En Burdeos, Francia, beata María Celina de la Presentación (Jeanne Germaine Castang), virgen.
Nació en Nojals, aldea de Dordoña (Francia), en el seno de una familia de campesinos católicos. A causa de una caída en el agua fría, cuando era pequeña, sufrió de poliomelitis que le privó del uso de una pierna, pero esto no le impidió que hiciera su vida de forma regular.
En 1887 la familia, por una grave crisis económica, se vio obligada a abandonar su hermosa casa y trasladarse a vivir en una casucha en el campo. En la situación de indigencia de la familia, Juana Germaine, a sus diez años, dando muestras de humildad y disponibilidad, llegó incluso a ir al pueblo a pedir limosna para que sus padres y sus hermanos pudieran comer. Tuvo que abandonar la escuela y dejar de frecuentar diariamente la parroquia, porque le quedaba muy lejos.
En 1891 entró en el Instituto "Nazaret" de Burdeos, dirigido por las Hermanas de Jesús María de Le Dorat, que acogía a muchachas con problemas económicos que su familia no podía ofrecerles. Fue un periodo fecundo de su vida, porque allí comenzó a discernir con mayor claridad la voluntad de Dios para ella.
Cuando las religiosas de San José de Aubenas, congregación a la que pertenecía su hermana mayor, acogieron a sus dos hermanas pequeñas, ella por fin pudo llevar adelante su plan de consagración total al Señor. Primero solicitó el ingreso en las clarisas de Burdeos y luego en las Religiosas de Jesús María de Le Dorat, pero no la aceptaron por su cojera y porque aún no tenía quince años. Tuvo que esperar.
En 1896 ingresó en el cercano monasterio "Ave María" de las clarisas, tomando el nombre de María Celina de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María. En el convento conservó la actitud de la caridad y servicio que la había caracterizado en su familia, y progresó sobre todo en el camino de la humildad, la mortificación y el ocultamiento. La enfermedad, que se manifestó en una grave forma de tuberculosis, reveló la grandeza de su fe y la firme voluntad de completar en su frágil cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo. Pocos días antes de su muerte, escribió en su diario: "No te complacen los holocaustos ni las víctimas. ¡Heme aquí! He venido para tomar mi cruz. Me ofrezco como víctima, como Jesús... Hasta ahora he sacrificado todo: afectos, pensamientos... ¿Deberé ser ahora menos generosa? No. ¡Heme aquí! Corta, quema, amputa, haz de mí lo que quieras, con tal de que mi amor a ti aumente siempre más y más. Sólo pido esto". Ciento noventa días después de ingresar en el noviciado, tras emitir la profesión religiosa in artículo mortis, María Celina entregó su alma a Dios. Fue beatificada por Benedicto XVI el 16 de septiembre de 2007.
Nació en Nojals, aldea de Dordoña (Francia), en el seno de una familia de campesinos católicos. A causa de una caída en el agua fría, cuando era pequeña, sufrió de poliomelitis que le privó del uso de una pierna, pero esto no le impidió que hiciera su vida de forma regular.
En 1887 la familia, por una grave crisis económica, se vio obligada a abandonar su hermosa casa y trasladarse a vivir en una casucha en el campo. En la situación de indigencia de la familia, Juana Germaine, a sus diez años, dando muestras de humildad y disponibilidad, llegó incluso a ir al pueblo a pedir limosna para que sus padres y sus hermanos pudieran comer. Tuvo que abandonar la escuela y dejar de frecuentar diariamente la parroquia, porque le quedaba muy lejos.
En 1891 entró en el Instituto "Nazaret" de Burdeos, dirigido por las Hermanas de Jesús María de Le Dorat, que acogía a muchachas con problemas económicos que su familia no podía ofrecerles. Fue un periodo fecundo de su vida, porque allí comenzó a discernir con mayor claridad la voluntad de Dios para ella.
Cuando las religiosas de San José de Aubenas, congregación a la que pertenecía su hermana mayor, acogieron a sus dos hermanas pequeñas, ella por fin pudo llevar adelante su plan de consagración total al Señor. Primero solicitó el ingreso en las clarisas de Burdeos y luego en las Religiosas de Jesús María de Le Dorat, pero no la aceptaron por su cojera y porque aún no tenía quince años. Tuvo que esperar.
En 1896 ingresó en el cercano monasterio "Ave María" de las clarisas, tomando el nombre de María Celina de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María. En el convento conservó la actitud de la caridad y servicio que la había caracterizado en su familia, y progresó sobre todo en el camino de la humildad, la mortificación y el ocultamiento. La enfermedad, que se manifestó en una grave forma de tuberculosis, reveló la grandeza de su fe y la firme voluntad de completar en su frágil cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo. Pocos días antes de su muerte, escribió en su diario: "No te complacen los holocaustos ni las víctimas. ¡Heme aquí! He venido para tomar mi cruz. Me ofrezco como víctima, como Jesús... Hasta ahora he sacrificado todo: afectos, pensamientos... ¿Deberé ser ahora menos generosa? No. ¡Heme aquí! Corta, quema, amputa, haz de mí lo que quieras, con tal de que mi amor a ti aumente siempre más y más. Sólo pido esto". Ciento noventa días después de ingresar en el noviciado, tras emitir la profesión religiosa in artículo mortis, María Celina entregó su alma a Dios. Fue beatificada por Benedicto XVI el 16 de septiembre de 2007.
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