En Nápoles, de la Campania, san Severo, obispo, al que san Ambrosio amó como a un hermano y su Iglesia como a un padre.
Obispo de Nápoles, fue un célebre taumaturgo, alabado por san Ambrosio de Milán; según la leyenda resucitó a un hombre para que pudiera testimoniar en favor de su viuda.
En el catálogo de los obispos napolitanos ocupa el duodécimo lugar; de su vida anterior a su ministerio episcopal, no se sabe prácticamente nada.
San Severo sirvió su episcopado de febrero de 363 al 29 de abril de 409, por lo tanto algunas décadas después de la libertad de culto establecida por Constantino a favor de los cristianos; fue ciertamente un período en que las dos religiones, pagana y cristiana, fueron obligadas a convivir, y los retrocesos al paganismo fueron frecuentes.
Su obra se desarrolló después de estos retornos al paganismo y los violentos ataques de los heréticos arrianos. La Iglesia de Nápoles, con la guía iluminada de san Severo, refloreció en la fe auténtica del cristianismo; restableció en la ciudad las obras de su predecesor san Máximo quien murió en el destierro en Oriente, durante la persecución arriana.
Hace falta decir que san Máximo fue el décimo obispo de Nápoles y san Severo el duodécimo, entre los dos estuvo el usurpador arriano Zósimo, quien durante sus seis años de episcopado, retornó a la fe original, por lo que sí está legítimamente considerado como el 11° obispo.
Varios documentos antiguos confirman que se ganó, no sólo consideración y cariño de los cristianos, sino también la de los paganos. Fue amigo de san Ambrosio obispo de Milán, a quien tuvo ocasión de conocer durante el Concilio plenario realizado en el 392 en Capua.
Le son atribuidas la construcción de cuatro basílicas: una de ellas, fue dedicada al Salvador, de esta antigua basílica llamada luego San Giorgio el Mayor, ha quedado tan sólo la cúpula. A Severo es atribuida también la construcción del célebre Baptisterio de Nápoles, siendo el más antiguo de occidente. Fuera de los muros de la ciudad, Severo hizo construir una basílica cementerial, dónde hizo colocar las reliquias del obispo san Máximo y que parece fue incluso su primera sepultura.
San Severo también es patrono de la ciudad y diócesis de San Severo, en la provincia de Foggia.
Obispo de Nápoles, fue un célebre taumaturgo, alabado por san Ambrosio de Milán; según la leyenda resucitó a un hombre para que pudiera testimoniar en favor de su viuda.
En el catálogo de los obispos napolitanos ocupa el duodécimo lugar; de su vida anterior a su ministerio episcopal, no se sabe prácticamente nada.
San Severo sirvió su episcopado de febrero de 363 al 29 de abril de 409, por lo tanto algunas décadas después de la libertad de culto establecida por Constantino a favor de los cristianos; fue ciertamente un período en que las dos religiones, pagana y cristiana, fueron obligadas a convivir, y los retrocesos al paganismo fueron frecuentes.
Su obra se desarrolló después de estos retornos al paganismo y los violentos ataques de los heréticos arrianos. La Iglesia de Nápoles, con la guía iluminada de san Severo, refloreció en la fe auténtica del cristianismo; restableció en la ciudad las obras de su predecesor san Máximo quien murió en el destierro en Oriente, durante la persecución arriana.
Hace falta decir que san Máximo fue el décimo obispo de Nápoles y san Severo el duodécimo, entre los dos estuvo el usurpador arriano Zósimo, quien durante sus seis años de episcopado, retornó a la fe original, por lo que sí está legítimamente considerado como el 11° obispo.
Varios documentos antiguos confirman que se ganó, no sólo consideración y cariño de los cristianos, sino también la de los paganos. Fue amigo de san Ambrosio obispo de Milán, a quien tuvo ocasión de conocer durante el Concilio plenario realizado en el 392 en Capua.
Le son atribuidas la construcción de cuatro basílicas: una de ellas, fue dedicada al Salvador, de esta antigua basílica llamada luego San Giorgio el Mayor, ha quedado tan sólo la cúpula. A Severo es atribuida también la construcción del célebre Baptisterio de Nápoles, siendo el más antiguo de occidente. Fuera de los muros de la ciudad, Severo hizo construir una basílica cementerial, dónde hizo colocar las reliquias del obispo san Máximo y que parece fue incluso su primera sepultura.
San Severo también es patrono de la ciudad y diócesis de San Severo, en la provincia de Foggia.
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