En el monasterio de Marchiennes, en la región de Cambray, en Austrasia, santa Rictrudis, abadesa, de origen vasco, quien, después de la violenta muerte de su esposo Adalbaldo, tomó el santo velo religioso por consejo de san Amando, gobernando con gran acierto a sus monjas en el citado monasterio.
Nació cuanto en Gascuña (Francia) en el seno de una familia tan rica como devota. En joven edad tuvo como director espiritual san Amando de Elnone, desterrado justamente a aquella región por el rey Dagoberto, a quien condenó su conducta licenciosa.
Amando vivió en aquel período como huésped de la familia de Rictrudis y desde este lugar el santo francés emprendió la obra de evangelización en Gascuña. Otro noble francés, san Adalbaldo, solía visitar aquella casa, ganándose el favor del rey Clodoveo II y logrando, a pesar de la oposición de los aristócratas gascones, que Rictrudis fuera su esposa. Los dos fueron a vivir cerca de Ostrevant, en la región de Flandes, y tuvieron cuatro hijos, también todos ellos venerados como santos: Adalsinda de Marchiennes, Closenda, Maurante y Eusebia de Hamay.
Amando los visitaba frecuentemente, ellos llevaban una vida "Devota y encantadora", como afirma su biógrafo. Sin embargo está feliz existencia no estaba destinada a durar y en el 652 san Adalbaldo fue asesinado por gascones, presumiblemente todavía hostiles a la boda celebrada con Rictrudis.
A causa de la trágica desaparición del marido, Rictrudis expresó el deseo de hacerse monja, pero san Amando le aconsejó esperar todavía, al menos hasta que su hijo Maurante tuviera edad suficiente como para ser introducido en la vida de la corte.
Clodoveo II tenía otros proyectos para ella, pensaba entregarla como esposa de uno des protegidos. Amando logró dichosamente persuadirlo a dejarla libre y así ella pudo felizmente ir a Marchiennes, donde fundó un monasterio masculino y uno femenino. Fue abadesa de él por muchos años y las suyas dos hijas mayores, Adalsinda y Closenda, fueron también monjas en ese monasterio. Más tarde también ingresó Maurante. La primera hija murió joven, mientras en cambio la segunda fue la sucesora como abadesa cuando Rictrudis murió. La última hija, Eusebia, vivió con la abuela. Tiene culto local.
Nació cuanto en Gascuña (Francia) en el seno de una familia tan rica como devota. En joven edad tuvo como director espiritual san Amando de Elnone, desterrado justamente a aquella región por el rey Dagoberto, a quien condenó su conducta licenciosa.
Amando vivió en aquel período como huésped de la familia de Rictrudis y desde este lugar el santo francés emprendió la obra de evangelización en Gascuña. Otro noble francés, san Adalbaldo, solía visitar aquella casa, ganándose el favor del rey Clodoveo II y logrando, a pesar de la oposición de los aristócratas gascones, que Rictrudis fuera su esposa. Los dos fueron a vivir cerca de Ostrevant, en la región de Flandes, y tuvieron cuatro hijos, también todos ellos venerados como santos: Adalsinda de Marchiennes, Closenda, Maurante y Eusebia de Hamay.
Amando los visitaba frecuentemente, ellos llevaban una vida "Devota y encantadora", como afirma su biógrafo. Sin embargo está feliz existencia no estaba destinada a durar y en el 652 san Adalbaldo fue asesinado por gascones, presumiblemente todavía hostiles a la boda celebrada con Rictrudis.
A causa de la trágica desaparición del marido, Rictrudis expresó el deseo de hacerse monja, pero san Amando le aconsejó esperar todavía, al menos hasta que su hijo Maurante tuviera edad suficiente como para ser introducido en la vida de la corte.
Clodoveo II tenía otros proyectos para ella, pensaba entregarla como esposa de uno des protegidos. Amando logró dichosamente persuadirlo a dejarla libre y así ella pudo felizmente ir a Marchiennes, donde fundó un monasterio masculino y uno femenino. Fue abadesa de él por muchos años y las suyas dos hijas mayores, Adalsinda y Closenda, fueron también monjas en ese monasterio. Más tarde también ingresó Maurante. La primera hija murió joven, mientras en cambio la segunda fue la sucesora como abadesa cuando Rictrudis murió. La última hija, Eusebia, vivió con la abuela. Tiene culto local.
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