En la aldea de Siceone, en Galacia, san Teodoro, obispo y hegúmeno, que desde su infancia se distinguió por el amor a la soledad, motivo por el cual abrazó una vida austera, pero obligado a aceptar su ordenación como obispo de Anastasiópolis, insistió ante el patriarca de Constantinopla para ser dispensado de este cargo y volver a su amado eremo.
Nació de forma milagrosa bajo la protección de san Jorge en Sikion (Galazia-Turquía). Se crio en un prostíbulo que regentaban su madre y su tía. Tuvo una cocinera que le instruyó en las verdades evangélicas y así cuando fue adulto, se retiró a una cueva dedicada a san Jorge, y vivió la vida eremítica consagrada a la penitencia más profunda. Su fama de santidad atraía visitantes, que además le atribuyeron el particular don de exorcismo; por lo que para evitar que su fama se difundiese más, prefirió retirarse a las montañas, intentando vivir en una gruta escondida, conocida sólo por otra persona, a quien tocó más tarde sacarlo de allí en mala salud, sucio e infectado. Con sólo dieciocho años recibió la ordenación presbiteral, después de lo cual fiel a su vida penitencial peregrinó en Tierra Santa, donde visitó cenobios y recibió el hábito monástico.
A su regreso emprendió un nuevo estilo de vida extremadamente austero, similar al de los «estilitas», y comenzó a vivir en cestas colgantes. Se le atribuyó a su intercesión toda suerte de milagros, hecho que le proporcionó nuevamente visitantes y discípulos, por lo cual se vio obligado a organizar un monasterio, un hospedaje y una iglesia.
A pesar de sus súplicas, fue elegido por el pueblo obispo de Anastasiópolis. Ocupó este cargo durante diez años, hasta que lo liberó el patriarca de Constantinopla y el emperador. Su episcopado se caracterizó principalmente por milagros y prodigios. No quedan noticias de su actos episcopales, sino sólo vestigios de controversias con algunas aldeas del término diocesano, que estaban confiadas a señores laicos que maltrataban y oprimían a la población, y Teodoro intentó corregir.
Consiguió al fin la dimisión para poder dedicarse en alma y cuerpo a la oración y al cuidado de sus monjes, que durante su ausencia habían adquirido costumbres muy relajadas. Se afincó en Heliópolis, pero fue llamado a Constantinopla para recibir honores del emperador, cuyo hijo había curado. Pasó el resto de sus días en el monasterio, haciendo milagros y recibiendo a los visitantes. Nació al cielo en el año 613. A lo largo de su vida fue un gran devoto de san Jorge y contribuyó a la difusión de su culto.
Nació de forma milagrosa bajo la protección de san Jorge en Sikion (Galazia-Turquía). Se crio en un prostíbulo que regentaban su madre y su tía. Tuvo una cocinera que le instruyó en las verdades evangélicas y así cuando fue adulto, se retiró a una cueva dedicada a san Jorge, y vivió la vida eremítica consagrada a la penitencia más profunda. Su fama de santidad atraía visitantes, que además le atribuyeron el particular don de exorcismo; por lo que para evitar que su fama se difundiese más, prefirió retirarse a las montañas, intentando vivir en una gruta escondida, conocida sólo por otra persona, a quien tocó más tarde sacarlo de allí en mala salud, sucio e infectado. Con sólo dieciocho años recibió la ordenación presbiteral, después de lo cual fiel a su vida penitencial peregrinó en Tierra Santa, donde visitó cenobios y recibió el hábito monástico.
A su regreso emprendió un nuevo estilo de vida extremadamente austero, similar al de los «estilitas», y comenzó a vivir en cestas colgantes. Se le atribuyó a su intercesión toda suerte de milagros, hecho que le proporcionó nuevamente visitantes y discípulos, por lo cual se vio obligado a organizar un monasterio, un hospedaje y una iglesia.
A pesar de sus súplicas, fue elegido por el pueblo obispo de Anastasiópolis. Ocupó este cargo durante diez años, hasta que lo liberó el patriarca de Constantinopla y el emperador. Su episcopado se caracterizó principalmente por milagros y prodigios. No quedan noticias de su actos episcopales, sino sólo vestigios de controversias con algunas aldeas del término diocesano, que estaban confiadas a señores laicos que maltrataban y oprimían a la población, y Teodoro intentó corregir.
Consiguió al fin la dimisión para poder dedicarse en alma y cuerpo a la oración y al cuidado de sus monjes, que durante su ausencia habían adquirido costumbres muy relajadas. Se afincó en Heliópolis, pero fue llamado a Constantinopla para recibir honores del emperador, cuyo hijo había curado. Pasó el resto de sus días en el monasterio, haciendo milagros y recibiendo a los visitantes. Nació al cielo en el año 613. A lo largo de su vida fue un gran devoto de san Jorge y contribuyó a la difusión de su culto.
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