En Przemysl, ciudad de Polonia, beato Juan Adalberto Balicki, presbítero, que se dedicó con ardor al ejercicio de su ministerio en favor del pueblo de Dios, demostrando una especial disposición para predicar el Evangelio y asistir a las jóvenes descarriadas.
Nació en Staromiescie (hoy un barrio de Rzeszów) en el seno de una humilde familia. Ingresó en el seminario diocesano de Przemysl. Fue ordenado sacerdote y durante un año se dedicó al servicio pastoral en la parroquia de Polna. Fue apreciado como un hombre de oración, confesor paciente y predicador dotado. Luego fue enviado a Roma para estudiar en la universidad pontificia Gregoriana, donde se licenció en Teología.
Al regreso a su diócesis fue profesor de Teología dogmática en el seminario diocesano. Sus lecciones constituían verdaderas meditaciones sobre los misterios divinos y tenían una buena influencia en la formación moral de sus estudiantes. A partir de 1900, Balicki también fue prefecto de estudios.
En 1927, en espíritu de obediencia, aceptó el puesto de vice-rector del seminario y un año después asumió el rectorado. Se preocupaba por la formación espiritual de los sacerdotes. Antes de que presentar los candidatos al obispo, estudiaba los informes y oraba pidiendo iluminación para tomar la decisión apropiada. Dedicado a los enfermos y más necesitados.
En 1934 fue forzado a dejar su cargo de rector y de profesor de Teología debido a pobre estado de salud, pero continuó viviendo al seminario. De 1934-1939 podría sólo confesar y dar dirección espiritual. Muchos de sus penitentes testificaron que él tenía un don extraordinario para penetrar en la profundidad de sus almas. Como confesor tenía un corazón abierto para todos quienes se acercaban con sinceridad. Siempre estaba disponible para recibir confesión a pesar de pobre salud. No era tan sólo un juez justo o un "dador de absoluciones", hacía todo lo que podía para motivar a sus penitentes para que crecieran espiritualmente. Dio también dirección espiritual a través de cartas. Predicador y director de almas fundó un centro para jóvenes extraviadas.
En Septiembre de 1939, Polonia se sumergió en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En seguida la ciudad de Przemysl quedó dividida en dos partes: la sección vieja ocupada por tropas soviéticas, y el resto de la ciudad ocupada por los alemanes. Aunque los sacerdotes, el obispo y sus colaboradores podían moverse libremente hacia el lado Alemán, Balicki permanecía en la zona soviética en la espera de iniciar nuevamente la actividad de formación en el Seminario. Al final, fue obligado a trasladarse a un cuarto en la casa obispal temporal. En Octubre de 1941, las peleas en la zona terminaron y la barrera artificial que dividía la ciudad fue demolida. Balicki permaneció allí en su cuarto temporal en el obispado. También ejercitó la caridad con los perseguidos políticos y los judíos, además ayudó a los enfermos y a los pobres.
En la segunda mitad de febrero de 1948, se puso gravemente enfermo y se le diagnosticó pulmonía bilateral y tuberculosis en fase avanzada. Fue admitido en el hospital de Przemysl, donde murió. Fue considerado por todos un "sacerdote santo" y "la humildad personificada". Fue beatificado por san Juan Pablo II el 18 de agosto de 2002.
Nació en Staromiescie (hoy un barrio de Rzeszów) en el seno de una humilde familia. Ingresó en el seminario diocesano de Przemysl. Fue ordenado sacerdote y durante un año se dedicó al servicio pastoral en la parroquia de Polna. Fue apreciado como un hombre de oración, confesor paciente y predicador dotado. Luego fue enviado a Roma para estudiar en la universidad pontificia Gregoriana, donde se licenció en Teología.
Al regreso a su diócesis fue profesor de Teología dogmática en el seminario diocesano. Sus lecciones constituían verdaderas meditaciones sobre los misterios divinos y tenían una buena influencia en la formación moral de sus estudiantes. A partir de 1900, Balicki también fue prefecto de estudios.
En 1927, en espíritu de obediencia, aceptó el puesto de vice-rector del seminario y un año después asumió el rectorado. Se preocupaba por la formación espiritual de los sacerdotes. Antes de que presentar los candidatos al obispo, estudiaba los informes y oraba pidiendo iluminación para tomar la decisión apropiada. Dedicado a los enfermos y más necesitados.
En 1934 fue forzado a dejar su cargo de rector y de profesor de Teología debido a pobre estado de salud, pero continuó viviendo al seminario. De 1934-1939 podría sólo confesar y dar dirección espiritual. Muchos de sus penitentes testificaron que él tenía un don extraordinario para penetrar en la profundidad de sus almas. Como confesor tenía un corazón abierto para todos quienes se acercaban con sinceridad. Siempre estaba disponible para recibir confesión a pesar de pobre salud. No era tan sólo un juez justo o un "dador de absoluciones", hacía todo lo que podía para motivar a sus penitentes para que crecieran espiritualmente. Dio también dirección espiritual a través de cartas. Predicador y director de almas fundó un centro para jóvenes extraviadas.
En Septiembre de 1939, Polonia se sumergió en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En seguida la ciudad de Przemysl quedó dividida en dos partes: la sección vieja ocupada por tropas soviéticas, y el resto de la ciudad ocupada por los alemanes. Aunque los sacerdotes, el obispo y sus colaboradores podían moverse libremente hacia el lado Alemán, Balicki permanecía en la zona soviética en la espera de iniciar nuevamente la actividad de formación en el Seminario. Al final, fue obligado a trasladarse a un cuarto en la casa obispal temporal. En Octubre de 1941, las peleas en la zona terminaron y la barrera artificial que dividía la ciudad fue demolida. Balicki permaneció allí en su cuarto temporal en el obispado. También ejercitó la caridad con los perseguidos políticos y los judíos, además ayudó a los enfermos y a los pobres.
En la segunda mitad de febrero de 1948, se puso gravemente enfermo y se le diagnosticó pulmonía bilateral y tuberculosis en fase avanzada. Fue admitido en el hospital de Przemysl, donde murió. Fue considerado por todos un "sacerdote santo" y "la humildad personificada". Fue beatificado por san Juan Pablo II el 18 de agosto de 2002.
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