En Calabria, beato Lanuino, que fue compañero de san Bruno y sucesor suyo, insigne intérprete del espíritu del fundador en las instituciones y monasterios de la Cartuja.
Discípulo de san Bruno, nacido como él en Francia, y que lo acompañó a Italia y en el 1089, fueron llamados a Roma por el papa san Urbano II, para pedirles su consejo y apoyo, en los difíciles momentos que atravesaba la Iglesia.
Juntos se retiraron, después de dos años, al eremo de Santa María della Torre, en la diócesis de Squillace en Calabria, comenzando de este modo la vida eremítica y contemplativa en la región que tomó cuerpo con la regla cartujana, fundada en Chartreuse en Francia por san Bruno. Desde 1091 todos los documentos y bulas, sean normandas como pontificias, fueron siempre dirigidas a Bruno y Lanuino.
San Bruno murió en 1101 en la cartuja de Serra de San Bruno, y parecía natural que le sucediera en la dirección de la cartuja, Lanuino, pero esto ocasionó bastantes dudas en algunos monjes. El Papa envió a un legado a presidir el Capítulo, compuesto por 32 monjes que constituían la cartuja de Calabria y Lanuino fue elegido Maestro; el papa Pascual II con la bula del 26 de noviembre de 1101, se alegró con él y lo invitó a pasar la Cuaresma en Roma.
Bajo su dirección, que duró 15 años, la cartuja de Calabria tuvo una gran importancia, tanta que pudo competir con los más famosos monasterios benedictinos de la región. Favorecido por los reyes normandos, que la aprovisionaron de hombres y medios, edificó la grandiosa construcción de la cartuja, que vivió según el espíritu de san Bruno; organizó la vida religiosa; y proveyó los monasterios bajo su dependencia. El papa Pascual II lo tuvo en gran consideración, son una decena de encargos, misiones, intervenciones que tuvo que desarrollar en Calabria; además fue nombrado visitador apostólico de todos los monasterios de Calabria.
Lanuino fue un genuino intérprete y heredero más autorizado del espíritu cartujo, como lo había querido san Bruno. Murió, en una fecha todavía no concreta, lleno de méritos. Siempre se le ha tributado culto como beato y éste fue confirmado por León XIII el 14 de enero de 1893.
Discípulo de san Bruno, nacido como él en Francia, y que lo acompañó a Italia y en el 1089, fueron llamados a Roma por el papa san Urbano II, para pedirles su consejo y apoyo, en los difíciles momentos que atravesaba la Iglesia.
Juntos se retiraron, después de dos años, al eremo de Santa María della Torre, en la diócesis de Squillace en Calabria, comenzando de este modo la vida eremítica y contemplativa en la región que tomó cuerpo con la regla cartujana, fundada en Chartreuse en Francia por san Bruno. Desde 1091 todos los documentos y bulas, sean normandas como pontificias, fueron siempre dirigidas a Bruno y Lanuino.
San Bruno murió en 1101 en la cartuja de Serra de San Bruno, y parecía natural que le sucediera en la dirección de la cartuja, Lanuino, pero esto ocasionó bastantes dudas en algunos monjes. El Papa envió a un legado a presidir el Capítulo, compuesto por 32 monjes que constituían la cartuja de Calabria y Lanuino fue elegido Maestro; el papa Pascual II con la bula del 26 de noviembre de 1101, se alegró con él y lo invitó a pasar la Cuaresma en Roma.
Bajo su dirección, que duró 15 años, la cartuja de Calabria tuvo una gran importancia, tanta que pudo competir con los más famosos monasterios benedictinos de la región. Favorecido por los reyes normandos, que la aprovisionaron de hombres y medios, edificó la grandiosa construcción de la cartuja, que vivió según el espíritu de san Bruno; organizó la vida religiosa; y proveyó los monasterios bajo su dependencia. El papa Pascual II lo tuvo en gran consideración, son una decena de encargos, misiones, intervenciones que tuvo que desarrollar en Calabria; además fue nombrado visitador apostólico de todos los monasterios de Calabria.
Lanuino fue un genuino intérprete y heredero más autorizado del espíritu cartujo, como lo había querido san Bruno. Murió, en una fecha todavía no concreta, lleno de méritos. Siempre se le ha tributado culto como beato y éste fue confirmado por León XIII el 14 de enero de 1893.
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