoria que supo aprovecharla al máximo; se dice que se aprendió la Biblia de memoria.
Tras su ordenación sacerdotal, se destacó como predicador, dedicándose especialmente a la conversión de judíos, ya sea en Venecia como en Roma. Por sus dotes, fue designado provincial de Toscana (1590), Venecia (1594-1597), Suiza (1598) y Génova; luego definidor general (1596), comisario general en el Tiról y Baviera, y por fin superior General (1602-1605) de los capuchinos. No tardó en desempeñar numerosas misiones evangélicas, políticas y diplomáticas en Bohemia, Austria (donde fundó los conventos de Viena, Praga y Gratz, distinguiéndose por su labor con los luteranos, de los que logró muchas conversiones). Contribuyó a las victorias contra los invasores turcos en Hungría, con su solo crucifijo y su amor a María en la batalla de Albareale, Hungría, en 1601. Fue nombrado capellán del ejército del archiduque Matías, que combatía contra los otomanos. Lorenzo, que había conseguido tantos éxitos en todos los campos, se mantuvo siempre humilde y sencillo. Permaneció siempre fiel a la oración y a la austeridad franciscana. También viajó a España, y obtuvo la amistad del rey Felipe III. Su visita a Madrid facilitó la instauración de los capuchinos en la capital. Durante tres años (1610-1613), residió en Munich como representante de la Santa Sede.
En el capítulo general de 1613, fue elegido por tercera vez definidor general, y fue enviado como visitador a la provincia de Génova, donde fue proclamado provincial. En 1616, volvió a Venecia y se dedicó a la oración y el retiro. Tuvo una gran devoción por María y la Eucaristía. Su retiro duró poco y volvió a desempeñar misiones diplomáticas para la Santa Sede, en el Piamonte, Milán, Saboya y Nápoles. Murió en Lisboa cuando realizaba una de sus múltiples misiones ante el rey Felipe III de España, para que tratase más humanamente a sus súbditos del reino de Nápoles. Además de su admirable predicación, nos ha dejado multitud de obras editadas en quince volúmenes sobre diversos temas. Se muestra un gran exegeta en su “Explanación del Génesis”.
Fue canonizado en 1881 por SS León XIII, y en 1959 SS Juan XXIII lo nombró "Doctor apostólicus" por sus obras panegíricas, exegéticas y apologéticas.
Natural de Brindisi. Se llamaba Giulio Cesare de Rossi. Se crio en Venecia donde estudió en la universidad de San Marcos; fue postulante de los frailes menores conventuales. A los 16 años se hizo capuchino en Verona adoptando el nombre de Lorenzo. Estudió en la universidad de Padua (bastión de averroísmo), donde adquirió un profundo saber bíblico y aprendió varios idiomas (francés, alemán, griego, siríaco, bohemio, español, latín, caldeo y hebreo, además del italiano que era su lengua materna) y después en Venecia. Tenía una extraordinaria memoria que supo aprovecharla al máximo; se dice que se aprendió la Biblia de memoria.
Tras su ordenación sacerdotal, se destacó como predicador, dedicándose especialmente a la conversión de judíos, ya sea en Venecia como en Roma. Por sus dotes, fue designado provincial de Toscana (1590), Venecia (1594-1597), Suiza (1598) y Génova; luego definidor general (1596), comisario general en el Tiról y Baviera, y por fin superior General (1602-1605) de los capuchinos. No tardó en desempeñar numerosas misiones evangélicas, políticas y diplomáticas en Bohemia, Austria (donde fundó los conventos de Viena, Praga y Gratz, distinguiéndose por su labor con los luteranos, de los que logró muchas conversiones). Contribuyó a las victorias contra los invasores turcos en Hungría, con su solo crucifijo y su amor a María en la batalla de Albareale, Hungría, en 1601. Fue nombrado capellán del ejército del archiduque Matías, que combatía contra los otomanos. Lorenzo, que había conseguido tantos éxitos en todos los campos, se mantuvo siempre humilde y sencillo. Permaneció siempre fiel a la oración y a la austeridad franciscana. También viajó a España, y obtuvo la amistad del rey Felipe III. Su visita a Madrid facilitó la instauración de los capuchinos en la capital. Durante tres años (1610-1613), residió en Munich como representante de la Santa Sede.
En el capítulo general de 1613, fue elegido por tercera vez definidor general, y fue enviado como visitador a la provincia de Génova, donde fue proclamado provincial. En 1616, volvió a Venecia y se dedicó a la oración y el retiro. Tuvo una gran devoción por María y la Eucaristía. Su retiro duró poco y volvió a desempeñar misiones diplomáticas para la Santa Sede, en el Piamonte, Milán, Saboya y Nápoles. Murió en Lisboa cuando realizaba una de sus múltiples misiones ante el rey Felipe III de España, para que tratase más humanamente a sus súbditos del reino de Nápoles. Además de su admirable predicación, nos ha dejado multitud de obras editadas en quince volúmenes sobre diversos temas. Se muestra un gran exegeta en su “Explanación del Génesis”.
Fue canonizado en 1881 por SS León XIII, y en 1959 SS Juan XXIII lo nombró "Doctor apostólicus" por sus obras panegíricas, exegéticas y apologéticas.
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