En el territorio de Rapolla en Basilicata, san Vidal de Castronuovo, monje.
Nació en Kars-nubu (Castronuovo de Sicilia pero en época islámica), en el seno de una familia de origen bizantina, rica y de alto linaje. Fue educado en la fe por preceptores eclesiásticos de rito griego; en un ambiente isleño, en tiempo de la dominación árabe, los cristianos gozaban de una cierta autonomía en asuntos religiosos.
Aunque no le interesaban los estudios, tuvo una inclinación espiritual que le llevó hacia el 950 a retirarse al monasterio de San Felipe de monjes basilios en Agira (provincia de Enna) donte tomó el hábito. Aquí estuvo cinco años dedicado a las prácticas religiosas y laborales. Después de este quinquenio marchó con una delegación de cohermanos en peregrinación a Roma, durante el viaje, a la altura de Terracina (en la Campania), le mordió una serpiente venenosa pero se salvó milagrosamente haciendo el signo de la cruz.
Después de la peregrinación eligió no regresar al convento y se paró como eremita en Calabria a la altura de la localidad de Santa Severina; esta experiencia duró dos años. En los siguiente doce años estuvo en un ignoto cenobio siciliano, que seguía la regla basiliana, dedicado a perfeccionar el ejercicio en la virtud.
Después de esto, volvió a Calabria para vivir como anacoreta en el monte Liparachi y allí conoció al abad del cenobio con el que progresó en la oración y la ascesis. Después marchó a un lugar solitario en el cabo Spulico donde por su aislamiento vivían muchos criminales. Aquí Vidal llevó un clima de paz y cordialidad y sus habitantes en reconocimiento construyeron una iglesia dedicada a san Basilio. Aquí obró algún milagro. Después estuvo en otros eremitorios hasta que se estableció en Armento (en Basilicata) donde tuvo una proverbial familiaridad con los animales.
Su fama de santidad y milagros hizo que el gobernador de la provincia bizantina de Bari lo convocase para conocerle y allí fue con dos religiosos y obró algún milagro. Después de dejar Bari, quiso remediar la destrucción que hacían los musulmanes en distintas iglesias y monasterio, también en esta época realizó algún milagro salvando algunos de sus compañeros de la ira sarracena.
San Vidal se aplicó de lleno la norma evangélica del amor universal en especial con los pecadores por el hecho que consideraba más importante la recuperación que la penitencia en sí. En los últimos años de su vida dio vida a dos monasterios lucanos: el de Torri (con la ayuda de su sobrino san Elías) y el de Rapolla y el pueblo de Castronovo de Sant’Andrea, en Potenza, le debe su fundación. Murió con fama de santidad. Es patrono de Armento (Potenza) y de Castronovo de Sicilia (Palermo). Tiene culto local.
Nació en Kars-nubu (Castronuovo de Sicilia pero en época islámica), en el seno de una familia de origen bizantina, rica y de alto linaje. Fue educado en la fe por preceptores eclesiásticos de rito griego; en un ambiente isleño, en tiempo de la dominación árabe, los cristianos gozaban de una cierta autonomía en asuntos religiosos.
Aunque no le interesaban los estudios, tuvo una inclinación espiritual que le llevó hacia el 950 a retirarse al monasterio de San Felipe de monjes basilios en Agira (provincia de Enna) donte tomó el hábito. Aquí estuvo cinco años dedicado a las prácticas religiosas y laborales. Después de este quinquenio marchó con una delegación de cohermanos en peregrinación a Roma, durante el viaje, a la altura de Terracina (en la Campania), le mordió una serpiente venenosa pero se salvó milagrosamente haciendo el signo de la cruz.
Después de la peregrinación eligió no regresar al convento y se paró como eremita en Calabria a la altura de la localidad de Santa Severina; esta experiencia duró dos años. En los siguiente doce años estuvo en un ignoto cenobio siciliano, que seguía la regla basiliana, dedicado a perfeccionar el ejercicio en la virtud.
Después de esto, volvió a Calabria para vivir como anacoreta en el monte Liparachi y allí conoció al abad del cenobio con el que progresó en la oración y la ascesis. Después marchó a un lugar solitario en el cabo Spulico donde por su aislamiento vivían muchos criminales. Aquí Vidal llevó un clima de paz y cordialidad y sus habitantes en reconocimiento construyeron una iglesia dedicada a san Basilio. Aquí obró algún milagro. Después estuvo en otros eremitorios hasta que se estableció en Armento (en Basilicata) donde tuvo una proverbial familiaridad con los animales.
Su fama de santidad y milagros hizo que el gobernador de la provincia bizantina de Bari lo convocase para conocerle y allí fue con dos religiosos y obró algún milagro. Después de dejar Bari, quiso remediar la destrucción que hacían los musulmanes en distintas iglesias y monasterio, también en esta época realizó algún milagro salvando algunos de sus compañeros de la ira sarracena.
San Vidal se aplicó de lleno la norma evangélica del amor universal en especial con los pecadores por el hecho que consideraba más importante la recuperación que la penitencia en sí. En los últimos años de su vida dio vida a dos monasterios lucanos: el de Torri (con la ayuda de su sobrino san Elías) y el de Rapolla y el pueblo de Castronovo de Sant’Andrea, en Potenza, le debe su fundación. Murió con fama de santidad. Es patrono de Armento (Potenza) y de Castronovo de Sicilia (Palermo). Tiene culto local.
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