En el lugar de Fosses, en Brabante, santa Juliana, virgen de la Orden de San Agustín, que fue priora de Mont-Cornillon, junto a Lieja, y llevó después vida recluida, en la cual, fortalecida con gracias especiales, promovió la solemnidad del Cuerpo de Cristo.
Nació en Rettine (Lieja), en el seno de una familia distinguida. Al perder a sus padres cuando todavía era una niña de cinco años, ella y su hermana fueron enviadas al monasterio doble de Mont-Cornillon, cerca de Lieja, donde se educó bajo la tutela de una religiosa llamada Sofía. Este monasterio se regía bajo la regla de San Agustín. Juliana recibió una sólida formación: leía con soltura el francés y latín, y estudió las obras de san Agustín y san Bernardo de Claraval.
Al morir la priora, Sofia, Juana fue elegida priora en el monasterio de Mont-Cornillon. La disciplina del monasterio le pareció muy relajada, por lo que intentó remediarlo, y esto le trajo la enemistad de una parte de los monjes y de las religiosas. Pronto entró en conflicto con el simoníaco prior de la comunidad masculina, y tuvo que exiliarse. Promovió por una visión, la institución de la fiesta del Corpus Christi; por esto fue considerada como una visionaria y expulsada de Cornillón y con otras religiosas se marchó al monasterio cisterciense de Robertmont, después al de Val-Benoît y finalmente al de Val Notre-Dame. El obispo de Lieja la llamó, y la reintegró en su comunidad; pero en el 1248, a la muerte del prior Godefroy le sucedió un religioso que acusó a Juliana de apropiarse de los bienes de los pobres, por lo que fue expulsada definitivamente de su convento y se refugió en el cenobio de Salzinnes, la siguieron muchas religiosas “Os seguiremos” le habían dicho, “dondequiera que vayáis, pues prontas estamos a luchar con vos por la justicia”. Cuando éste fue quemado se retiró a Fosses donde vivió como reclusa. Los cistercienses del monasterio de Villiers lucharon por ella para que se celebrase la festividad del Corpus. Compuso un oficio del Santísimo Sacramento que sirvió de modelo a santo Tomás de Aquino, que elaboró otro oficio por orden del papa Urbano IV para uso de la Iglesia romana. El beato Pío confirmó su culto en 1869, por lo que es formalmente beata, pero se la llama tanto beata como santa.
Nació en Rettine (Lieja), en el seno de una familia distinguida. Al perder a sus padres cuando todavía era una niña de cinco años, ella y su hermana fueron enviadas al monasterio doble de Mont-Cornillon, cerca de Lieja, donde se educó bajo la tutela de una religiosa llamada Sofía. Este monasterio se regía bajo la regla de San Agustín. Juliana recibió una sólida formación: leía con soltura el francés y latín, y estudió las obras de san Agustín y san Bernardo de Claraval.
Al morir la priora, Sofia, Juana fue elegida priora en el monasterio de Mont-Cornillon. La disciplina del monasterio le pareció muy relajada, por lo que intentó remediarlo, y esto le trajo la enemistad de una parte de los monjes y de las religiosas. Pronto entró en conflicto con el simoníaco prior de la comunidad masculina, y tuvo que exiliarse. Promovió por una visión, la institución de la fiesta del Corpus Christi; por esto fue considerada como una visionaria y expulsada de Cornillón y con otras religiosas se marchó al monasterio cisterciense de Robertmont, después al de Val-Benoît y finalmente al de Val Notre-Dame. El obispo de Lieja la llamó, y la reintegró en su comunidad; pero en el 1248, a la muerte del prior Godefroy le sucedió un religioso que acusó a Juliana de apropiarse de los bienes de los pobres, por lo que fue expulsada definitivamente de su convento y se refugió en el cenobio de Salzinnes, la siguieron muchas religiosas “Os seguiremos” le habían dicho, “dondequiera que vayáis, pues prontas estamos a luchar con vos por la justicia”. Cuando éste fue quemado se retiró a Fosses donde vivió como reclusa. Los cistercienses del monasterio de Villiers lucharon por ella para que se celebrase la festividad del Corpus. Compuso un oficio del Santísimo Sacramento que sirvió de modelo a santo Tomás de Aquino, que elaboró otro oficio por orden del papa Urbano IV para uso de la Iglesia romana. El beato Pío confirmó su culto en 1869, por lo que es formalmente beata, pero se la llama tanto beata como santa.
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