miércoles, 26 de noviembre de 2025

Reflexión del 26/11/2025

Lecturas del 26/11/2025

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber delante de los mil.
Bajo el efecto del vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Y mientras bebían vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.
De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía el dorso de la mano que escribía. Entonces su rostro palideció, sus pensamientos le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban. Trajeron a Daniel ante el rey, y este le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre? He oído decir de ti que posees el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.
He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino».
Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.
Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Has alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y tus empresas no lo has honrado. Por eso él ha enviado esa mano para escribir este texto. Lo que está escrito es: “Contado, Pesado, Dividido”.
La interpretación es ésta: “Contado”: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final; “Pesado”: te ha pesado en la balanza y te falta peso; “Dividido”: tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas».
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor.

26 de Noviembre 2025 – San Juan Berchmans

Su padre Juan, curtidor de pieles, y su madre Isabel, eran buenos cristianos. Tuvieron cinco hijos, de los que tres se consagraron al Señor. Murió pronto la madre, y al final el padre se ordenó sacerdote.

Nuestro santo fue el ángel del hogar, fiel ayudante de su madre. Inició sus estudios en el Seminario de Malinas, luego entró en el Noviciado de los jesuitas de la misma ciudad. Más tarde pasó a Roma. En el Seminario y en el Noviciado se distinguió por su candor, estudio y piedad.

Su devoción a la Virgen era proverbial. Sentía hacia ella un cariño tierno, profundo, confiado y filial. «Si amo a María, decía, tengo segura mi salvación, perseveraré en la vocación, alcanzaré cuanto quisiere, en una palabra, seré todopoderoso». A ella dedicó su Coronita de las doce estrellas.

Pululaban por entonces los errores de Bayo, catedrático de Escritura en Lovaina, quien afirmaba que María había sido concebida en pecado. Los teólogos Belarmino y Francisco de Toledo intervienen para esclarecer la verdad. Es curioso notar que el gran teólogo español Juan de Lugo atribuye el movimiento a favor de la Inmaculada a las oraciones de Berchmans.

El mismo Lugo insiste en que el decreto de 24 de mayo de 1622 se ha conseguido por la influencia sobrenatural de Juan Berchmans. En él se confirman las constituciones de Sixto VI, Alejandro VI, San Pío V y Pablo V. Se manda severamente que nadie, ni de palabra ni por escrito, se atreva a afirmar que la Santísima Virgen María fue concebida en pecado, y se solemniza la fiesta de la Inmaculada.

En el último año de su vida Juan se había comprometido, firmando con su propia sangre, a «afirmar y defender dondequiera que se encontrase el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María».

Los santos han practicado en grado heroico todas las virtudes. Pero suelen distinguirse en alguna de ellas. ¿Cuál es la virtud característica de Berchmans? Él deseaba practicarlas todas por igual. Su obsesión, su locura de santo, era la fidelidad en observar perfectamente sus obligaciones, sin excusas ni escapismos. «La virtud más eminente, es hacer sencillamente, lo que tenemos que hacer», decía Pemán en El Divino Impaciente.

Aparentemente no había hecho nada, nada llamativo. Pero vivió «apasionado por la gloria de Dios». «Quiere trabajar sin perder la más pequeña parte de su tiempo». Aprovecha las cruces de la vida diaria: «Mi mayor penitencia, la vida común». «Quiero ser santo sin espera alguna».

Hacía cada cosa en su momento, y sobrenaturalizando la intención. Cuando hay que orar, decía, ora con todo amor. Cuando hay que estudiar, estudia con toda ilusión. Cuando hay que practicar deporte, practícalo con todo entusiasmo. Y siempre con más amor, en cada instante del programa diario, bajo la dulce mirada maternal de la Virgen María. Estudiaba con la mirada puesta en el futuro apostolado, en las almas que se le encomendarían.

Mi mayor consuelo, decía al morir joven, es no haber quebrantado nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de mis superiores, a sabiendas, y advertidamente, y el no haber cometido nunca un pecado venial. Alto y recio mensaje. Es patrono de los que se preparan para el sacerdocio. Murió el 13 de agosto de 1621. Sus últimas palabras fueron: Jesús, María.

martes, 25 de noviembre de 2025

Reflexión del 25/11/2025

Lecturas del 25/11/2025

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: «Tú, oh rey, viste estabas mirando y apareció una gran estatua. Era una estatua enorme y su brillo extraordinario resplandecía ante ti, y su aspecto era terrible. Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Se hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano; el viento los arrebató y desaparecieron sin dejar rastro. Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra».
«Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, ¡oh rey, rey de reyes!, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado todos los territorios habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines sobre todos ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que dominará a todo el orbe.
Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.
Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede fundir el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido, ni su dominio pasará a otro pueblo, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre.
En cuanto a la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención humana, y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, este significa lo que el Dios poderoso ha revelado al rey acerca del tiempo futuro.
El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta».
En aquel tiempo, algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el final no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambre y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Palabra del Señor.

25 de Noviembre 2025 – Santa Catalina de Alejandría

Virgen y mártir cuya fiesta se celebra en la Iglesia Latina y en varias Iglesias Orientales el 25 de noviembre y que durante casi seis siglos fue objeto de una devoción muy popular.

De noble origen y versada en las ciencias, cuando tenía sólo 18 años, se presentó ante el emperador Maximino, que perseguía violentamente a los cristianos, y le recriminó su crueldad intentando demostrar cuán inicua era la adoración de los dioses falsos. Asombrado por la audacia de la joven, pero incapaz de competir con ella en sabiduría, el tirano la detuvo en su mismo palacio y llamó a numerosos sabios a los que ordenó que usaran toda su capacidad y razonamientos falsos de manera que Catalina apostatara; pero ella quedó victoriosa en el debate. Algunos de sus adversarios, conquistados por su elocuencia, se declararon cristianos y fueron ejecutados. Furioso por no haber conseguido su propósito, Maximino la mandó azotar y después la encarceló. Mientras tanto, la emperatriz deseosa de ver a una mujer tan extraordinaria se acercó a visitarla a las mazmorras, acompañada de Porfirio, jefe de las tropas, y ambos cedieron a las exhortaciones de Catalina, creyeron, se bautizaron y ganaron inmediatamente la corona de los mártires. Poco después la santa, que lejos de flaquear en su fe, conseguía muchas conversiones, fue condenada a morir en la rueda, pero al tocarla, el instrumento de tortura se destruyó milagrosamente. Enfadado y fuera de control, el emperador la mandó a decapitar. Unos ángeles trasladaron su cabeza al Monte Sinaí donde más tarde se construyó un monasterio e iglesia en su honor. Hasta aquí las Actas de Santa Catalina.

Desafortunadamente no se conservan estas actas en su forma original, sino transformadas y distorsionadas con descripciones difusas y fantásticas debidas a la imaginación de narradores, a quienes les importaba menos hacer constar los hechos auténticos que agradar a los lectores con sus relatos maravillosos. La importancia que se dio a lo largo de la Edad Media a la leyenda de este martirio explica el interés y cuidado con el que en tiempos modernos se han examinado y estudiado los textos antiguos griegos, árabes y latinos que lo refieren, y sobre el que los críticos han manifestado hace tiempo sus opiniones, de las que probablemente no tengan que desdecirse. Hace varios siglos, cuando la devoción a los santos era estimulada por la lectura de extraordinarias narraciones hagiográficas, cuyo valor histórico nadie estaba cualificado para cuestionar, los pueblos católicos invistieron a Santa Catalina con un halo de encantadora poesía y poder milagroso.

Clasificada con Santa Margarita y Santa Bárbara como uno de los catorce santos más útiles en el cielo, fue continuamente alabada por los predicadores y cantada por los poetas. Es bien sabido que Bossuet le dedicó uno de sus más hermosos panegíricos y que Adán de San Víctor escribió un magnífico poema en su honor: “Vox Sonora nostri chori”, etc. En muchos lugares su fiesta se celebraba con la mayor solemnidad, se prohibía el trabajo servil, y un gran número de personas asistían a las devociones. En varias diócesis de Francia se observaba como día de fiesta de obligación hasta principios del siglo XVII, y el esplendor de su ceremonial eclipsaba al de las fiestas de algunos de los Apóstoles. Muchas capillas se pusieron bajo su patrocinio y su estatua se encontraba en casi todas las iglesias representándola, según la iconografía medieval, con una rueda, su instrumento de tortura. Mientras que, debido a varias circunstancias de su vida, San Nicolás de Mira se consideraba patrón de los jóvenes bachilleres y estudiantes, Santa Catalina se convirtió en patrona de doncellas y estudiantes femeninas. Considerada como la más santa e ilustre de las vírgenes de Cristo, resultaba natural que ella, entre todas, fuera la encargada de proteger a las vírgenes de los claustros y a las jóvenes solteras en el mundo.

Al ser la rueda de tortura el emblema de la santa, los carreteros y mecánicos se colocaron bajo su protección. Finalmente, según la tradición, no solo permaneció virgen dominando sus pasiones y conquistó a sus verdugos al agotarles su paciencia, sino que triunfó con su ciencia haciendo callar a los sofistas, su intercesión fue implorada por teólogos, apologistas, predicadores del púlpito y filósofos. Antes de estudiar, escribir o predicar, le rogaban que iluminara sus mentes, guiara su pluma e impartiera elocuencia a sus palabras. Esta devoción a Santa Catalina que tomó tan vastas proporciones en Europa después de las Cruzadas, recibió brillo adicional en Francia a principios del siglo XV cuando se rumoreaba que se había aparecido a Santa Juana de Arco, junto con Santa Margarita, había sido designada por voluntad divina consejera de Santa Juana de Arco.

Aunque lo hagiógrafos contemporáneos consideran más que dudosa la autenticidad de los varios textos que contienen la leyenda de Santa Catalina, nadie pone en duda la existencia de la santa. La conclusión a la que se ha llegado tras analizar esos textos es que los hechos principales han de ser aceptados como verdaderos, y se debe rechazar como puras y simples invenciones la multitud de detalles que casi oscurecen esos hechos, la mayor parte de las narraciones maravillosas con las que se embellecen y los largos discursos que se ponen en boca de Santa Catalina.

Un ejemplo lo ilustrará muy bien: aunque todos estos textos mencionan el traslado milagroso del cuerpo de la santa al Monte Sinaí, los itinerarios de los antiguos peregrinos que visitaron el Sinaí no hacen ni la más ligera alusión al respecto. Ya en el siglo XVIII Don Deforis, el benedictino que preparó una edición de las obras de Bossuet, declaró que la tradición seguida por este orador en su panegírico de la santa era en gran medida falsa y fue precisamente por entonces cuando la fiesta de Santa Catalina desapareció del Breviario de París. Desde entonces la devoción a la virgen de Alejandría ha perdido toda su antigua popularidad.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Reflexión del 24/11/2025

Lecturas del 24/11/2025

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén y la asedió.
El Señor entregó en su poder a Joaquín, rey de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo. Nabucodonosor se los llevó a Senaar, al templo de su Dios, y el ajuar del templo lo metió en el depósito del templo de su dios.
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos hijos de Israel de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en el palacio real; y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaba una ración de comida y de vino de la mesa real.
Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio del rey.
Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares, ni con el vino de la mesa real, y pidió al capitán de eunucos que lo dispensase de aquella contaminación.
Dios concedió a Daniel encontrar gracia y misericordia en el capitán de los eunucos, y este dijo a Daniel: «Tengo miedo al rey mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; pues si os ve más flacos que vuestros compañeros, ponéis en peligro mi cabeza delante del rey».
Daniel dijo al encargado que el capitán de los eunucos había puesto para cuidarlos a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: «Por favor, prueba diez días con tus siervos: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Después, que comparen en tu presencia nuestro aspecto y el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos según el resultado».
Él les aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Después de los diez días tenían mejor aspecto y estaban más robustos que cualquiera de los jóvenes que comían de la mesa real. Así que el encargado les retiró la ración de comida y de vino, y les dio legumbres.
Dios les concedió a los cuatro inteligencia, comprensión de cualquier escritura y sabiduría. Daniel sabía, además interpretar visiones y sueños.
Al cumplirse el plazo señalado para presentarlos al rey, el capitán de los eunucos los llevó a Nabucodonosor. Después de hablar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y quedaron a su servicio.
Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, los encontró diez veces superiores al resto de los magos y adivinos de todo su reino.
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

24 de Noviembre 2025 – San Andrés Dung-Lac y compañeros mártires

La historia de estos mártires comenzó en 1615, cuando dos jesuitas desembarcaron en el puerto de Tourane (hoy Da Nang) y fueron luego acompañados en 1624 por Alexander Rhodes, considerado el verdadero fundador de la Iglesia en ese país.

Inicialmente, los cristianos tenían simpatía por las autoridades y vivían en paz, pero cuando una sequía devastó el país, surgió la ira de la población, que culpó a los misioneros por su predicación, parecía que los cristianos no tenían respeto por los muertos.

En 1627, los misioneros se dirigieron al norte desde la Cochinchina (la parte sur del país) a la región llamada Tonchino. El éxito fue grande, pero pronto surgieron dificultades: los misioneros fueron acusados de socavar los cimientos del Estado al pedir a los cristianos que tuvieran una sola esposa. A esto se sumó la destrucción de las imágenes sagradas, símbolo del culto nacional.

En 1644, con el aumento de la hostilidad, los jesuitas abandonaron el país. Un año después, algunos cristianos vietnamitas ya fueron asesinados por no obedecer las leyes que les prohibían ser cristianos. La dificultad creada obligó a los misioneros a formar un clero local y establecer dos vicariatos apostólicos, uno en el Norte y otro en el Sur, con sedes respectivas en Dang-Ngoai y Dang-Trong, y obtuvieron resultados admirables en los siglos siguientes, hasta la constitución de la Jerarquía vietnamita en 1960 por Juan XXIII.

El siglo XVIII estuvo marcado por una fuerte expansión cristiana, especialmente en el norte, y un notable aumento del clero nativo. Pero también hubo numerosas manifestaciones de intolerancia. El fruto abundante fue principalmente el resultado del derramamiento de sangre de los mártires: misioneros, clero local y valientes laicos regaron con su sangre la tierra vietnamita, soportando juntos la furia de la persecución pero manteniéndose firmes en la fe. Tal era su fe que incluso la Virgen se les apareció a algunos cristianos perseguidos en las montañas de La-Vang en 1798, donde se escondían. Esto dio gran aliento a esa comunidad atribulada.

Hasta 53 edictos de persecución fueron decretados por varios señores y reyes en un total de 261 años (1625-1886), con alrededor de 130,000 víctimas durante este período. La gran mayoría de estos confesores de fe fueron enterrados de manera anónima, pero su memoria global sigue viva en la comunidad cristiana. La Santa Sede elevó a los altares a 117 de ellos: 64 por León XIII en 1900, 8 en 1906 por San Pío X, 20 en 1909 por el mismo Papa y 25 por Pío XII en 1951. Juan Pablo II los canonizó a todos en 1988. La canonización también incluyó a los mártires ejecutados en Indochina, la mayoría de ellos entre 1833-1840 y entre 1859 y 1861.

domingo, 23 de noviembre de 2025

23 de Noviembre 2025 – Jesucristo, Rey del Universo

Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.

Un poco de historia.

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.

El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.

Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatológico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.

Si quieres conocer lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.

En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

Jesús nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el capítulo 13 de Mateo:

“es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;

“es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”;

“es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;

“es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.

En ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.

La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.

Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.

Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla.

Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, porque Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros.

Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México en los años 20’s, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo.

Domingo, 34 de TIEMPO ORDINARIO - 23-11-2025 Ciclo C

Reflexión del 23/11/2025

Lecturas del 23/11/2025

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.
Hermanos:
Damos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor.

23 de Noviembre 2025 – San Clemente I, Papa

San Clemente es el tercer sucesor de San Pedro, después de los Papas San Lino y San Cleto. Roma le vio nacer al pie del monte Celio, y en Roma fue bautizado. Sobresalió en las letras, especialmente en griego.

Es uno de los llamados Padres Apostólicos y una de las figuras principales de la antigüedad cristiana. Eusebio lo menciona siempre junto a San Ignacio de Antioquia. Según San Ireneo, Clemente había tratado a los Apóstoles, de los que había recibido la predicación viva del Maestro.

Según Tertuliano, de Pedro recibe el diaconado, el sacerdocio y el episcopado. Y según Orígenes, con Pablo colabora en la fundación de la Iglesia de Filipos. Nos entronca, pues, con las mismas fuentes.

Una antigua tradición supone que estuvo emparentado con la ilustre familia de los Flavios. En todo caso, él sólo se gloriaba de ser cristiano.

Clemente gobernó la Iglesia romana, como sucesor del papa San Cleto, del 90 al 99. Su pontificado fue muy fecundo. Fue un verdadero adalid de la unidad de la Iglesia contra todas las fuerzas de dispersión.

El Liber Pontificalis nos conserva las características de su pontificado: «Clemente gobernó la Iglesia durante nueve años. Reorganizó la Comunidad de Roma, dividió la ciudad en siete sectores, encomendados a siete diáconos. Mandó redactar con cuidado las Actas de los Mártires».

El hecho más importante de su pontificado es la Carta dirigida a la Iglesia de Corinto, desgarrada por la discordia, donde los llama a la obediencia del obispo de Roma. Es el documento papal más antiguo, después de las Cartas de San Pedro. Esta Carta es llamada «Primera epifanía del Primado Romano», y el obispo Dionisio de Corinto la veneraba como a la Biblia.

En su Carta a los de Corinto nos muestra Clemente su idea de la jerarquía, de la disciplina y de la liturgia, su espíritu católico, su amplia cultura, su solidez teológica, su amor a la paz y a la unidad.

«Es preciso someterse con humildad. Dejemos la soberbia, enemiga de la armonía. Las ofrendas y los ritos litúrgicos han de celebrarse, no a voluntad de cada uno y sin orden, sino conforme a lo ordenado por el maestro. Sigamos el canon venerable y glorioso de nuestra tradición, conservemos el muro fraterno de la caridad. Sin ella nada es agradable a Dios. La cabeza no es nada sin los pies, pero, a su vez, los pies serían inútiles sin la cabeza. Los pequeños y los grandes se necesitan mutuamente».

¿Cuál fue el final de la vida de San Clemente? La tradición lo presenta como mártir. Parece ser que, por orden de Trajano, fue desterrado al Quersoneso, en la actual península de Crimea. Allí dos mil cristianos, también desterrados, trabajaban con él en las canteras de mármol. San Clemente empezó a consolarlos. Todos acudían a él: «Ruega por nosotros, Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo». Y él les decía: «No por mis méritos me ha enviado a vosotros el Señor, sino, por los vuestros, para hacerme también a mí partícipe de vuestras coronas». Más tarde, sigue la tradición, parece que Clemente fue arrojado al mar, y le habrían atado una pesada ancla al cuello, para ser sumergido en las aguas.

Los santos eslavos, Cirilo y Metodio, en el pontificado de Nicolás I (858-867), trasladaron el cuerpo del mártir desde Quersoneso a Roma, y lo colocaron bajo el altar del templo a él dedicado, uno de los templos más antiguos de Roma, situado entre el monte Celio y el Esquilino.