En Eboriacum (hoy Faramoutiers), de la región de Meaux, en la Galia, santa Fara, abadesa, la cual, habiendo gobernado durante muchos años el monasterio, fue agregada al grupo de las vírgenes que siguen al Cordero de Dios.
Burgundofara o Fara, nació en el pueblo de Pipimisicum (hoy Poincy, en Meaux) del conde Cagnerico y Leodegonda. De niña fue bendecida y dedicada a Dios por san Columbano, quien, exiliado de Luxeuil, había recibido la hospitalidad de sus padres.
Sin embargo, llegada a la mayoría de edad, su padre, con independencia de la promesa hecha al santo, pensó en casarla. La joven cayó enferma y permaneció en ese estado hasta que san Eustaquio, sucesor de san Columbano en la dirección del monasterio de Luxeuil, reveló a Cagnerico que, dejándola libre para dedicarse a Dios, sanaría. El padre lo prometió y la joven recuperó la salud. Lo prometió, pero no lo mantuvo, y Burgundofara, cuando comenzaron a hablar de nuevo de planes de boda, abandonó el hogar familiar y se refugió con una amiga fiel, en la iglesia de San Pedro. Descubierta, se le pidió que regresara a la familia, e incluso se la amenazó de muerte si se negaba, pero no abandonó su decisión. San Eustaquio, informado de lo que estaba ocurriendo, amonestó severamente a Cagnerico, e impuso el velo a la joven.
Su progenitor, un noble cortesano, cedió a sus pretensiones y fundó para ella el convento de Brige (Brie) o "Evoriacum" (llamado más tarde Faremoutiers), en Meaux, según la regla de san Columbano y del que fue abadesa durante 40 años. El monasterio, construido junto a la iglesia consagrada a la Virgen y a los santos Pedro y Pablo, pronto se convirtió en un centro de ferviente vida espiritual. Convenció a su hermano san Farón a abandonar la vida mundana. Fue abadesa de este monasterio durante 37 años, educando a muchas santas monjas inglesas. Destacó por una exigente prudencia y santidad. Hermana de los santos Farón, obispo de Meaux y de san Cañoaldo, obispo de Laón. Entre los milagros que se le atribuyeron ya en vida estuvo el de devolver la vista a una de las hermanas de su comunidad, que es uno de los temas con el que se la representa en su iconografía. Sus restos se conservan en Champeaux y es patrona de Brie.
Burgundofara o Fara, nació en el pueblo de Pipimisicum (hoy Poincy, en Meaux) del conde Cagnerico y Leodegonda. De niña fue bendecida y dedicada a Dios por san Columbano, quien, exiliado de Luxeuil, había recibido la hospitalidad de sus padres.
Sin embargo, llegada a la mayoría de edad, su padre, con independencia de la promesa hecha al santo, pensó en casarla. La joven cayó enferma y permaneció en ese estado hasta que san Eustaquio, sucesor de san Columbano en la dirección del monasterio de Luxeuil, reveló a Cagnerico que, dejándola libre para dedicarse a Dios, sanaría. El padre lo prometió y la joven recuperó la salud. Lo prometió, pero no lo mantuvo, y Burgundofara, cuando comenzaron a hablar de nuevo de planes de boda, abandonó el hogar familiar y se refugió con una amiga fiel, en la iglesia de San Pedro. Descubierta, se le pidió que regresara a la familia, e incluso se la amenazó de muerte si se negaba, pero no abandonó su decisión. San Eustaquio, informado de lo que estaba ocurriendo, amonestó severamente a Cagnerico, e impuso el velo a la joven.
Su progenitor, un noble cortesano, cedió a sus pretensiones y fundó para ella el convento de Brige (Brie) o "Evoriacum" (llamado más tarde Faremoutiers), en Meaux, según la regla de san Columbano y del que fue abadesa durante 40 años. El monasterio, construido junto a la iglesia consagrada a la Virgen y a los santos Pedro y Pablo, pronto se convirtió en un centro de ferviente vida espiritual. Convenció a su hermano san Farón a abandonar la vida mundana. Fue abadesa de este monasterio durante 37 años, educando a muchas santas monjas inglesas. Destacó por una exigente prudencia y santidad. Hermana de los santos Farón, obispo de Meaux y de san Cañoaldo, obispo de Laón. Entre los milagros que se le atribuyeron ya en vida estuvo el de devolver la vista a una de las hermanas de su comunidad, que es uno de los temas con el que se la representa en su iconografía. Sus restos se conservan en Champeaux y es patrona de Brie.
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