jueves, 31 de agosto de 2023
Lecturas del 31/08/2023
Hermanos, nos hemos sentidos animados por vuestra fe en medio de todos nuestros aprietos y luchas.
Ahora sí que vivimos, sabiendo que os mantenéis fieles al Señor.
¿Cómo podremos dar gracias a Dios por vosotros, por tanta alegría como gozamos delante de Dios por causa vuestra?
Noche y día pedimos insistentemente veros cara a cara y completar lo que falta a vuestra fe.
Que Dios nuestro Padre y nuestro Señor Jesús nos allanen el camino para ir a vosotros.
En cuanto a vosotros Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Señor, santos e irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijese aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Palabra del Señor.
31 de Agosto - San AIDANO DE LINDISFARNE
En Lindisfarne, de Northumberland, san Aidano, obispo y abad, varón de suma mansedumbre, piedad y recto gobierno, que, llamado del monasterio de Iona por el rey Oswaldo, estableció allí su sede episcopal y un monasterio, para dedicarse con eficacia a la evangelización de aquel reino.
Oriundo de Irlanda. Abrazó la vida religiosa en el monasterio de Iona, donde no enseñó nada que no viviese antes. Los caminos los hizo a pie para poder hablar con las personas con las que se iba encontrando y poder evangelizarlas. Fue muy generoso y todo lo que poseía lo entregaba al más necesitado. Pasó a Inglaterra con otros monjes para colaborar con san Oswaldo, rey de Northumbría, en la evangelización de los sajones, que le entregó las islas de Lindisfarne y la de Farne, situadas al sur. Estableció su sede en Lindisfarne, abadía de la que fue fundador (635) (la isla santa), que gobernó como abad y obispo de Northumbría; su diócesis se extendía desde la parte norte desde Tyne al estuario de Edimburgo, y todas las iglesias que se edificaron tuvieron su origen en el episcopado de Aidán, como lo tuvieron también algunas de los que habitaban en la parte sur del mismo reino desde Tyne a Humber. La sede de York había estado vacante durante 20 años, desde que la fundara san Paulino.
Aidán gobernó todas las iglesias de Northumbría durante 17 años. Según Beda, se distinguió por su celo apostólico, su caridad y su sabiduría, creando, durante los 18 años de su episcopado escuelas, iglesias y monasterios. A través de sus acciones mostró que ni buscaba ni amaba las cosas del mundo: los presentes que le hacía el rey, o cualquier otro hombre rico, los distribuía entre los pobres o los utilizaba en redimir cautivos. Raramente se sentaba a la mesa del rey, y nunca sin llevar con él a alguno de su clero, y siempre después de un ligero refrigerio se apresuraba a leer o rezar en la iglesia o en la celda. Mantuvo excelentes relaciones con el sucesor del rey san Oswaldo, san Oswino. Murió en Bambourough.
Oriundo de Irlanda. Abrazó la vida religiosa en el monasterio de Iona, donde no enseñó nada que no viviese antes. Los caminos los hizo a pie para poder hablar con las personas con las que se iba encontrando y poder evangelizarlas. Fue muy generoso y todo lo que poseía lo entregaba al más necesitado. Pasó a Inglaterra con otros monjes para colaborar con san Oswaldo, rey de Northumbría, en la evangelización de los sajones, que le entregó las islas de Lindisfarne y la de Farne, situadas al sur. Estableció su sede en Lindisfarne, abadía de la que fue fundador (635) (la isla santa), que gobernó como abad y obispo de Northumbría; su diócesis se extendía desde la parte norte desde Tyne al estuario de Edimburgo, y todas las iglesias que se edificaron tuvieron su origen en el episcopado de Aidán, como lo tuvieron también algunas de los que habitaban en la parte sur del mismo reino desde Tyne a Humber. La sede de York había estado vacante durante 20 años, desde que la fundara san Paulino.
Aidán gobernó todas las iglesias de Northumbría durante 17 años. Según Beda, se distinguió por su celo apostólico, su caridad y su sabiduría, creando, durante los 18 años de su episcopado escuelas, iglesias y monasterios. A través de sus acciones mostró que ni buscaba ni amaba las cosas del mundo: los presentes que le hacía el rey, o cualquier otro hombre rico, los distribuía entre los pobres o los utilizaba en redimir cautivos. Raramente se sentaba a la mesa del rey, y nunca sin llevar con él a alguno de su clero, y siempre después de un ligero refrigerio se apresuraba a leer o rezar en la iglesia o en la celda. Mantuvo excelentes relaciones con el sucesor del rey san Oswaldo, san Oswino. Murió en Bambourough.
miércoles, 30 de agosto de 2023
Lecturas del 30/08/2023
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes, fue leal, recto e irreprochable; sabéis perfectamente que, lo mismo que un padre con sus hijos, nosotros os exhortábamos a cada uno de vosotros, os animábamos y os urgíamos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y a su gloria. Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor.
30 de Agosto – Beato ESTEBAN NEHMÉ
En Kfifan, Líbano, Esteban (Yusuf) Nehmé, monje de la Orden Libanesa Maronita, que encontró la santidad en el cumplimiento de la Regla de su orden, con pleno espíritu de abnegación.
Nació en el pueblo de Lehfed, Líbano. Se llamaba Yusef. Desde niño anhelaba la vida retirada y la soledad. Cuando era joven, se alejaba de la casa para rezar donde no escucha lo que puede turbar sus oraciones y sus meditaciones. Aprendió los rudimentos de la lectura y la escritura y del cristianismo con los niños del pueblo. Desde su juventud, Yusef amó a Dios y a su madre la Santa Virgen. A Yusef no le gustaba mezclar con la gente, ni las veladas, ni siquiera en las casas de los parientes. Quedaba a casa, rezando largamente hasta dormir repitiendo: “Dios me ve, Dios me ve, Jesús, Maria, Y San José ayúdenme en la hora de la muerte”.
En 1905, cuando Yusef Nehme tenía 16 años, dejo la casa paternal hacia el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan para ingresar en el monasterio. Empezó su noviciado, y después de ocho días, llevó el hábito de los novicios escogiendo el nombre “Estefanos”. En 1907, fray Estefan profesó sus votos monásticos y tomó el hábito.
Después de su profesión, fray Estefan vivió treinta y uno años en la Orden: doce de ellos en el monasterio de la Señora de Mayfouq, aproximadamente diez en el monasterio de Nuestra Señora de Socorro en Biblos, tres años en el monasterio de San Antonio en Houb, y seis o siete meses en el monasterio de Kfifan antes de su muerte. Había vivido también en el monasterio de San Chalita en El-Kattara y en el monasterio de San Maron en Annaya.
Fray Estefan fue un “fraile labrador”, trabajaba en los jardines y las huertas. Fue el jefe de campo, es decir administrador de los bienes del monasterio. Era también carpintero -aprendió la carpintería en el monasterio de Mayfouq- y albañil. Era conocido por su constitución fuerte y la fuerza de sus brazos… Murió serenamente, a causa de una embolia, mientras trabajaba en el jardín en el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan.
Fray Estefan fue enterrado en el cementerio de los monjes en el monasterio de Kfifan. El 10 de marzo de 1951, mientras que los monjes estaban enterrando el difunto padre Yusef El-Surati que había pasado su vejez en este monasterio, encontraron el cuerpo de fray Estefan incorrupto. Luego trasladaron su cuerpo a una nueva tumba donde se encuentra hasta hoy y para que le visite quien quiere pedirle ayuda o gracia o curación de una enfermedad. Beatificado por Benedicto XVI el 27 de junio de 2010.
Nació en el pueblo de Lehfed, Líbano. Se llamaba Yusef. Desde niño anhelaba la vida retirada y la soledad. Cuando era joven, se alejaba de la casa para rezar donde no escucha lo que puede turbar sus oraciones y sus meditaciones. Aprendió los rudimentos de la lectura y la escritura y del cristianismo con los niños del pueblo. Desde su juventud, Yusef amó a Dios y a su madre la Santa Virgen. A Yusef no le gustaba mezclar con la gente, ni las veladas, ni siquiera en las casas de los parientes. Quedaba a casa, rezando largamente hasta dormir repitiendo: “Dios me ve, Dios me ve, Jesús, Maria, Y San José ayúdenme en la hora de la muerte”.
En 1905, cuando Yusef Nehme tenía 16 años, dejo la casa paternal hacia el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan para ingresar en el monasterio. Empezó su noviciado, y después de ocho días, llevó el hábito de los novicios escogiendo el nombre “Estefanos”. En 1907, fray Estefan profesó sus votos monásticos y tomó el hábito.
Después de su profesión, fray Estefan vivió treinta y uno años en la Orden: doce de ellos en el monasterio de la Señora de Mayfouq, aproximadamente diez en el monasterio de Nuestra Señora de Socorro en Biblos, tres años en el monasterio de San Antonio en Houb, y seis o siete meses en el monasterio de Kfifan antes de su muerte. Había vivido también en el monasterio de San Chalita en El-Kattara y en el monasterio de San Maron en Annaya.
Fray Estefan fue un “fraile labrador”, trabajaba en los jardines y las huertas. Fue el jefe de campo, es decir administrador de los bienes del monasterio. Era también carpintero -aprendió la carpintería en el monasterio de Mayfouq- y albañil. Era conocido por su constitución fuerte y la fuerza de sus brazos… Murió serenamente, a causa de una embolia, mientras trabajaba en el jardín en el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan.
Fray Estefan fue enterrado en el cementerio de los monjes en el monasterio de Kfifan. El 10 de marzo de 1951, mientras que los monjes estaban enterrando el difunto padre Yusef El-Surati que había pasado su vejez en este monasterio, encontraron el cuerpo de fray Estefan incorrupto. Luego trasladaron su cuerpo a una nueva tumba donde se encuentra hasta hoy y para que le visite quien quiere pedirle ayuda o gracia o curación de una enfermedad. Beatificado por Benedicto XVI el 27 de junio de 2010.
martes, 29 de agosto de 2023
Lecturas del 29/08/2023
En aquellos días recibí esta palabra del Señor:
«Cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide. Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte - oráculo del Señor -».
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy».
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Palabra del Señor.
29 de Agosto – Beata SANCHA SZYMKOWIAK
En Poznan, ciudad de Polonia, beata Sancha (Joanina) Szymkowiak, virgen, de la Congregación de la Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, que, en medio de las dificultades de la guerra, se ocupó con gran entrega de los detenidos en las cárceles.
Nació en Mozdzanow (Ostrow Wielkopolski, Polonia), en el seno de una familia acomodada. El día de su bautismo recibió el nombre de Juanita. Recibió una esmerada educación religiosa e intelectual. Estudió lenguas y literaturas extranjeras en la universidad de Poznán. En su juventud ya empezó a ayudar a los pobres, primero como miembro de la Asociación mariana y de la Asociación de San Vicente. La Eucaristía fue el centro de su devoción y celo apostólico.
En 1934 viajó a Francia, y durante una peregrinación a Lourdes, decidió hacerse religiosa, confiándose a María Inmaculada. En 1936, superando varias dificultades, ingresó en las Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores o Religiosas Seráficas en Poznan, cambiando su nombre por el de María Sancja; se destacó por su humildad y por su unión con Dios.
Durante la ocupación alemana, quiso permanecer en el convento con otras hermanas, en vez de volver con su familia. Los soldados alemanes la hicieron trabajar como traductora con los prisioneros franceses e ingleses, a los que les animó y confortó de tal manera que la llamaron “ángel de bondad” y “santa Sanja”. Las enormes fatigas y difíciles condiciones del convento de Poznan, supusieron una dura prueba para su salud ya que enfermó de una grave forma de tuberculosis de laringe. Se abandonó en manos de la Providencia y sufrió su enfermedad con una gran serenidad. Murió el mismo día que cumplía 32 años. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 18 de junio de 2002 en el curso de su viaje apostólico a Polonia.
Nació en Mozdzanow (Ostrow Wielkopolski, Polonia), en el seno de una familia acomodada. El día de su bautismo recibió el nombre de Juanita. Recibió una esmerada educación religiosa e intelectual. Estudió lenguas y literaturas extranjeras en la universidad de Poznán. En su juventud ya empezó a ayudar a los pobres, primero como miembro de la Asociación mariana y de la Asociación de San Vicente. La Eucaristía fue el centro de su devoción y celo apostólico.
En 1934 viajó a Francia, y durante una peregrinación a Lourdes, decidió hacerse religiosa, confiándose a María Inmaculada. En 1936, superando varias dificultades, ingresó en las Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores o Religiosas Seráficas en Poznan, cambiando su nombre por el de María Sancja; se destacó por su humildad y por su unión con Dios.
Durante la ocupación alemana, quiso permanecer en el convento con otras hermanas, en vez de volver con su familia. Los soldados alemanes la hicieron trabajar como traductora con los prisioneros franceses e ingleses, a los que les animó y confortó de tal manera que la llamaron “ángel de bondad” y “santa Sanja”. Las enormes fatigas y difíciles condiciones del convento de Poznan, supusieron una dura prueba para su salud ya que enfermó de una grave forma de tuberculosis de laringe. Se abandonó en manos de la Providencia y sufrió su enfermedad con una gran serenidad. Murió el mismo día que cumplía 32 años. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 18 de junio de 2002 en el curso de su viaje apostólico a Polonia.
lunes, 28 de agosto de 2023
Lecturas del 28/08/2023
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo.
A vosotros, gracia y paz.
En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien.
Vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga” ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de dios y también por el que está sentado en él».
Palabra del Señor.
28 de Agosto – San EDMUNDO ARROWSMITH
En Lancaster, en Inglaterra, san Edmundo Arrowsmith, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, oriundo del mismo ducado, que, después de pasar muchos años entregado al cuidado pastoral en su patria, por ser sacerdote y haber llevado a muchos a la fe católica, con la oposición de los mismos protestantes del lugar, murió en la horca durante el reinado de Carlos I.
Nació en Haydock en el seno de una familia de pequeños propietarios que no aceptaron la religión protestante. Sus padres sufrieron mucho por ser católicos, y él mismo conservaba desde niño el recuerdo de una noche en que tuvo que huir en ropa de dormir, cuando los perseguidores llevaron a sus padres a la cárcel de Lancaster. Ingresó en 1605 en el Colegio de Douai, pero la mala salud le obligó a interrumpir los estudios. Sin embargo, fue ordenado sacerdote en 1612. En 1613 regresó a Inglaterra, donde se dispuso a cumplir con entereza y decisión su vocación misionera. Trabajó en Lancaster y celebraba la misa (en un altar que aún se conserva, procedente de la casa de la familia Burgess en Bolton-le-Sands); sobresalió por su «fervor, entusiasmo y gran discreción».
Capturado, posiblemente en 1622, fue llevado ante Bridgeman, obispo protestante de Chester, y mantuvo con él y sus ministros una animada discusión. Recuperó su libertad e ingresó en 1623 a los Jesuitas, e hizo el noviciado en la Misión, retirándose a Essex para un retiro espiritual. Fue traicionado por falsos hermanos, y juzgado en Lancaster en 1628, y fue encontrado culpable de alta traición por ser sacerdote jesuita y un «seductor religioso»- Su compañero de prisión, el san Juan Southworth, después también mártir, lo absolvió antes de que el santo fuera ahorcado y descuartizado, durante el reinado de Carlos I, en Lancaster.
Nació en Haydock en el seno de una familia de pequeños propietarios que no aceptaron la religión protestante. Sus padres sufrieron mucho por ser católicos, y él mismo conservaba desde niño el recuerdo de una noche en que tuvo que huir en ropa de dormir, cuando los perseguidores llevaron a sus padres a la cárcel de Lancaster. Ingresó en 1605 en el Colegio de Douai, pero la mala salud le obligó a interrumpir los estudios. Sin embargo, fue ordenado sacerdote en 1612. En 1613 regresó a Inglaterra, donde se dispuso a cumplir con entereza y decisión su vocación misionera. Trabajó en Lancaster y celebraba la misa (en un altar que aún se conserva, procedente de la casa de la familia Burgess en Bolton-le-Sands); sobresalió por su «fervor, entusiasmo y gran discreción».
Capturado, posiblemente en 1622, fue llevado ante Bridgeman, obispo protestante de Chester, y mantuvo con él y sus ministros una animada discusión. Recuperó su libertad e ingresó en 1623 a los Jesuitas, e hizo el noviciado en la Misión, retirándose a Essex para un retiro espiritual. Fue traicionado por falsos hermanos, y juzgado en Lancaster en 1628, y fue encontrado culpable de alta traición por ser sacerdote jesuita y un «seductor religioso»- Su compañero de prisión, el san Juan Southworth, después también mártir, lo absolvió antes de que el santo fuera ahorcado y descuartizado, durante el reinado de Carlos I, en Lancaster.
domingo, 27 de agosto de 2023
Lecturas del 27/08/2023
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo.
Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacin, hijo de Elquías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá.
Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá.
Lo clavaré como una estaca en un lugar seguro, será un trono de gloria para la estirpe de su padre».
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!
En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero, para tener derecho a la recompensa?
Porque de él, por él y para él existe todo. A él la gloria por los siglos.
Amén.
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: « ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: « ¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor.
27 de Agosto – Beato FRANCISCO DE SANTA MARÍA
En Nagasaki, en Japón, beatos Francisco de Santa María, presbítero de la orden de los Hermanos Menores, y sus catorce compañeros, mártires, que por orden del gobernador de la ciudad sufrieron el martirio en odio al nombre cristiano.
Nació en Montalbanejo (Cuenca). Muy joven entró en la Provincia de San José de los franciscanos descalzos, en la que hizo la profesión religiosa y fue ordenado sacerdote. Se ofreció para ir a las misiones y en 1609 marchó a Filipinas, donde trabajó con mucho celo por la conversión de los nativos y la salvación de las almas.
Llevaba ya 14 años en Filipinas cuando se le propuso la posibilidad de pasar a Japón, pese a que estaba vigente la persecución y se corría un gran peligro. Hay que decir por tanto que incluyendo la perspectiva del martirio es como el P. Francisco de Santa María se ofreció para ir a Japón, a donde marchó acompañado del beato hermano Bartolomé Díaz “Laurel”. Desembarcaron ambos religiosos en una playa próxima a Nagasaki y como no tenían asignado un puesto de misión fijo, lo primero que hicieron fue enterarse de qué comunidades estaban más desasistidas, pues era su intención cubrir los puestos más abandonados religiosamente a causa de la persecución. Su vida fue, pues, itinerante, y ciudades, aldeas, caminos y bosques, altas montañas y ríos fueron los sitios por donde ambos misioneros hubieron de pasar continuamente. Tenían los misioneros la consigna de no exponer las vidas sino reservarse para poder ejercer el apostolado, ya que el martirio dejaba sin obreros el campo evangélico. Como la búsqueda policial arreciaba más, en algunas ocasiones se vieron los misioneros obligados a vivir en los bosques, únicos sitios de mayor seguridad, albergándose en pobres cabañas y pasando grandes privaciones. Pronto tuvieron una estimable compañía: un joven cristiano japonés que se había unido a ellos, profesaría, ya preso, en la Orden franciscana y se convirtió en su guía y mentor, con la garantía de pasar muy inadvertido por ser nativo. Se trataba del beato Antonio de San Francisco, que morirá mártir con sus dos compañeros. Así pasaron cuatro años de intensa y fecunda labor apostólica.
En la primavera del año 1627 estaban en la casa del beato Gaspar Vaz el P. Francisco y el Hno. Laurel junto con un grupo de cristianos para celebrar allí la eucaristía. Un apóstata se enteró y avisó a la policía. Ésta llegó con presteza y rodeó la casa, y todos hubieron de entregarse. No estaba fray Antonio, pero al enterarse de la detención acudió a declarar su cristianismo y quedó igualmente preso. Fueron todos llevados a la cárcel y allí se dedicaron a la oración, animándose mutuamente a permanecer firmes en la fe. Juzgados, se les condenó a muerte.
Además de los ya mencionados eran: María Vaz, Luis Soyeman, Francisco Cufioye, Tomás Wo Yinyemon, Lucas Kiiemon, Miguel Kizaiemon, Martín Gómez de Facato, Francisco Curobioye, Cayo Yiyeimon, María Magdalena Kiota y Francisca Bizzoca Pinzokera. Fueron trasladados a la prisión de Nagasaki, donde sufrieron toda clase de penalidades. Una parte del grupo fueron degollados y la otra parte quemados vivos a fuego lento.
Nació en Montalbanejo (Cuenca). Muy joven entró en la Provincia de San José de los franciscanos descalzos, en la que hizo la profesión religiosa y fue ordenado sacerdote. Se ofreció para ir a las misiones y en 1609 marchó a Filipinas, donde trabajó con mucho celo por la conversión de los nativos y la salvación de las almas.
Llevaba ya 14 años en Filipinas cuando se le propuso la posibilidad de pasar a Japón, pese a que estaba vigente la persecución y se corría un gran peligro. Hay que decir por tanto que incluyendo la perspectiva del martirio es como el P. Francisco de Santa María se ofreció para ir a Japón, a donde marchó acompañado del beato hermano Bartolomé Díaz “Laurel”. Desembarcaron ambos religiosos en una playa próxima a Nagasaki y como no tenían asignado un puesto de misión fijo, lo primero que hicieron fue enterarse de qué comunidades estaban más desasistidas, pues era su intención cubrir los puestos más abandonados religiosamente a causa de la persecución. Su vida fue, pues, itinerante, y ciudades, aldeas, caminos y bosques, altas montañas y ríos fueron los sitios por donde ambos misioneros hubieron de pasar continuamente. Tenían los misioneros la consigna de no exponer las vidas sino reservarse para poder ejercer el apostolado, ya que el martirio dejaba sin obreros el campo evangélico. Como la búsqueda policial arreciaba más, en algunas ocasiones se vieron los misioneros obligados a vivir en los bosques, únicos sitios de mayor seguridad, albergándose en pobres cabañas y pasando grandes privaciones. Pronto tuvieron una estimable compañía: un joven cristiano japonés que se había unido a ellos, profesaría, ya preso, en la Orden franciscana y se convirtió en su guía y mentor, con la garantía de pasar muy inadvertido por ser nativo. Se trataba del beato Antonio de San Francisco, que morirá mártir con sus dos compañeros. Así pasaron cuatro años de intensa y fecunda labor apostólica.
En la primavera del año 1627 estaban en la casa del beato Gaspar Vaz el P. Francisco y el Hno. Laurel junto con un grupo de cristianos para celebrar allí la eucaristía. Un apóstata se enteró y avisó a la policía. Ésta llegó con presteza y rodeó la casa, y todos hubieron de entregarse. No estaba fray Antonio, pero al enterarse de la detención acudió a declarar su cristianismo y quedó igualmente preso. Fueron todos llevados a la cárcel y allí se dedicaron a la oración, animándose mutuamente a permanecer firmes en la fe. Juzgados, se les condenó a muerte.
Además de los ya mencionados eran: María Vaz, Luis Soyeman, Francisco Cufioye, Tomás Wo Yinyemon, Lucas Kiiemon, Miguel Kizaiemon, Martín Gómez de Facato, Francisco Curobioye, Cayo Yiyeimon, María Magdalena Kiota y Francisca Bizzoca Pinzokera. Fueron trasladados a la prisión de Nagasaki, donde sufrieron toda clase de penalidades. Una parte del grupo fueron degollados y la otra parte quemados vivos a fuego lento.
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