martes, 25 de junio de 2024

Reflexión del 25/06/2024

Lecturas del 25/06/2024

En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías, para decirle: «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: “Que tu Dios, en el que confías, no te engañe diciendo: ‘Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiría.’ Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países entregándolos al anatema ¿y vas a librarte tú solo?”». Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó. Subió al templo del Señor y abrió la carta ante el Señor y elevó esta plegaria ante él:
«Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: Tú solo eres el Dios para todos los reinos de la tierra. Tú formaste los cielos y la tierra. ¡Inclina tu oído, Señor, y escucha! ¡Abre tus ojos, Señor, y mira! Escucha las palabras de Senaquerib enviadas para insulto del Dios vivo. Es verdad, Señor, los reyes asirios han exterminado las naciones, ha arrojado sus dioses al fuego y los han destruido. Pero no eran dioses, sino hechura de mano humana, de piedra, de madera. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos, y sepan todos los reinos de la tierra que solo tú eres Señor Dios».
Entonces Isaías, hijo de Amós, envío a Ezequías este mensaje: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “He escuchado tu plegaria acerca de Senaquerib, rey de Asiría”.
Ésta es la palabra que el Señor pronuncia contra él: “Te desprecia, se burla de ti la doncella, hija de Sión, menea la cabeza a tu espalda la hija de Jerusalén. Ha de brotar de Jerusalén un resto, y supervivientes del monte Sión. El celo del Señor del universo lo realizará.
Por eso, esto dice el Señor acerca del rey de Asiría: No entrará en esta ciudad, no disparará contra ella ni una flecha, no avanzará contra ella con escudos, ni levantará una rampa contra ella. Regresará por el camino por donde vino se volverá y no entrará en esta ciudad - palabra del Señor - Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi siervo». Aquella misma noche el ángel del Señor avanzó y golpeó en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres.
Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, y regresó a Nínive, quedándose allí.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Palabra del Señor.

25 de Junio – Santa Frebonia

Santa Febronia vive entre los siglos tercero y cuarto en Mesopotamia, en la ciudad de Nisibis Sibapoli (hoy en la frontera entre Turquía y Siria).

Huérfana a la edad de dos años, creció bajo el cuidado de su tía religiosa y Brienne Tomaide en la comunidad conocida como "Hijas de la Alianza".

Se consagró totalmente al Señor, lleva una vida de penitente marcado por la oración y la meditación de las Escrituras, su gran carisma en la enseñanza de la doctrina sagrada atrae a muchos paganos al cristianismo.

Durante la décima persecución de los cristianos, convocada por el emperador Diocleciano, la joven es capturada.

El 25 de junio del año 305, resistiendo las tentaciones diversas, entre ellas una para casarse con el joven Lisímaco, sobrino del juez, y sin prestar atención a las diversas amenazas, es condenada al martirio. Su testimonio de fidelidad al Señor someterse a una atroz tortura que se inflige a manos de los verdugos atados a un poste , ser maltratadas, raspadas con peines de hierro, los dientes se sacaron, cortaron los pechos, luego sus manos y pies, y finalmente es decapitada.

Su culto se extendió en el pasado, al pasar de Oriente a Occidente, sobre todo por los monjes de rito bizantino. Numerosas iglesias y monasterios de Italia y Francia, donde la propagación del culto se debe a los monjes Celestine, Le otorgan una especial veneración.

Sus reliquias se encuentran en Italia: Trani (sólo hay un relicario y una pintura en el Museo Diocesano) en Roma (la Sagrada Cabeza, custodiada en la iglesia de St. Charles en Catinari) en Palagonia (CT), donde es venerada como patrona, sostiene el dedo pulgar de la mano derecha.

Se le invoca en el caso de los terremotos, los largos períodos de sequía u otros desastres naturales, los problemas con los dientes y las enfermedades de la mama.

lunes, 24 de junio de 2024

Reflexión del 24/06/2024

Lecturas del 24/06/2024

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre.
Hizo mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que lo devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi dios era mi fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vueltas a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
En aquellos días, dijo Pablo:
«Dios suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo: “Encontré a David” hijo de Jesé, “hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos”.
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel. Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies”. Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que tenéis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación».
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz a un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ochos días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel.

Palabra del Señor.

24 de Junio – San Orencio y los mártires de Satala

Mártir junto con Heros, Farnacio, Fermín, Firmo, Ciriaco y Longinos. Según el antiguo Martirologio eran siete hermanos que a causa de su fe fueron privados de sus cinturones militares por el emperador Maximiano, luego fueron martirizados en Satalés en Armenia. 

Según la leyenda, Orencio y sus seis hermanos, todos cristianos, fueron enrolados en Antioquía con otros 1200 soldados y enviados hacia Tracia para formar parte de la Legión Legendaria; después de la muerte de Diocleciano, el emperador asociado Maximiano, se encontró con la invasión por sorpresa de los escitas que atravesaron el Danubio (Istro) y devastaron Tracia ex provincia romana. 

El rey de los escitas, Marmoroth desafió al emperador en una lucha personal, para decidir la suerte de la guerra; Maximiano se negó porque el rey era un gigante, visto lo cual Orencio se ofreció voluntario para combatir en su puesto, consiguió vencer y le llevó al emperador la cabeza del monarca escita, Maximiano organizó una ceremonia para agradecer a los dioses la victoria, pero Orencio con sus hermanos rehusaron participar por ser cristianos. 

A pesar de ello, fueron colmados de regalos, entre ellos el cinturón de Marmaroth. Pero pasados pocos día, el emperador cambió radicalmente y Orencio y sus hermanos fueron obligados a abjurar de su fe, a lo que se negaron, por ello fueron exiliados en Satala hoy Sadagh en Armenia. Se les vuelve a dar la oportunidad de renegar del cristianismo para recibir su recompensa sino serán exiliados a Abasgia y en Zicchia, como así ocurrió. 

Durante la larga y pesada marcha forzada hacia el Caucaso, murió Heros en Kené Parembolé, ciudad de la costa entre Trebisonda y Rhizos, dos días después la caravana llegó a Rhizos y Orencio fue tirado al mar con una piedra atada al cuello. 

Farnacio murió a 30 kms de Rhizos, mientras Firmo y Fermín llegaron a Apsaros cerca de Petra y murieron juntos un 3 de Julio. Ciriaco murió en la ciudad de Ziganeos siempre en la costa un 24 de Julio, y Longinos fue embarcado en una canoa y murió en el mar el 28 de Julio antes de llegar al puerto de Pityonte. Son conocidos como los “Mártires de Satala”.

domingo, 23 de junio de 2024

Domingo, 12 de TIEMPO ORDINARIO - 23-06-2024 Ciclo B

Reflexión del 23/06/2024

Lecturas del 23/06/2024

El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando escapaba impetuoso de su seno, cuando le puse nubes por mantillas y nubes tormentosas por pañales, cuando le establecí un límite poniendo puertas y cerrojos, y le dije: “Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”?».
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora y no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado de nuevo.
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso de pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

Palabra del Señor.

23 de Junio – Santa Etheldreda de Ely

En el monasterio de Ely, en Inglaterra oriental, santa Ediltrude o Eteldreda, abadesa, que, hija de reyes y asimismo reina de Northumbría, después de haber rechazado por dos veces el matrimonio, recibió el velo monacal de manos de san Wilfrido en el monasterio que ella misma había fundado, donde dirigió maternalmente a sus monjas con sus ejemplos y consejos.

Nació en Exning o Ermynge, en Suffolk, hija del rey del Anglia oriental, Annio o Ana y santa Hereswida. Hermana de santas Ethelburga, Sexburga, Flodoberta y, hermana mayor de santa Whitburga. Se casó dos veces pero permaneció virgen; la primera, para complacer a sus amigos, se casó con Tonbercht o Tonberto, príncipe del sur de Girvij. Tres años después de su matrimonio, y uno después de la muerte de su padre, se quedó viuda, que por su dote eligió para ella la isla de Ely donde se erigió la catedral de Norman Lady. Allí se retiró en soledad donde vivió cinco años. 

Edfrid, rey de Northumberland, le pidió en matrimonio. Etheldreda, durante el tiempo que había reinado con su anterior marido, había permanecido virgen y se casó con Edfrid o Egfrido con el que también permaneció virgen, se separó de su marido. Tomó el velo en Coldingham, después de pedir consejo a san Wilfrido de York, cuando era abadesa santa Ebba, tía de su marido. Pero Edfrid, se arrepintió de su generosidad y quiso hacerla volver a la fuerza. Etheldreda huyó con dos acompañantes por los pantanos de Ely, y una imprevista tormenta hizo desistir a su esposo seguirla. 

En el año 672, se trasladó a la isla de Ely (Suffolk), donde fue abadesa fundadora del monasterio doble: uno para religiosas y otro para religiosos, a los que dirigió en la observancia regular, especialmente con su ejemplo de austeridad en la comida, en el vestido y con sus largas vigilias de oración nocturna ante el sagrario, teniendo en cuenta que estas abadías eran unas casas ricas y principescas. La paciencia en el sufrimiento por una llaga en la garganta, aquilató sus méritos. Fue enterrada de acuerdo con su voluntad en un ataúd de madera. Su hermana, santa Sexburga, la sucedió en el gobierno del monasterio, e hizo que su cuerpo fuera puesto en un ataúd de piedra y trasladado a la iglesia, en la que en una ocasión fue encontrado incorrupto. A Sexburga le sucedió como abadesa, su hija santa Ermengilda, viuda del rey Wulferio de Mercia, en el 699. De este matrimonio nació santa Wereburga, que tras la muerte su madre también fue abadesa del monasterio. En una cierta época fue la más popular de las santas anglosajonas. Sus reliquias se conservan en Ely. Su culto se ha limitado a los calendarios locales. 

sábado, 22 de junio de 2024

Reflexión del 22/06/2024

Lecturas del 22/06/2024

Después de la muerte de Joadá, los jefes de Judá fueron a rendir homenaje al rey, que les hizo caso.
Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos. Por este pecado la cólera estalló contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos al Señor, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joadá, que, erguido ante el pueblo, les dijo: «Así dice Dios: “¿Por qué quebrantáis los mandamientos del Señor? ¡No tendréis éxito! Por haber abandonado al Señor, él os abandona”».
Pero conspiraron contra él y, por mandato del rey, lo apedrearon en el atrio del templo del Señor. El rey Joás, olvidándose del amor que le profesaba Joadá, mató al hijo de este, que murió diciendo: «¡Que lo vea el Señor y lo demande!».
Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, invadió Judá y Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco.
Aunque el ejército de Siria contaba con poca gente, el Señor le entregó un ejército enorme, por haber abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se hizo justicia con Joás.
Al marcharse los sirios, dejándolo con múltiples dolencias, sus servidores conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Joadá.
Hirieron a Joás en la cama y murió.
Fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el panteón real.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».

Palabra del Señor.

22 de Junio – San Juan Fisher

Este santo mártir nació en Beverley, Inglaterra, en el año 1469. A los 14 años ya era el estudiante más sobresaliente y, a los 20 fue nombrado profesor del colegio San Miguel. Se doctoró en la famosa Universidad de Cambridge, y a los 22 años, obtuvo ser dispensado de la falta de edad, y fue ordenado sacerdote. Poco después recibió el nombramiento de vicecanciller o vicerrector de la gran universidad.

En 1504, fue elegido nuestro santo como obispo de Rochester, cuando sólo tenía 35 años. Y él, como hacía con todos los cargos que le confiaban, se dedicó a este oficio con todas las fuerzas de su recia personalidad. Con un entusiasmo no muy frecuente en su época, se dedicó a visitar todas y cada una de las parroquias para observar si cada uno estaba cumpliendo con su deber, y animar a los no muy entusiastas.A los sacerdotes les insistía en la grave responsabilidad de cumplir muy exactamente sus deberes sacerdotales. Iba personalmente a visitar a los más pobres.

Dedicaba, además, muchas horas al estudio y a escribir libros. Se hicieron famosos sus discursos fúnebres a la muerte del rey Enrique VII y en el funeral de la reina Margarita. Aunque era obispo y además canciller de la universidad, llevaba una vida tan austera como la de un monje. No dormía más de seis horas. Hacía fuertes penitencias. Cuando Lutero empezó a difundir los errores de los protestantes, el obispo Fisher fue elegido para atacar tan fatales errores, y escribió cuatro libros para combatir los errores de los luteranos.

En un Sínodo de Inglaterra, el obispo Fisher protestó fuertemente contra la mundanalidad de algunos eclesiásticos, y la vanidad de aquellos que buscaban altos puestos y no la verdadera santidad. Cuando el rey Enrique VIII dispuso divorciarse de su legítima esposa y casarse con su concubina Ana Bolena, el obispo Juan Fisher fue el primero en oponerse. Y aunque muchos altos personajes, por conservar la amistad del rey, declararon que ese divorcio sí se podía hacer, en cambio Juan, aún con peligro de perder sus cargos y ser condenado a muerte, declaró públicamente que el matrimonio católico es indisoluble.

El terrible rey Enrique VIII se declaró jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra en reemplazo del Sumo Pontífice, y todos los que deseaban conservar sus altos puestos en el gobierno y en la Iglesia, lo apoyaron. Pero Juan Fisher declaró que esto era absolutamente equivocado y en pleno Parlamento exclamó: "Querer reemplazar al Papa de Roma por el rey de Inglaterra, como jefe de nuestra religión es como gritarle un ‘muera’ a la Iglesia Católica".

Las amenazas de los enemigos empezaron a llegar sobre él. Dos veces lo llevaron a la cárcel. Otra vez trataron de envenenarlo. Le inventaron toda clase de calumnias, y como no lograron intimidarlo, lo mandaron encerrar en la Torre de Londres. Tenía entonces 66 años. Estando en prisión, recibió del sumo Pontífice el nombramiento de Cardenal. El impío rey exclamó: "Le mandaron el sombrero de Cardenal, pero no podrá ponérselo, porque yo le mandaré cortar la cabeza". Y así fue. El 17 de junio de 1535 le leyeron la sentencia de muerte.

El rey Enrique VIII mandaba matarlo por no aceptar el divorcio y por no aceptar que el rey reemplazara al Papa en el gobierno de la Iglesia Católica. Al llegar al sitio donde le van a cortar la cabeza, el venerable anciano se dirige a la multitud y les dice a todos que muere por defender a la Santa Iglesia Católica fundada por Jesucristo. Recita el "Tedeum" en acción de gracias y, muere.

viernes, 21 de junio de 2024

Reflexión del 21/06/2024

Lecturas del 21/06/2024

En aquellos días, madre del rey Ocozías, Atalía, vio que su hijo había muerto, se dispuso a eliminar a toda la estirpe real. Pero Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, de entre los hijos del rey que estaban siendo asesinados, lo escondió y lo instaló, a él y a su nodriza, en su dormitorio, manteniéndolo ocultó a la vista de Atalía y así no lo mataron. Estuvo seis años con ella, escondido en el templo del Señor, mientras Atalía reinaba en el país.
El séptimo año, el sacerdote Yehoyadá mandó buscar a los centuriones de los carios y de los guardias y los condujo junto a sí al templo del Señor para establecer un pacto con ellos y hacerles prestar juramentó. Luego le presentó al hijo del rey.
Los centuriones cumplieron cuando Yehoyadá les ordenó. Cada uno tomó sus hombres, los que entraban y salían de servicio el sábado, y se presentaron al sacerdote. Yehoyadá entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David que había depositado en el templo del Señor. Los guardias se apostaron, arma en mano, desde el extremo sur hasta el extremo norte del templo, ante el altar y el templo, en torno al rey, por un lado y por otro.
El sacerdote hizo salir al hijo del monarca y le impuso la diadema y las insignias reales. Luego lo proclamaron rey y lo ungieron. Aplaudieron y gritando: «¡Viva el rey!»
Cuando Atalía oyó el griterío de los guardias y del pueblo, se fue hacia la muchedumbre que se hallaba en el templo. Del Señor. Miró y vio al rey de pie junto a la columna, según la costumbre: los jefes con sus trompetas con él, y a todo el pueblo de la tierra en júbilo, tocando sus instrumentos.
Atalía rasgó entonces sus vestiduras y gritó: «¡Traición, traición!».
Entonces el sacerdote Yehoyadá dio orden a los jefes de las tropas: «Hacedla salir de entre las filas. Quien la siga será pasado a espada» (pues el sacerdote pensaba: «No debe ser ejecutada en el templo del Señor») Le abrieron paso y, cuando entró en el palacio real por la puerta de los Caballos, fue ejecutada.
Luego Yehoyadá hizo una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, por la que el pueblo se convertía en pueblo del Señor.; hizo también una alianza entre el rey y el pueblo. Y todo el pueblo de la tierra acudió al templo de Baal para derribarlo. Hicieron pedazos sus altares e imágenes, y ejecutaron a Matán, sacerdote de Baal, frente a los altares. El sacerdote puso entonces centinelas en el templo del Señor.
Todo el pueblo de la tierra exultaba de júbilo y la ciudad quedó tranquila: Atalía ya había muerto a espada en palacio.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor.